Promotores de la hoguera

Hacer realidad el estado de derecho es un asunto de máximo interés para toda sociedad y requiere de la participación ética de todos, más allá de intereses particulares, interpretaciones y especulaciones que sin basamento en datos duros y documentos hagan señalamientos para lastimar a otros.

No se puede juzgar el estilo de vida de los individuos y echarlos a la hoguera por situaciones que no constituyan delitos, ni violaciones a normas establecidas para la convivencia.

Es absurdo cargar a los hijos mayores de edad las acciones y hechos de sus padres, como también es absurdo echar sobre las espaldas de los padres las decisiones y acciones que lleven a cabo libremente sus hijos jurídicamente responsables.

No es delito ni es moralmente malo habitar una casa lujosa o modesta. Juzgar a alguien por su estilo de vida es retrógrada. Se juzgan los delitos, se critican las violaciones a los códigos éticos y la falta de observancia de normas morales. Echar a la hoguera pública a una persona por su estilo de vida sin que medie algún delito, es propio del medioevo y la santa inquisición en pleno siglo veintiuno marcado por el enaltecimiento de las libertades.

La publicación del periodista Hernán Gómez Bruera en su cuenta de Twitter es precisa: “los hijos del presidente, especialmente si tienen más de 40 años, pueden vivir de la manera que se les antoje. Mientras no se apropien de recursos públicos o hagan negocios con el gobierno, no hay nada que podamos criticar realmente. Tener una esposa rica no es noticia”.

Los enemigos del presidente de México Andrés Manuel López Obrador hicieron gran escándalo con una publicación de la asociación civil del potentado Claudio X. González, Mexicanos contra la corrupción, y del periodista de los montajes televisivos Carlos Loret de Mola, en Latinus donde acusaron a José Ramon López Beltrán, hijo del mandatario, de haber habitado junto con su esposa Carolyn Adams una lujosa residencia en Houston, Texas, sin que demostraran conflicto de interés o algún otro delito, la empresa norteamericana Baker Hughes que mencionaron, aclaró que no tiene ningún vínculo con la propiedad como puede comprobarse en los registros del vecino país. Nada nuevo bajo el sol, el mismo presidente sin partido leal en los hechos, y la misma oposición rabiosa, sin ética, credibilidad y propuestas, las cuales urgen al país para mejorar nuestra endeble democracia.

La pandemia se ha prolongado y ha afectado mucho el turismo, pero deberá ceder en los próximos meses por el avance de los programas de vacunación y el surgimiento de nuevas vacunas y medicamentos específicos para tratar a los enfermos de Covid-19. En donde aún no se ve la luz al final del túnel es en los problemas de Quintana Roo debido a su falta de diversificación económica, la sobre densificación de sus sitios más importantes, el crecimiento sin desarrollo, empleos mal pagados y la consiguiente precarización de la vida de grandes núcleos de población que se han convertido en alimento del crimen organizado, el narcomenudeo y los cobros de piso que hacen estéril el trabajo de mucha gente honesta y emprendedora. De poco sirven las cámaras de vigilancia y el aumento de elementos de la Guardia Nacional sin trabajo de inteligencia y la voluntad política para depurar los cuerpos policiacos y adecuar las leyes para convertir el cobro de derecho de piso en delito grave. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.

¡HASTA LA PRÓXIMA!

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Edición: Laura Espejo