Tren Maya, y contando

Ninguna obra debiera tomarse más tiempo del planeado para su construcción, salvo motivos fuera del control de los encargados de llevarla a cabo. Así, no hay plazo que no se cumpla y la fecha anunciada para la inauguración del Tren Maya se encuentra cada vez más cerca; a 60 días, según dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia diaria, de ayer lunes. Es decir, hoy estamos a 59 días, y la cuenta regresiva se siente cada vez más rápida.

El anuncio implica que la obra en general se encuentre en detalles finales. Es la culminación de los recorridos de prueba, tan grotescamente burlados por la oposición, para la cual pareciera que la palabra “prueba” no puede relacionarse con “seguridad” y ésta no sólo en la tocante a la integridad física de los viajeros, sino a la de la infraestructura y el entorno.

A nadie debiera extrañar que el Tramo 4, que va de Izamal, en Yucatán, a Cancún, en Quintana Roo, sea el que se encuentra terminado en cuanto al tendido de vías. En ese trayecto prácticamente no hubo oposición y el derecho de vía estaba más claro. Aquí, el propio Presidente ya encabezó dos recorridos de prueba.

En estos días, el paisaje peninsular comenzará a verse interrumpido por las vistas de algún convoy que conducirá personal técnico a cargo de realizar mediciones y correcciones en el tendido, marcando puntos en los que deberá reducirse la velocidad por encontrarse próximo a una estación o paso de fauna, y mientras se irán levantando los campamentos de obreros, algunos de los cuales regresarán a sus lugares de origen y otros se quedarán a vivir en alguno de los cinco estados enlazados por el ferrocarril.

Para este momento ya es necesario contar con información acerca de las acciones que han emprendido los gobiernos locales para enfrentar la problemática que implicará este crecimiento poblacional por migración y un plan de acciones a largo plazo por el efecto que tendrá el Tren Maya: la reorganización del territorio. Debe recordarse que éste fue el objetivo anunciado del proyecto, así que ninguna autoridad puede desentenderse.

Queda aún por resolver si el Tren Maya es un proyecto acabado. En este momento está concebido y entrará en funciones como un circuito, pero también podría crecer estableciendo rutas radiales. Por mencionar, si la intención era enlazar algunas zonas arqueológicas, bien podría acercar las del Puuc, incluyendo a Dzibilnocac y Uxmal en algún momento.

La inminente entrada en funcionamiento del Tren Maya es también un momento en el que la ciudadanía será bombardeada con información hasta el exceso. Siendo una de las principales obras del presidente López Obrador, su inauguración será un momento de apoteosis y seguramente sus partidarios comenzarán a hablar de que obras como esa son motivo suficiente para mantener el rumbo. Por el contrario, la oposición mantendrá su ruta de descalificación de la obra, aunque tendremos que esperar a ver si logran construir una crítica inteligente.

Pero mientras, el tiempo corre y cada vez falta menos para poder abordar el tren y poder evaluar, de primera mano, si se trata de un servicio eficiente y que valdría la pena utilizar frecuentemente.

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Edición: Estefanía Cardeña