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Los procesos creativos del escultor chileno Luis Escalona Santander

El trabajo del artista tiene su origen en su labor como artesano
Foto: Michael Covian

Johanna Martin Mardones

Artista Visual

Investigadora y Crítica de Arte 

El trabajo escultórico del artista chileno Luis Escalona Santander, radicado en la ciudad de Concepción, hijo del reconocido escultor y docente del departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción Luis Escalona Montalba, tiene su origen en su labor como artesano, el que queda de manifiesto en su performance artística. Su producción tridimensional admite dos líneas claras: lo clásico y lo contemporáneo.

Hablar de la influencia de su padre en sus esculturas es el inicio obvio de una posible entrada a su obra, sin embargo, su propuesta presenta varias aristas que concitan mi interés. Me refiero a la mecánica de origen, a la evolución de la forma al concepto y al valor de la conceptualización, aristas al servicio de la identidad de la obra como corpus único, dado que el trabajo tiene su génesis en el aprendizaje y la herencia paterna. En ese sentido, la labor previa como artesano, a diferencia de los inicios de su padre, propone un vínculo con la materialidad y su entorno que fortalece los procesos identitarios en la definición de obra que, por cierto, están en latente desarrollo. El reciclaje, como mecanismo de apropiación de la realidad, será otro valor de su propuesta.

 

La labor del artesano como punto de partida

En el trabajo artesano las formas orgánicas y la curva son predominantes y una que otra línea recta a la que recurre para ordenar la composición, lo que hace posible apreciar cómo se gesta el touché del artista. Es llamativa la relación entre la curva y la recta cincelada de manera acuciosa en los morteros, objetos de uso doméstico que concitan agudezas propias de un sujeto que está operando con códigos propios del mundo del arte. La asimetría es un recurso esencial que juega a desarticular la composición sin que nada quede fuera del cuerpo mayor, herencia de los diálogos con su padre y del trabajo incesante de taller. En esa línea se encuentran mesas, lámparas y utensilios domésticos. 

Las esculturas en piedra, metal y madera rescatan elementos de su quehacer como artesano que, recogiendo la experiencia y corrigiendo el oficio se apropia de nuevas (de)nominaciones constructivas. Si bien no es posible decir que el trabajo artesano deviene escultura, podemos afirmar que es la antesala del devenir escultórico propuesto por Escalona.

 

El proceso que deviene escultura 

En las esculturas en piedra (obras más clásicas), predominan las formas redondas y orgánicas, abiertas y cerradas; en la textura, complemento fundamental, los bajo y sobre relieves. En ellas encontramos una clara influencia de formas vegetales vinculadas a la naturaleza. En metal (obras de corte más contemporáneo) formas figurativas dominan el volumen. La figura femenina adquiere fuerza en una propuesta que, reconociendo el cuerpo como elemento articulador, interroga desde la materialidad otras consignas del pensamiento contemporáneo, sugiriendo nociones como: la (des)composición y lo perenne, el (des)arme y la unión, lo deforme y la belleza, el fragmento y la fusión, en una primera lectura. En una meseta distinta, agudizando la condición, el volumen alude directamente a la (anti)forma. Los brazos se alargan o no se terminan de completar, reafirmando la fractura de los relatos. Las formas corporales amplían su pregnancia visual habitando complejos espacios de mixturas íntimas como derrumbe de una sociedad hacia un mundo tecnológico humanizando, en esa acción, la relación del ser humano con su propio constructo. Los materiales, elementos de desecho (tuercas, rodamientos, metal, etc.) jugarán un rol fundamental.

En la madera, última incursión, también estamos en presencia de un recolector que selecciona el material a partir del trabajo de deambular por distintos espacios (playas, terrenos baldíos, bosques, etc.), material más blando del que recupera y mantiene sus características iniciales interviniendo zonas que no modifiquen su esencia como cuerpo basal, accionando tres niveles de producción: mantiene, recupera y propone a partir de la asimetría, como recurso primero, la segmentación, la fluidez de la curva, el bajo y sobre relieve en una dinámica de tramas y texturas, recurso que unifica la totalidad del movimiento en y desde la ética-estética de la identidad.

En general, el artista cruza técnicas y opera con la misma lógica compositiva en la piedra, el metal y la madera logrando una síntesis de recursos que moldea en los distintos procesos del devenir de una obra que, sin duda, aún tiene mucho que decir en el imaginario creativo de Escalona. 


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Edición: Estefanía Cardeña


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