Algo que debe reconocerse sin cortapisas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador es el aumento continuo del salario mínimo, que en cinco años pasó de poco menos de 90 pesos en 2018 a 248 pesos diarios. En los estados fronterizos, este monto es mayor. Sin embargo, el incremento no se reflejó en los sueldos de los trabajadores que nominalmente reciben un monto mayor.
En lo que tiene tintes de una profundización en la política laboral de la Cuarta Transformación, la Comisión de Trabajo y Previsión del Senado aprobó incrementar de 15 a 30 días el pago de aguinaldo, una prestación legal que reciben todos los trabajadores en la formalidad durante el mes de diciembre. A diferencia de los incrementos al salario mínimo, la reforma que debe pasar al Pleno para su aprobación beneficiará a todos los empleados, independientemente de su sueldo diario.
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En su momento, los incrementos al salario mínimo estuvieron topados por la inflación anualizada. Un motivo para que el monto anual de incremento resultara hasta ridículo era que, más que un límite inferior para las percepciones de los trabajadores, el salario mínimo funcionó como un índice para multas y créditos de vivienda, entre otras aplicaciones. El aguinaldo, por su parte, al ser una prestación cuyo monto depende de la cantidad de días trabajados en el año y del sueldo diario, no ha aumentado desde hace 54 años.
No debe sorprender a nadie que la votación en la Comisión de Trabajo y Previsión haya sido unánime, dado el peso que en ella tienen veteranos representantes obreros como Napoleón Gómez Urrutia y Carlos Aceves del Olmo. Aún hace falta el dictamen de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda, y después al Pleno. La reforma no requiere de mayoría simple, pues la modificación será a la Ley Federal del Trabajo.
Aumentar los días de aguinaldo es un acto de justicia social. Sin embargo, quienes deben pagarlo son los empresarios. Es cierto que la reforma no caminaría si no tuviera algún apoyo por parte de la iniciativa privada, y podríamos esperar algún grado de oposición, especialmente cuando la discusión se está dando justo en la víspera del inicio de la campaña electoral federal.
La política de la Cuarta Transformación en materia laboral ha tendido a favorecer a los trabajadores, pero de alguna manera los beneficios no han sido universales en cuanto a los sueldos. Ahora bien, el aumento a los días de vacaciones pagadas sí es un cambio que ha sido benéfico para la totalidad de los empleados formales, como lo será el aguinaldo si es que el Senado aprueba la reforma.
Pero en lo tocante a los empresarios, esta política supone mayor presión y una merma en las utilidades. En pocas palabras, se trata de un aumento en el costo de creación de una plaza laboral. La 4T ha implicado mayor presión fiscal, menos posibilidad de evasión o de acceso a créditos con el Sistema de Administración Tributaria, y no solamente elevar sueldos, sino también pagar más por vacaciones. Estos incrementos han sido graduales, y también han demostrado que impactan positivamente en la economía dado que la población tiene mayor liquidez para la adquisición de bienes y de servicios, especialmente cuando dispone de más tiempo de asueto.
La otra gran discusión en el Congreso es la reducción de la jornada laboral. De nuevo, para las empresas se traduce en un mayor pago por menos tiempo del trabajador en la empresa.
De ahí también la importancia de que la política estatal en materia de trabajo cuente con apoyos entre la iniciativa privada. Quienes estén a cargo del cabildeo con los organismos empresariales deben ser lo suficientemente hábiles como para demostrar que toda mejora en la calidad de vida de los trabajadores se traduce en beneficios para las mismas empresas que los emplean.
Ahora bien, el aguinaldo es la prestación más esperada, no solamente porque cumple con el objetivo con que se instauró, que es fortalecer económicamente a los trabajadores ante los gastos de la temporada navideña, sino porque buena parte de la clase trabajadora dedica un porcentaje importante de esta percepción para pagar deudas contraídas durante el año. El otro lado del fortalecimiento económico de la clase obrera debe pasar por la educación financiera.
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