Nahuel en Mérida…

JB ¿De dónde viene Nahuel?

Como todo músico popular, vengo de una familia de campo, ahí viví mi infancia y desde pequeño en la adolescencia empiezo en esos grupos que estaban de moda allá por los 70s y considero que eso me dio unas tablas, pero cuando me empiezo a asumir en el oficio de músico, que esto es un oficio, porque se sigue luchando para romper el esquema en los pueblos de que esto de cantar no fuera un oficio, la broma típica de: ¿“todavía sigues con eso de la guitarrita”? Lo sigo escuchando; entonces creo que a partir de que me voy a buenos aires a integrarme al grupo Siripo que me invitan, que hacían teatro y música, es cuando consideraría yo, que empiezo a tomar en serio la música, como un oficio, esto fue en el 79 - 80,  y empiezo relacionarme con los poetas, en ese tiempo no visualizaba tanto lo de componer canciones, hacíamos cosas de José Pedroni, autor de La cajita de música, títeres y en ese mundo fue donde conocí a Armando Tejada Gómez, a Lima Quintana, Jorge Bocanera, fui asumiendo el rol de que podía vivir de esto y creo a partir del 82 ya estando en México en el Festival de la Nueva Canción, creo que es cuando asumo completamente, teniendo 25, 26 años y después ya trabajando como guitarrista de Alfredo Zitarrosa, hasta el año 83 que se despidió de México, es cuando me asumo como músico y empiezo a componer, a crecer y formar parte de aquellos proyectos culturales que tenía la SEP, ISSSTE Cultura, que nos mandaban a las escuelas pueblo por pueblo a lugares donde no se conocía lo que uno hacía, porque estábamos inmersos en la ciudad de México y tocabas en las universidades, pero estos proyectos nos acercaban a una realidad que no conocíamos y se hacían debates con los alumnos y eso era interesante, entonces consideraría que desde hace ya como 40 años que empieza esto de asumirse como compositor, como guitarrero y hacedor de canciones y musicalizador de poesía y ahí se fueron grabando discos y apareciendo en el medio, estos personajes que para mí fueron muy importantes como la señora Mercedes Sosa, que me grabo tres temas, hice un trabajo de tangos para Óscar Chávez,  forme un trío que se llamaba Mirando al sur, grabé con la señora Eugenia León y ya me fui asumiendo como un músico popular,  interesado en la comunicación y preocupado por el entorno de nuestro pueblo, por supuesto…

JB ¿Hay un personaje que te haya marcado?

Hay una frase que decía nuestro amigo Caito de un escritor español/mexicano que decía: “No se puede andar por la vida como si no existiera la belleza”… yo escucho mucha música, de diferentes países, música brasilera, flamenco, música árabe, el jazz antiguo, te puedo nombrar miles de cosas, pero hay cosas muy puntuales que me marcaron y que me emocionan, la voz de Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, la coherencia y el haber sido amigo del maestro Óscar Chávez, personaje que ha cubierto cinco o seis generaciones que tuve la suerte de tocar con él y a mí me marcó mucho, un tipo coherente y en esa coherencia creo que seguimos pensando, en no bajar los brazos, defender nuestra forma de pensar, de que nuestra canción popular tiene una dignidad, una belleza increíble y por eso permanece en el tiempo, lo demás las banalidades y las cosas que están de moda en este tiempo y siempre ha sido así, es otra preocupación, que hablando del país donde vivo, mi otra patria que es México, desde hace varios años no tenemos permiso de entrar a los medios de difusión, seguimos de necios haciendo cosas, individuales independientes, haciendo canciones comprometidas con la belleza, con el entorno.

JB ¿Qué piensas de la cantidad de trovadores que se encuentran hoy en día en las redes sociales?

No voy a hablar de lo que hagan los demás, pero si es cierto que… así pasó con el rock, el rock para mí, era una forma de vida contestataria, el trovador o el juglar, contaba lo que estaba pasando, de ahí viene el trovador, la trova no la inventaron, Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, la gente no conoce la historia, no se dedica a estudiar un poco la historia de dónde venimos y a que se le llama trovar, yo lo que siento con esta cantidad de nuevos trovadores, es que muy pocos cantan con una mínima raíz puesta en la tierra, para reconocer de donde vienen, no cualquiera que se pone un pie sobre el otro y hace unos tonos y canta es trovador… alguien me dijo alguna vez, tú tienes problemas con la balada romántica, no, tengo problemas con las canciones mal hechas y los lugares comunes, la identidad es fundamental…

¿A dónde va Nahuel?

¿¡A dónde voy!? A tratar de seguir viviendo de este oficio, a tocar mejor la guitarra, a crecer, a seguir viéndome con gente que a mí me hace crecer también, no olvidar de donde vengo, donde estoy parado, mi entorno, mi identidad, hay mucho que aprender de la música popular, hay que leer, hay saber de dónde venimos…

Miércoles 29 de septiembre 19:30 horas. Hostal Zócalo Mérida, calle 63 # 508 primer piso, frente a la Plaza Grande, a un lado de la casa de Montejo.

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Edición: Estefanía Cardeña