El primer presidente en Uxmal

A principios del siglo pasado, México encontró la diversidad de sus historias. El pasado prehispánico ya había sido usado desde mucho antes para ilustrar mitos y leyendas que eran tenidas como una recuperación de la historia de la nación mexicana, aunque para acceder a ellas fuera necesario viajar a la capital del país. Como ejemplo está el cuadro La leyenda del pulque, de José María Obregón.

Durante el porfiriato comenzó a concebirse la posibilidad de recuperar las antiguas ciudades indígenas y fue así que comenzó la exploración de Teotihuacán, y así nació también la escuela de arqueología mexicana. Inició también la organización de excursiones y para la primera década de la pasada centuria ya se hablaba de atraer turistas extranjeros a visitarlas, pero la revolución vino a interrumpir el proyecto, aunque éste no fue abandonado.

Así, en septiembre de 1911, según reporta el Diario Yucateco, tuvo lugar una excursión muy particular y notablemente concurrida. La nota se titula “La excursión maderista a las ruinas de Uxmal” y apareció publicada el día 14 de dicho mes.

 Para esas fechas tuvieron lugar las elecciones estatales. En la jornada estuvo presente Francisco I. Madero, entonces todavía líder victorioso de la revolución. Los comicios fueron sumamente competidos y al final resultó ganador José María Pino Suárez, quien enfrentó a Delio Moreno Cantón, heredero político de su tío el ex gobernador y general Francisco Cantón Rosado.

La nota en cuestión es una crónica que, por el estilo, fue encargada a un reportero todavía en formación, dada la pobreza de vocabulario que manifiesta. También se trata de un texto bastante largo, que cubre dos días de actividades que iniciaron en la estación de trenes del barrio de San Cristóbal, donde se dieron cita numerosas personas con la intención de viajar hacia Ticul. Al llegar Madero y Pino Suárez a la estación, “una banda de cornetas y tambores organizada por el Partido Nacional Antirreeleccionista rompió en dianas que continuaron tocándose al partir el tren”.

Estas dianas continuarían en cada estación en la que se hizo escala. Es decir, la organización del Partido Nacional Antirreeleccionista incluyó que en cada pueblo hubiera una banda de guerra preparada en la estación del ferrocarril, lista para cuando llegaran los distinguidos pasajeros.

La nota no indica cuánto duró el viaje, pero podemos asegurar que para los parámetros actuales no fue nada rápido; primero por la presencia de los músicos y curiosos en cada estación y segundo porque también era una oportunidad que tenían los yucatecos para agasajar al futuro presidente.

En efecto, la crónica destaca que el banquete “fue ofrecido por el señor don Ignacio Magaloni con florido leguaje y contestado por el señor Madero”. Magaloni, por cierto, es ejemplo de supervivencia política, pues había sido diputado local en la época de Olegario Molina.

“Durante la cena se vitoreó a los señores Madero y Pino, a sus esposas, aludiendo a su abnegación en la pasada lucha revolucionaria; a la señora Carmen Cerdán y a los héroes de la pasada revolución”. Independientemente de la escritura errónea del apellido de la prócer, es notorio que los vítores a las mujeres llamaron la atención del reportero, al igual que la presencia de “la bella señorita María Medina”, quien llevaba una banda en el pecho, en la que se leía el nombre del Diario Yucateco.

Al día siguiente salió la excursión a Uxmal. “En la estación de San José, ocuparon los excursionistas cuarenta carros y 60 caballos, destinándose cómodas volantas para las damas”. Madero, prosigue el cronista, prefirió hacer el viaje a caballo, y ya en Uxmal ascendió “la empinada cumbre del ‘Palacio del Adivino’, siguiéndole su esposa, el Lic. Pino Suárez, doña María Cámara de Pino Suárez, las demás damas y señoritas y varios de los excursionistas. Luego pasearon por las otras ruinas; seguidamente se sirvió el lunch, en el que hablaron el Lic. Pino, el señor Madero y el profesor Eliézer Trejo”.

Y emprendieron el viaje de regreso.

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Edición: Estefanía Cardeña