Competitividad, a media tabla

El Instituto Mexicano para la Competitividad presentó los resultados de su estudio relativo al Índice de Competitividad Urbana (ICU) 2023, a través del cual se mide la capacidad de las ciudades para generar y retener talento e inversión que detonen la productividad y el bienestar de sus habitantes.

El análisis, según se hace saber en la publicación, se practicó a 362 municipios que conforman 66 ciudades, en las cuales vive más del 62 por ciento de los mexicanos. El resultado, al menos para los tres estados que integran la península de Yucatán, tienen poca variación con respecto al año pasado. Cancún, Mérida, Ciudad del Carmen y Chetumal se encuentran en la clasificación de Media Alta; es decir, a la mitad de los resultados posibles, pues el IMCO maneja los niveles de Muy Alta, Alta, Media Alta, Media Baja, Baja y Muy Baja.

La novedad es la entrada de Chetumal, ya que en 2022 la capital de Quintana Roo se encontraba en Media Baja. Sin embargo, esto es apenas mantener el equilibrio entre las urbes peninsulares, pues se dio un intercambio de posiciones con San Francisco de Campeche, que cayó en el Índice. 

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El IMCO recurre a 69 indicadores, categorizados en 10 índices. Estos indicadores son variados, pero cada uno implica la capacidad de una ciudad, sus habitantes y autoridades, para dar respuesta a múltiples problemas que van más allá de lo económico. Por tal motivo encontramos el uso eficiente de energía eléctrica, para lo cual compara la cantidad de kilowatts/hora por cada millón de pesos de actividad económica generada; igualmente encontramos la percepción de seguridad de los vecinos, pero no sólo en cuanto lo subjetivo, sino también compara esta sensación con las tasas de delitos como robo de vehículos y secuestro.

Asimismo, influye el porcentaje de población en la informalidad laboral y el salario promedio mensual de los trabajadores de tiempo completo, junto con la diversidad económica de la urbe y la inversión extranjera directa recibida e incluso la conectividad a Internet.

Pesan también la infraestructura hospitalaria y la cantidad de personal de salud por habitante, así como las oportunidades laborales formales para los habitantes. 

El ICU está directamente relacionado con la calidad de vida de la población de las ciudades, por lo que también expone el trabajo de las autoridades en cuanto a rubros tan elementales como los servicios de salud, seguridad pública y el manejo de desperdicios o el uso eficiente del agua. Es, pues, una clasificación que en un momento determinado sirve de guía a quienes pretenden invertir o simplemente cambiar de residencia.

Aunque más que servir a una población que pretenda migrar, lo principal es, de nuevo, la capacidad de las ciudades para generar y retener el talento, algo que pocos votantes toman en consideración a la hora de acudir a las urnas.

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 Edición: Estefanía Cardeña