La Feria Internacional de la Lectura se consolida como un conjunto de espacios y actividades extraordinarias gracias a la visión de la UADY. En esta edición 2024, me animé y decidí participar con varios talleres. Hoy presento la reseña de la experiencia de mi Taller 4 x 4, realizado con las y los jóvenes de la telesecundaria Octavio Paz, en la Comisaria Tabi, Sotuta, con quienes realicé una actividad de escritura y lectura participativa.
Empecé por presentarme, "me llamo Dalila y soy científica, les voy a contar mi cuento, el cual inicia como todos los cuentos: Había una vez una niña que fue a la escuela y en la secundaria —como ahora lo están ustedes— me gustaban mucho las materias de biología y química, no tanto el español, porque la maestra lo único que sabía hacer era dictar reglas de gramática y ortografía incomprensibles. Sin embargo, a mí me gustaba leer y escribir. En mi camino se atravesaron las lecturas de Julio Verne, mis favoritas, Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en 80 días y De la Tierra a la Luna. En el bachillerato, Edgar Allan Poe, con sus relatos cortos y cuentos.
"Desde muy niña no sé por qué siempre me gustó leer el periódico. Con la lectura nace mi fascinación por el mar, los viajes, la aventura, y el poder que tiene el acto de imaginar. Con la lectura aprendía a usar las palabras, a expresarme y a tener una correcta ortografía. Fíjense, todos los seres vivos tienen inteligencia y aprenden, se comunican y se apoyan. Pero solo los humanos podemos hacer viajes en el tiempo, con la mente. Podemos transportarnos con mucha facilidad al pasado y al futuro. Esos viajes desarrollan la inteligencia, lo mismo que jugar, viajar, leer y contar historias".
Así que los invité a participar en el 4 x 4 para que se conviertan en escritores. Todos nos sentamos en el piso formando un círculo y al centro se colocó un tarjetón con el número “4”. Se les pidió que enunciaran cuatro palabras relacionadas con dicho número. Los niños se integraron a la actividad y tímidamente, con voz casi imperceptible, fueron pronunciando “cantidad”, “número”, “forma”, “precio”.
Excelente, todas eran válidas. A partir de aquí —y como indica el nombre de la actividad—, se solicitó hacer grupos de cuatro personas y colocarnos en islas en el salón Uxmal, que nos asignó la Filey. Con este nuevo acomodo del grupo se puso otro tarjetón con la frase “Mérida mi ciudad”. Ahora cada equipo tenía que escribir cuatro palabras con relación a la frase anterior. Captaron el ejercicio, pero aún se mostraban retraídos y escribiendo chiquito. Se les indicó que la palabra tenía que ser escrita al tamaño de la hoja carta. Surgieron palabras muy interesantes: “Ciudad, bella, zoológico, grande, nacimiento, hospitales, tráfico, centenario, escuelas, teleférico, etcétera. A cada participante se le solicitó dar lectura a su palabra y mostrar su letrero.
De ahí nos fuimos a elaborar cuatro frases e incorporamos cada una de las cuatro palabras, algunas fueron: “Mérida, la ciudad de mi nacimiento", “En Mérida hay muchos hospitales grandes”, "Mérida tiene un teleférico”. “¡Uayyyy, no hay!”, fue mi reacción. —“¿Verdad que sí maestra?”.
La maestra (y también directora) intervino y me indicó que les había contado que había un teleférico en el Parque del Centenario. “Ah, cierto”. Seguimos con la actividad, ahora se pidió que cada equipo, con las cuatro frases, armara un párrafo que tuviera unión entre una y otra oración y no sólo colocar las cuatro frases en “trenecito” (una atrás de otra). Nuevamente, cada equipo dio lectura a su párrafo. Para esta etapa del ejercicio ya había una buena dinámica y participación. Por último, con todos los párrafos elaboramos un relato y le dimos lectura a la obra literaria.
“Mérida es una localidad hermosa, me gusta venir a pasear, comprar en el centro y pasear en el centenario, también me gusta pasear en las colonias. Mérida es un hermoso lugar, es mi lugar de nacimiento y lo considero como un dulce, amoroso y cálido hogar, aunque para salir a cualquier lado hay mucho tráfico, por lo que no podemos avanzar. Mérida es una ciudad muy espectacular, tiene dos zoológicos, un teleférico y varios hospitales”.
Terminé diciéndoles: “Han podido comunicar porque conocen palabras, ahora a través de la lectura aprendan más, comuníquense con un lenguaje rico y elegante, aprendan a expresar sus sentimientos de alegría, de amor, de rabia y sobre todo cuenten muchas historias”. Nos tomamos una foto y salieron volando, pues su directora les había prometido llevarlos al Centenario a ver el trenecito y el teleférico... Al conversar con ella, me indicó que la mayoría nunca había venido a Mérida.
Chispas, se me llenaron los ojos de lágrimas al ver a esos niños con tanto potencial y, a la vez, con tantas limitaciones. Pero al mismo tiempo me llené de alegría de saber que hay humanos como la directora, quien movió cielo, tierra y mar para conseguir transporte y traer a sus chiquitos a la Filey, de saber que hay una UADY atenta a la sociedad, y que hay científicos con mucho compromiso social y creatividad que siempre estamos construyendo conocimiento. Me comprometí a visitarlos.
Hasta pronto niños de la telesecundaria de Tabi, Sotuta; el 21 de marzo estaremos con ustedes con el Primer Carrusel de la Ciencia entre Cinvestav, UADY y la Academia Mexicana de Ciencias-Sureste, porque “Ciencia que no se comunica no sirve”. Esta será mi primera actividad como presidenta de la academia, por lo que estos jóvenes serán padrinos y madrinas de mi gestión.
Me pregunto si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día
El Principito
Cinvestav IPN Unidad Mérida
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