Desaprovechan atractivo cultural del Día de Muertos en la zona maya

Una investigadora de una universidad de Estados Unidos me preguntó hace unos días: ¿dónde puedo ver lo original de la celebración del Día de Muertos? Me han comentado que vaya a la capital de la cultura maya, en Felipe Carrillo Puerto, pero en la prensa y medios sociales no veo algo importante que me atraiga para ir ahí. Veo que en Mérida o en Cancún hay festivales y que va mucho turista, es como un atractivo de la época.

Sabiendo que esta investigadora ha leído bastante sobre los mayas y conoce sobre tradiciones de la región, el argumento que presentan los turisteros convencionales no sería lo suficientemente motivante para ella. En Carrillo Puerto, en estas fechas, es posible ver vestigios de la cultura prehispánica, pero ya no sólo mezclado con la influencia de las culturas del centro de México, sino que también con la de Estados Unidos, con el Halloween.

Hoy se puede apreciar, primero, que los mayas celebran el Janal Pixan o comida de las almas no precisamente el Día de Muertos. Segundo, que el 31 de octubre es cuando se recibe el alma de los niños y el 1 de noviembre se reciben las de los adultos. En Yucatán se considera que las almas se quedan unos días en la tierra; el 7 de noviembre se despiden las de los niños y el 8 de noviembre las de los adultos. En Quintana Roo se quedan más tiempo: es hasta el 24 de diciembre cuando se despide a todas las almas.

Para los mayas la celebración es Janal Pixan porque se les da de comer a lo que la religión católica conoce como “almas” de los ancestros de las familias; no son considerados simples muertos, son ancestros.

En la ofrenda, altar, que mis ancestros mayas hacen para el Janal Pixan he visto que no se ponen tres niveles como dicen los turisteros y como se representan en escuelas, lugares públicos o festivales dirigidos a los turistas. Convencionalmente, se dice que los tres niveles representan el cielo, la tierra y el inframundo. Si bien los mayas ubican los tres planos: supramundo, mundo e inframundo, en realidad reconocen siete niveles de organización del tiempo, materia y espacio.

Sí, la tradición prehispánica del Janal Pixan ha cambiado mucho, con influencia de los nahuatls que nos trajeron el cempasúchil, de la iglesia con la equivalencia del inframundo con el purgatorio y ahora del turismo, con la trivialización de la ceremonia y, lamentablemente, con narrativas que poco a poco van transculturizando la tradición.

Pero la tradición del Janal Pixan también se ve afectada por la política. En noticias recientes vimos a autoridades del ayuntamiento de Othón P. Blanco, en el cementerio de Chetumal, en ofrenda al día de muertos. En Cancún se esmeran en ofrecer al turismo un atractivo más, argumentando que es muy mexicano lo del Día de Muertos, con los tres niveles del altar que es más representativo de culturas del centro del país que de la maya.

Mientras que en la capital de la cultura maya, Felipe Carrillo Puerto, las personas que asisten al cementerio para honrar a los antepasados fallecidos se encuentran con un crecimiento desordenado, caótico, con tumbas descuidadas, sin servicios básicos y sin mantenimiento. Cada año son menos las personas que van al panteón porque las que van son de la tercera edad; el camposanto no les ofrece condiciones para mantener la tradición.

Hay mucho que mejorar, hay mucho que estudiar de nuestra cultura y hay mucho que hacer para que las nuevas generaciones conozcan sus raíces de identidad. No se trata de hacer altares sin bases culturales reales y tomarse la foto en el cementerio.

Con estas realidades, ¿Qué le puedo decir a la investigadora que quiere ver la celebración real del Día de Muertos en la capital de la cultura maya en Quintana Roo?

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Edición: Estefanía Cardeña