Inicios de la Revolución en Yucatán

La prensa de principios del siglo pasado en Yucatán se encontraba inmersa en el proceso de modernización. Esto quería decir abandonar un periodismo más de opinión en favor de uno que reportara “los hechos como ocurrieron”, es decir, las noticias. Esto a la par de una revolución tecnológica gracias a la cual se tuvo papel mucho más barato, y la aparición de rotativas y linotipos, que permitían grandes tirajes y diseños de encabezados. Tal vez el periódico que alcanzó el mayor grado de modernización fue el Diario Yucateco, que circuló entre 1909 y 1912.

Este mismo diario nos deja una pincelada de lo que había alcanzado en una nota exclusiva: nada menos que una entrevista con Francisco I. Madero, celebrada a finales de junio de 1909 cuando el prócer todavía se encontraba organizando el Partido Nacional Antirreeleccionista para enfrentar a la candidatura del general Porfirio Díaz, que buscaba su sexta reelección.

La entrevista, según nos deja saber el “repórter” que se dirigía a los lectores pero no firmó, se dio a bordo del buque “Monterrey”, que se encontraba fondeado frente a Progreso, a donde llegó acompañado de un taquígrafo. El autor menciona que llegó con una recomendación de Luis Rosado Vega, “buen amigo suyo y del Diario”.

La llegada de los periodistas causó sorpresa entre los pasajeros que fueron testigos del hecho, pues “no creían que el periodismo yucateco estuviera a la altura de taquígrafos, repórters entrevistadores y viajes especiales para recoger opiniones al vaivén de las olas”. Esta era la percepción de “unos sajones gordos y colorados, quienes a pesar de las invitaciones que se les hizo, prefirieron no bajar a tierra y siguieron rumbo a la Habana”.

Por su parte, ya en tierra, Madero hizo una visita a la redacción del periódico, “durante la cual recorrió nuestros talleres de imprenta, fotograbado, linotipia, fototipia, expresando la favorable impresión que le producían”.

Esta entrevista es anterior al momento en que Madero entró en contacto con quien sería su principal enlace con Yucatán, el abogado José María Pino Suárez, y en ella deja ver el carácter hasta entonces pragmático de su movimiento. De inicio se le preguntó por el objeto de su campaña que hasta entonces se limitaba a conferencias. A ello había respondido que sus principios eran el sufragio efectivo y la no reelección y “Trabajaremos por su realización dentro de los límites legales y de acuerdo con las aspiraciones y necesidades de la nación. Para esto, puede ser preciso hacer determinadas concesiones a los demás partidos políticos”, y para eso el partido que estaba organizando pretendía entrar en arreglos o celebrar alianzas con los demás partidos políticos nacionales.

La entrevista es amplia, y el formato del periódico también lo era. Aun así, el texto ocupa casi la totalidad de la plana, mientras que apenas deja espacio para un retrato diminuto que, eso sí, era de la autoría de Pedro Guerra Jordán, y no tomado de una fotografía en tamaño carte de visite.

El caso del Diario Yucateco es uno que merece mayor atención, pues sin duda la modernización venía también de la mano de reporteros y redactores relativamente jóvenes, comparados con quienes se desempeñaban en la ya antigua Revista de Mérida. Sin embargo, precisamente el vínculo que este periódico mantuvo con Madero fue su talón de Aquiles, pues desapareció justo tras la Decena Trágica.

La importancia de esta entrevista para Yucatán fue que permitió difundir el ideario de Madero mucho más allá del alcance que había tenido su libro La sucesión presidencial en 1910, que también fue comentado en el Diario Yucateco. Así, al periódico, en muy pocas palabras, Madero le expondría que “las prácticas democráticas sólo se implantan por medio de la práctica”. 

La nota es sobre las opiniones de Madero en distintos aspectos, como si era simpatizante de la idea de que se formaran partidos políticos a semejanza de los de Estados Unidos, pues hay que recordar que los mexicanos se organizaban unos cuantos meses antes de las elecciones y se disolvían una vez que éstas se celebraban. Igualmente, se le pregunta sobre la cuestión de la vicepresidencia y responde que la nación percibía que el general Díaz le permitiría elegir libremente al vicepresidente, diputados y senadores y esto: “La opinión nacional es que si el General Díaz sigue lealmente esta política, se hará acreedor a la gratitud de todos los mexicanos que con satisfacción lo reelegirán una vez más”.

En cuanto a Yucatán, a Madero le parecía que “se está reponiendo de los efectos de la crisis financiera porque atravesó todo el país. En cuanto a su porvenir, está íntimamente ligado con el de toda la República”, y esto porque “sería imposible que uno de los engranajes de la administración no funcionara en armonía con el resto del mecanismo”.

El movimiento de Madero atrajo a pocos en Yucatán, además de Pino Suárez y Crescencio Jiménez Borreguí, los partidarios del antirreleccionismo fueron un puñado; pero los motivos para ello son materia de la historia, y de lo que puedan decir otras noticias.

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Edición: Estefanía Cardeña