Nada mejor le pudo pasar al proyecto de la 4T que la emergencia de Xóchitl Gálvez en el escenario político presidencial rumbo a 2024. Muchos se han ido con la finta y ven en la tlaxcalteca una opositora fuerte y con posibilidades reales de competir y eventualmente ganarle a cualquiera de las corcholatas de Morena en las elecciones presidenciales del próximo año. Gálvez ha logrado posicionarse dentro de la agenda electoral de 2024 y ha despertado el entusiasmo de la clase política “enana”, es decir aquellos que no pasan de un dígito en las encuestas, los cuales ya han decidido adoptarla como su candidata.
Xóchitl ha logrado capitalizar una narrativa de “minoría” y “diversidad” que tanto gusta hoy en día a la población en general. La narrativa habla de una mujer indígena que a pesar de las adversidades ha sabido salir adelante e inventarse como alguien exitoso. La realidad es que fuera de esa narrativa, son pocas las mujeres, pocos los universitarios y menos los indígenas, que se encuentran identificados con la ex secretaria foxista. Más aún, fuera de esa narrativa, al día de hoy no encontramos posicionamientos claros o propuestas de gobierno por parte de la aspirante de la oposición.
No dudamos que con el transcurso de las semanas Xóchitl vaya evolucionando de una narrativa romántica hacia algo más ideológico, programático y realista. Presentará entonces al equipo que la acompañará en su aventura por la presidencial de 2024. Si decide rodearse por la vieja clase política opositora a la 4T pocas serán sus chances. Gente como Alito Moreno y los Chuchos del PRD poco o nada aportaran a sus proyectos y campaña. En el PAN se debaten aun si deben apoyarla o decantarse por uno de los suyos, notablemente Santiago Creel, quien no está dispuesto a ceder la candidatura tan fácilmente. Lo que ahora juega en contra de Xóchitl es el tiempo, y no necesariamente porque le falte sino porque le sobra. La elección aún está muy lejos. Es ahí donde el Presidente sabe que tiene las de ganar y quizás con doble o triple carambola.
AMLO ha visto con entusiasmo y alegría el crecimiento de Xóchitl a nivel nacional, lo cual deja vacío el espacio opositor en la CDMX que ella tenía bien repleto y con verdaderas chances de ganar. El electorado de la capital, parcialmente decepcionado de casi 30 años de gobierno de izquierdas, quisiera mandar un mensaje a Morena vendiendo caro su amor, pero no quieren tampoco de vuelta a la vieja clase política del PRI ni el discurso doble moral del PAN, es ahí donde Xóchitl tomaba fuerza. Pero con ella fuera del escenario capitalino, las chances de Morena de repetir la gubernatura de la CDMX crecen exponencialmente.
La eventual candidatura de Xóchitl a la presidencia marcaría una pauta para definir cómo y a cuál corcholata escoger. En un cara a cara contra Claudia Sheimbaum, Xóchitl podría dar el campanazo y llevarse la grande en un escenario polarizado. Por ello es que podemos aventurar al menos tres escenarios:
a) Claudia es candidata y se estimula a Marcelo para encabezar una “rebelión controlada” donde entren en juego Movimiento Ciudadano y Dante Delgado. Marcelo saldría de Morena sin romper abiertamente con AMLO ni Claudia, pero dividiendo enormemente el voto clasemediero que ve con buenos ojos a Xóchitl. En dicho escenario Claudia gana con un 40-45% mientras que Marcelo y Gálvez se reparte el resto con 20-25% cada uno. Además de Morena el gran ganador sería MC quien se posicionaría como segunda fuerza política desplazando al PAN y al PRI. Marcelo es incorporado al gabinete.
b) Marcelo gana la candidatura y se va a un mano a mano contra Xóchitl. Siendo el más “moderado pero radical” de las corcholatas, Marcelo no tendría problema en generar rápidamente simpatías entre los sectores más progresistas y clasemedieros de la sociedad. Sus posiciones abiertamente progres (aborto, matrimonio igualitario, derechos de minorías, etc.) pondrían en aprietos a Gálvez quien más allá de lo discursivo nunca ha tomado posturas claras en temas parecidos. Aunado a que Marcelo tendría la maquinaria de Morena operando a su favor, la elección sin polarizarse le daría una victoria contundente por más de 50% de preferencias.
c) Claudia mantiene la candidatura y se cierran filas en torno a su figura. Los ataques de Morena no irían en contra de Gálvez sino de su círculo político más cercano. Además de los ya mencionados Alitos y Chuchos, Xóchitl tendría que lidiar con las ocurrencias de gente como Fox y Quadri, por no mencionar el fuego amigo que desde la colonia del Valle le estarán repartiendo constantemente.
En los tres escenarios lo que hace la diferencia es la disciplina política. La gran ventaja del Presidente es que sabe que al día de hoy cuenta con ella entre sus allegados y sus corcholatas. La oposición, en cambio, parece ir de la mano de estados de ánimo. Incluso no es un problema programático o ideológico, es meramente que el gran hándicap de Xóchitl son los egos de la gente que comienza a rodearla. Tan sencillo como saber ¿Qué pasará cuando Xóchitl deba pronunciar un nombre para secretario de gobernación? ¿Su propio equipo aceptaría sin chistar la propuesta?
Profesor del CEPHCIS
Secretario General de la ENES-Mérida
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