El pasado viernes 11 de agosto el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, dirigió unas palabras a manera de despedida ante el pleno del Consejo Universitario. En ellas enfatizó lo compleja que es la institución, la coyuntura vivida por Covid, e incluso los ataques que nuestra universidad ha sufrido por parte de algunos medios de información malintencionados y el mismo gobierno federal. Lo anterior, resultado de la incomprensión de la pluralidad universitaria y del compromiso con la verdad y el conocimiento, características propias a la UNAM. Señaló que es quizás el ejercicio pleno de libertades que garantiza la institución, lo que a veces incomoda. Agradeció el apoyo de los universitarios en un contexto de violencia contra la universidad, parafraseando a Javier Barros Sierra señaló que la violencia nunca puede ser contrarrestada con más violencia.
En su discurso destacó el reconocimiento que hizo la Universidad a la existencia de una cultura patriarcal al interior de la institución y agradeció a las universitarias por haber alzado la voz para visibilizar las distintas formas de violencia de género que continúan ocurriendo en los espacios universitarios. Durante su mandato se realizaron acciones contundentes para superar esta situación, como la creación de la Coordinación para la Igualdad de Género, en marzo de 2020, sin embargo, reconoció que queda mucho camino por recorrer aún.
A lo largo de su mandato, Graue mostró un compromiso inquebrantable con los principios fundamentales que han caracterizado a la UNAM durante mucho tiempo: excelencia académica, responsabilidad social y autonomía universitaria. Su posicionamiento prudente pero enérgico a la vez ha servido de ejemplo para que los universitarios no caigamos en la trampa de lo políticamente correcto ignorando los problemas que de fondo aquejan a nuestro país.
Además de la docencia y la investigación durante su mandato se fue institucionalizando la cultura de la innovación, lo que permitió que la institución hiciera continuamente contribuciones innovadoras a varias disciplinas académicas, dejando una marca indeleble en el panorama académico. Ejemplo de ello son varias licenciaturas, numerosos programas y seminarios universitarios de nueva creación, así como la instauración de nuevas entidades académicas, no solo en el centro del país sino a lo largo y ancho de la república. Con ello la UNAM busca no solo el crecimiento intelectual, sino también generar un cambio positivo en las comunidades circundantes, y lo más importante se consolida su naturaleza de “universidad de la nación”.
Graue Wiechers priorizó la preservación y promoción de la autonomía académica. A lo largo de su mandato, se resistió a cualquier intento de sofocar la libertad académica, y las numerosas envestidas desde el gobierno federal por intervenir las decisiones de la institución. Al proteger la autonomía, preservó su integridad intelectual y fomentó una cultura de pensamiento independiente, cimentando así la posición de la UNAM como bastión de la excelencia intelectual, como “cerebro de la nación”.
El rector expresó su optimismo por el futuro, subrayando su creencia en la capacidad colectiva de la UNAM para adaptarse y prosperar en un mundo que cambia rápidamente. Enfatizó la importancia del liderazgo de principios dentro de la institución, recordando a todos que es deber del próximo rector o rectora defender los valores y las convicciones que la UNAM aprecia.
En momentos complejos para la universidad y para el país mismo, la finalización del rectorado de Graue dejará una huella duradera en la comunidad de la UNAM. Su mandato será recordado como una época de notable progreso, a pesar de las adversidades vividas. En la medida que los universitarios nos embarquemos en la redacción de un nuevo capítulo bajo un nuevo liderazgo, corresponde a todos los miembros de nuestra comunidad UNAM llevar adelante los principios establecidos por nuestra normativa y nuestra legislación. Al cerrar su participación enfatizó sobre su quehacer apegado a la legislación y a sus convicciones.
En medio de su discurso dio lo que quizás sea el dato más contundente de lo que significa la Universidad para el país y para la sociedad mexicana. Actualmente la institución no sólo continúa siendo la mejor universidad del país, sino que se encuentra dentro del selecto grupo de las 100 mejores universidades a nivel mundial. Sin embargo, la UNAM debiera ser catalogada como la mejor universidad del mundo si consideramos que es una institución que continúa garantizando las posibilidades de movilidad social ascendente para miles de jóvenes. Y es que es una realidad que 8 de cada 10 estudiantes al interior de nuestra institución provienen de familias con ingresos menores a los 4 salarios mínimos. Es ante estos datos que se reitera la necesidad de la UNAM para la nación.
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