Donación de vacunas para países pobres: urgencia humanitaria

Ali Becerril y Sheila Camarena

Frente a las desigualdades globales en el acceso a las vacunas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamado a los gobiernos a priorizar la donación de vacunas antes de avanzar en la vacunación de menores de 18 años y aplicación de tercer y cuarta dosis de refuerzo. 

Aunque la mayoría de las vacunas están aprobadas para su uso en adultos mayores de 18 años, cada vez aumenta el número de vacunas para su uso en infancias, e incluso algunos países ya han autorizado el uso de emergencia en adolescentes del fármaco desarrollado por Pfizer y Moderna. En noviembre de 2021, el gobierno de México aprobó la aplicación de la vacuna desarrollada por Pfizer en adolescentes de 15 a 17 años sin comorbilidades. Sin embargo, hasta la fecha nuestro país no ha iniciado la fase de inmunización en menores de 15 años y, en el contexto latinoamericano, solo Chile, Uruguay y Cuba han avanzado en ese sentido.

En lo que respecta a la enfermedad en infancias y adolescencias, se reportan que el rango de edad entre los cinco y 14 años representa sólo el 7 por ciento de los casos mundiales notificados y el 0.1 por ciento de las muertes mundiales notificadas. En atención a la falta de acceso a las vacunas en países de ingreso bajo, la OMS hace un llamado: “Los países con pocas o ninguna restricción en el suministro de vacunas deben considerar las cuestiones de equidad global al tomar decisiones de política sobre la vacunación de infancias y adolescencias. Cualquier orientación sobre la priorización del uso de vacunas, incluida la política de dosis de refuerzo, no puede ignorar las profundas desigualdades actuales en el acceso mundial a las vacunas”. (OMS, 2021).

La presencia de ómicron, es una muestra de la urgencia en la distribución equitativa de vacunas a nivel global, para frenar el avance de nuevas cepas. El destacado científico Andrew Pollard, quien ayudó a crear la vacuna Oxford-AstraZenca, declaró en una entrevista a Sky News el pasado 4 de enero que no es sostenible, ni asequible vacunar cada cuatro o seis meses al planeta. Antes de avanzar en la vacunación para grupos que no están en riesgo, o la aplicación de una cuarta dosis de refuerzo en países como Israel, Chile o Alemania, entre otros, sería necesario atender a aquellos países donde aún es muy bajo el porcentaje de población que aún no reciben la primera dosis. 

De acuerdo con la página Nuestro Mundo en Datos, al 18 de enero de 2022, México cuenta con 58.2 por ciento de población completamente vacunada, Estados Unidos el 62.5 por ciento y Canadá el 78 por ciento. Sin embargo, la situación no es igual en todos los países, en India por ejemplo solo el 47.3 por ciento de la población está vacunada, en Guatemala el 27.6 por ciento y la brecha aumenta aún más en los países africanos, pues a la fecha, la cifra de vacunación en todo el continente es del 10.1 por ciento de la población total. 

En septiembre de 2021, México recibió 6.3 millones de vacunas anti Covid-19 donadas por Estados Unidos, y a su vez nuestro país ha realizado importantes donaciones a países de la región. A mediados de 2021, se habían donado un millón ciento treinta mil ochocientas dosis de AstraZeneca, fármaco envasado en México, para Paraguay, Belice, Bolivia, Guatemala, El Salvador y Honduras, como un acto de distribución justa en la región. De manera reciente, la Cancillería mexicana anunció una donación adicional por 2 millones de dosis.

Priorizar las donaciones hacia países en desventaja antes de avanzar con la vacunación a menores de 18 años de edad o la aplicación de terceras o cuartas dosis de refuerzo cobra sentido cuando se pone el foco en las desigualdades que enfrentan países de ingreso bajo y sin capacidad de suministro de las vacunas anticovid. Para ello, se han emprendido múltiples acuerdos de coordinación, como los mencionados entre Estados Unidos, México y Canadá. En este sentido resalta el compromiso con la región y pone de manifiesto la necesidad de apuntar a una gobernanza a nivel regional para la reducción de la brecha en el acceso a las vacunas, visto como una cuestión de urgencia humanitaria. 

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Edición: Estefanía Cardeña