¿Qué es una edición de autor?

En un artículo anterior, relativo al Día Mundial del Libro, fue señalada una situación crítica por la que atraviesan las empresas editoriales: el surgimiento de las ediciones de autor, lo cual han provocado que algunas compañías editoriales hayan disminuido sus funciones y otras hayan cambiado su giro empresarial. En efecto, las ediciones de autor o autopublicaciones han requerido tan sólo de una imprenta, sin tener la anterior necesidad de pasar al despacho de una compañía editorial para que ésta se encargara de diseñar la edición, formatearla y/o maquetarla, aplicar el diseño gráfico de las cubiertas y las páginas interiores y demás.

Pero, más allá de las circunstancias que determinan una edición de autor, ¿qué aspectos están implicados? En primer término, el autor se vuelve su propio editor. Él mismo decide qué textos integrarían su libro, cuáles irían primero y cuáles después; igualmente, él determina qué tipografía utilizar y cuál tamaño para los títulos y cuál para el cuerpo del texto, y también podrá definir el formato, tanto en tamaño, número de páginas y hasta el tipo de papel.

Si el escritor es capaz de realizar todas las operaciones anteriores, las básicas de una edición, entonces podrá obtener el original para entregarlo a una imprenta, la que él decida de acuerdo con el ofrecimiento de ésta y el presupuesto. De este modo, el autor estará haciendo a un lado a las editoriales para publicar su propio libro. Sin embargo, publicar su propio libro implica mucho más que elaborar su manuscrito y llevarlo a una imprenta; requerirá realizar una serie de acciones como las señaladas anteriormente. 

Para que un autor sea un verdadero autoeditor, además de controlar todos los aspectos del proceso de edición, deberá considerar la mercadotecnia y las ventas. Ante esta situación, al parecer, los escritores que emprenden una edición de autor regularmente enfrentan varios problemas respecto de la promoción y las ventas. Para resolverlo, tiene que acudir a una empresa que coloque su libro y sea vendido. Y tampoco bastaría con que el autor lo suba a alguna plataforma como Amazon, ya que estos sitios de Internet no promueven nada.

Entonces, si la inversión del autor no llega a rendirle beneficios, ¿por qué los escritores corren ese riesgo? Porque los autores se hartaron de las empresas editoriales, las cuales generalmente rechazan sus libros si no son escritores conocidos. Los autores exitosos, los más vendidos, son los más explotados al otorgar sólo el 10 por ciento que marca la ley. Otras veces, los autores que llegaron a vender bien sus primeros libros, ya no quieren repetir las amargas experiencias de explotación de las editoriales. Aunque vale señalar que, en cualquier circunstancia, no todos los autoeditores tienen éxito.

También habrá que indicar que no es tan fácil realizar su propia edición. Sin embargo, podrían existir condiciones que favorezcan la autoedición: sería más fácil y seguro editar su propio libro que esté destinado a un pequeño mercado. Ello permitiría recuperar la inversión al vender los pocos ejemplares. Las ventas efectivas debe ser una condición imprescindible, por lo que no habrá que confundir estas ediciones de autor con aquella otras que algunos las hacen por vanidad.  

La autopublicación tiene pros y contras. Los aspectos positivos son el control personal del libro, desde su diseño hasta su venta, así como un control directo de los derechos de autor. Y ya que los gastos fijos son menores, será posible obtener beneficios seguros. Y respecto de los aspectos negativos, sobresale la necesidad de que el autor sea el responsable de todos los gastos de la publicación y la promoción; tampoco tendrá la oportunidad de obtener un adelanto ni será seguro de obtener ganancias. En fin, la edición de autor, al parecer, no es para todos. 

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Edición: Estefanía Cardeña