Sin respeto a la verdad

La actividad política, una de las más nobles actividades humanas, ha perdido su esencia que es la búsqueda del bien común y en la misma medida que se ha venido descomponiendo la sociedad por la pérdida de valores y las reglas impuestas a partir de la globalización, se ha convertido en los hechos, en simple búsqueda del poder para hacer prevalecer intereses personales y los de unos cuantos.

La política mexicana actual está cimentada en la búsqueda de destruir reputaciones, sin respeto a la verdad.

La base de cualquier sistema ético y moral es la Verdad. Es fundamental para la ciencia que busca una mayor comprensión del  universo, lo cual implica avances para el género humano. Por eso Nietzsche aún cuando creía que la ética solo servía para proteger a los débiles de los fuertes, afirmaba que “lo verdadero es lo apto para la conservación de la humanidad”. En la definición clásica la verdad es “la adecuación del pensamiento con la realidad” o dicho de otra manera “la conformidad del entendimiento con las cosas”. Eso significa que la medida o criterio de verdad no es el sujeto, sino el objeto. De ahí la exigencia de ser objetivos. Por muy hábil que una persona sea para utilizar el lenguaje, si sus expresiones no corresponden a la realidad, es decir a lo que son las cosas, no expresa la verdad.

La falta de verdad lastima la convivencia humana y su carencia como acertadamente Nietzsche observó, pone en peligro la subsistencia humana.

En nuestro México se vive una confrontación feroz entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus enemigos políticos, entre los cuales se ubican la mayoría de las grandes empresas de la comunicación, que publican sistemáticamente hechos y situaciones que quieren venderle a la gente como verdaderos, y que el mandatario desmiente en sus conferencias mañaneras. Si vencen a AMLO las empresas informativas involucradas en esa dinámica de los partidos de la derecha conservadora, debilitarán su popularidad rumbo a su sucesión en 2024, pero si en el juicio de la gente prevalece el presidente, perderán credibilidad y pertinencia, lo cual no es cosa menor en el mercado de la comunicación actual con una interconectividad casi total.

Salvo que la autoridad electoral diga lo contrario, ya que está definida la lita de quienes disputarán la gubernatura de Quintana Roo en junio próximo. Laura Fernández abandera al PAN-PRD-Confianza. Nivardo Mena a Movimiento Auténtico Social (MAS). Leslie Hendricks al PRI. Mara Lezama al Verde Ecologista de México-Morena-PT y Fuerza por México. José Luis Pech a Movimiento Ciudadano (MC). Aunque sea sueño guajiro debido a la descomposición política y social, la ciudadanía debiera escuchar proyectos y propuestas, en lugar de guerra sucia con insultos y descalificaciones personales y familiares. Hay que juzgar la historia personal de cada candidato al tamiz de sus hechos y actitudes. AMLO ha dicho en repetidas ocasiones que su gobierno no se mete en asuntos internos de Morena, sin embargo lo desmiente su secretario de gobernación, el también tabasqueño Adán Augusto López que medió para que Mara Lezama cuente con su antes feroz opositora Maribel Villegas que despotricó contra la alcaldesa de Cancún y su identificación con el  viejo Niño Verde Jorge Emilio González, y ahora sumada, como muchos otros, sin coherencia y con el cuchillo entre los dientes. ¡Vaya aliados! En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.

¡HASTA LA PRÓXIMA!

Lee, del mismo autor: No todos somos Loret

Edición: Laura Espejo