Parada!!, aquí me bajo. Ahora voy a escribir serio y fruncido, como chupando limón; para disparates ya está la mañanera.
Todo tiene una explicación:
Nos hemos vuelto gordos y flojos, nos gustan los mangos bajitos, el agua buena y en botella, los días con sol pero sin calor, el tráfico fluido y con amables al volante.
Adoramos al nutricionista que incluya la dieta del frijol con puerco los lunes, cerveza y botana a tope los viernes, así como, entre semana, flanes, pan caliente y elotes los domingos, y para que amarre una buena y salbuteada cena; ¡faltaba más irse a dormir con tanque vacío!
Preferimos el amor de albarrada que suprime el compromiso y ensalza la pasión, los días del deporte que otros juegan para deleite nuestro, ya sea fútbol, béisbol con bares y antros abiertos hasta las seis de la mañana o la after party sin retén de por medio que moleste nuestro errático andar, incluso terminar despertando frente a una torta de lechón o cochinita con dos paladas soperas de chile habanero y, si corremos la suerte de ser los amigos o buenos clientes del taquero, aunque sea horario abstemio, siempre habrá un caldazo de cerveza servido en taza de café.
Queremos la comprensión del jefe que entienda que anoche la pasé bomba, que yo sé divertirme y tengo amigos, que a mí me gusta mucho tomar, no tomar mucho que es distinto.
Además quiero dejar claro que me encanta mi trabajo, pero por obvias razones rindo más de martes a jueves; dicen que lunes ni las gallinas ponen o que los albañiles gozan de fines de semana largos para relajamiento creativo. Repito, me gusta el trabajo, soy un aspiracionista, fifí si te queda más cerca, soy un hijo de la cultura del esfuerzo (mi padre ya lo trabajó y yo soy su heredero).
A todas esas el jefe escuchaba la explicación:
-¿Ya terminaste?
-Listo jefe, le he dado los motivos de mi tardanza.
-Escucha, -le dijo el jefe-, a tipos como ustedes, los europeos les llaman “slow life”, algo así como hijos de la vida lenta o como lo canta Ricky Martín, “living la vida loca”, pero los mayas eran más listos y certeros con el bautismo; ellos le llamaban x’maoficio, que aunque tenga más que ver con aquella persona que hace muchas cosas y no termina ninguna, se aplica a tu caso de manera tan perfecta como el cero, redondo y rotundo que por cierto también inventaron los mayas.
Edición: Laura Espejo
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