Inflación amenaza las condiciones de seguridad alimentaria

Ali Madai Becerril

La inflación en México ha alcanzado el 7.99 por ciento anual, afectando principalmente los precios de los productos de la canasta básica y la gasolina, agravando la ya de por sí recesión económica causada por la pandemia por Covid-19. 

La Comisión Económica Para América Latina publicó el 6 de junio un informe especial llamado Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis? donde señala que el conflicto bélico es una de las causas de la inflación en todo el mundo y que esta situación viene a agravar la ya existente crisis económica causada por la pandemia. Este informe señala que dicha situación aumentará la pobreza de 10.4 por ciento en 2018 a 14.9 por ciento para este año, colocando a 7.8 millones de personas en riesgo de caer en inseguridad alimentaria. 

Por otro lado, el pasado 7 de julio se publicó el más reciente informe sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor publicado por el Inegi, reflejando que el aumento anual en nuestro país es de 7.99 por ciento y entre los productos y servicios más encarecidos resaltan los alimenticios como la papa y los tubérculos, el pollo, las loncherías, fondas, torterías y taquerías, la naranja, los refrescos envasados y el pan de dulce, entre otros productos y servicios. 

Este informe colocó a Yucatán entre las entidades cuya inflación se encontró por debajo del índice nacional con una variación mensual de 0.47 por ciento y a Mérida igualmente, entre las ciudades con variación por debajo del promedio nacional con 0.47 por ciento. A pesar de ello, es importante recordar que en la entidad existe un 40.8 por ciento de población en situación de pobreza, entre la que se encuentra un 6.7 por ciento en situación de pobreza extrema; es decir, que 147 mil 100 personas no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación, aunque inviertan todos sus ingresos en alimentos. 

La pandemia por Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad de los países en materia de seguridad y soberanía alimentaria. Un ejemplo en Yucatán fue la vulnerabilidad de la población que padece enfermedades asociadas con la mala alimentación, como lo son la diabetes con 10.7 por ciento e hipertensión con 21.7 por ciento en la entidad y que resultaran con mayor vulnerabilidad ante la enfermedad. 

Ahora el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia viene a agravar aún más la crisis alimentaria en México y la región de América Latina. Ante esta situación, la CEPAL brindó recomendaciones de política pública para contener la crisis, entre las que se destaca la seguridad en alimentos y fertilizantes. 

El informe señala la necesidad de mantener abiertos los canales de comercialización internacional de alimentos y energía, así como promover acuerdos de contención en precios de la canasta básica con los productores y las cadenas de comercialización, impulsar al autoconsumo en las zonas productoras y eliminar aranceles a la importación de granos y productos básicos. Y, finalmente, reducir la dependencia de las importaciones de fertilizantes de origen fósil o mineral mediante el aumento en la eficiencia de su uso y el desarrollo de modalidades alternativas de fertilización. 

Una vez más, resalta la fragilidad de nuestro país y de la región en materia de seguridad y soberanía alimentaria, particularmente el impulso a la concreción de políticas públicas que prioricen la producción y autoconsumo a nivel nacional y reduzcan la dependencia de las importaciones para asegurar el suministro suficiente y de calidad de alimentos en la región. Así como la necesidad de generar estrategias que contribuyan a reducir las enfermedades causadas por malas prácticas alimenticias y el consumo exacerbado de productos ultraprocesados. 

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Edición: Estefanía Cardeña