La autopista Mérida-Cancún se volvió a teñir de rojo, la zona llamada Tinal, del municipio Lázaro Cárdenas, fue el escenario de la tragedia. Según la investigación de la Fiscalía quintanarroense, un volquete al servicio de la obra del Tren Maya salió del monte, directo a la autopista de manera irresponsable, imprudente e intempestiva, ante la sorpresa del chofer del ADO, quien no pudo evitar el brutal impacto detrás del volquete, terminando volcado y con ocho personas fallecidas en el lugar de los hechos. Al parecer, las puertas de emergencia del ADO no funcionaron y tuvieron que sacar a los 17 heridos por las ventanillas. Ambos choferes, Leonardo y Luciano, están detenidos para deslindar responsabilidades. Se espera una pronta respuesta en cuanto a la indemnización se refiere. Ya están listos los peritajes.
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Pero vayamos a la responsabilidad de la autopista Mérida-Cancún, operada por Ingenieros Civiles Asociados (ICA); aquí hay muchos tela de donde cortar. Desde hace meses y con la obra del Tren Maya, circular por esta vía se volvió estresante, aún más peligrosa por donde se le mire, por donde se circule. Se supone que siendo autopista deberíamos de contar con dos carriles libres, por lo menos; sin embargo, la mayor parte del recorrido se hace entre escombros, pésima señalización y con un solo carril. Es frecuente que salgan unidades pesadas o volquetes desde el monte y se tiran a circular por la autopista, frecuentes accidentes de conductores despistados y otros que no alcanzan a frenar. Esa autopista es absolutamente irresponsable con sus clientes, cobra muy caro el peaje por un servicio pésimo, tan sólo en el tramo Mérida-Chichén-Valladolid, cobra 210 por auto.
ICA ganó, sin aplicarse mucho en la licitación, el tramo cuatro del Tren Maya y se le hizo fácil montar las vías sobre la autopista, finalmente la concesión de ésta termina hasta el 4 de diciembre del 2050. Según la empresa se hace nueva autopista para poder estar a la altura de las circunstancias y modernidad. Manga ancha para operar con total impunidad, a los constructores del Tren Maya no se les toca ni con el padre nuestro. Por ello la autopista no responde, ni se responsabiliza por ningún accidente como el de la Línea 12 del metro capitalino. Ni siquiera el pésame a los deudos.
Me preocupan los silencios de las autoridades federales y estatales, prefieren voltear para otro lado, mientras estos inversionistas se empluman con los recursos del proyecto en cuestión. De igual forma preocupa la pasividad del ciudadano que tiene el poder de veto, se puede ir por la libre, sale gratis y créame: hoy es más segura. Solo la presión ciudadana hará que las cosas cambien, estamos fritos si lo dejamos en manos de los gobiernos, ellos andan dándose cariños y abrazando los signos del progreso.
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