Cambiar significa vivir, pero ¿por qué es tan difícil y qué hacer al respecto?

"El próximo año empezaré a vivir de manera diferente", piensa una persona, establece metas y planifica acciones diarias. Por ejemplo, quiere mejorar las relaciones con sus seres queridos, crear un nuevo negocio o empezar a alimentarse correctamente. Pero llega el lunes del nuevo año, y de inmediato surgen asuntos más importantes y urgentes, y la vida continúa como siempre. ¿Qué impide incluso a las personas conscientes y con objetivos claros cambiar?

¿Has notado que tan pronto como se habla de cambios que requieren trabajo personal, surge una resistencia interna? Y cuanto mayor es el deseo de cambiar, más fuerte es esta oposición. Una parte de nosotros no quiere que cambiemos. El científico estadounidense, sicólogo, matemático, maestro de artes marciales y autor del sistema de los cinco anillos, Stuart Heller, llama a este fenómeno "burocracia de los hábitos". En su momento, un conjunto único de hábitos nos sirvió bien, ayudándonos a llegar a donde estamos ahora. Y gracias a la "burocracia de los hábitos" hacemos muchas cosas automáticamente, sin pensar. Por ejemplo, conducimos por la misma ruta al trabajo mientras planeamos reuniones, caminamos por calles familiares, cocinamos o pedimos los mismos platos en restaurantes, reaccionamos de la misma manera a eventos desagradables. Pero resulta que en este fenómeno de habituación, tan conveniente para la humanidad, radica un peligro para la vida. Es como si confiáramos nuestra existencia al piloto automático con los mismos ajustes y nos desentendiéramos completamente del control. "Si no estás enfocado en lo que estás haciendo en este momento y cómo lo estás haciendo, entonces estás durmiendo", dicen los sabios orientales. ¿Qué estoy haciendo ahora? ¿Por qué lo estoy haciendo? ¿Por qué lo hago de esta manera y no de otra? Al hacernos estas preguntas, nos ponemos en el camino de una nueva vida. En períodos de cambio, apagamos el sistema de piloto automático y nos involucramos en el proceso con doble atención. Si no cambiamos, entonces dormimos, y por lo tanto no vivimos. Para sentirnos vivos, podemos cambiar de residencia, trabajo, compañero de vida. O podemos cambiar internamente, cambiar nuestra perspectiva y formas de actuar.

Los entrenadores de desarrollo personal nos dicen: "para empezar a desarrollarte, necesitas salir de tu zona de confort". Intenta tomar cualquier acción habitual, como comer (el ejemplo más claro de automatismo en las personas). Si eres diestro, intenta comer con la mano izquierda y viceversa. Sin duda, será incómodo, pero en ese momento despertarás y tal vez sientas el sabor de lo que tienes en el plato.

La vida es un desarrollo constante, un cambio constante, así es como podemos engañar al mecanismo del envejecimiento y comenzar a bailar tango a los noventa, como una de las famosas centenarias. Y debemos comenzar revisando nuestros hábitos.

Las pruebas de personalidad populares como MBTI y DISC nos encasillan en un tipo específico. Pero donde estamos hoy no es necesariamente donde estaremos mañana. Los resultados de estas pruebas muestran nuestras estrategias habituales. ¡Pero eso no significa que no podamos aprender otras formas de comportamiento y reacción!

Nuestras historias pasadas influyen en nosotros hoy. Y no tanto lo que nos sucedió, sino cómo nos relacionamos con ello. Los sentimientos que experimentamos en momentos importantes, los sentimientos que tenemos ahora. Y así con respecto a una enorme cantidad de situaciones pasadas, de cuya relación se compone nuestra vida actual. Por cierto, cambiar nuestra relación con nuestro pasado es también una forma muy efectiva de cambiarnos a nosotros mismos y nuestra vida. Por ejemplo, cualquier evento negativo se puede ver de diferentes maneras: como una experiencia traumática, como una experiencia de aprendizaje, como una experiencia que nos hizo más fuertes y sabios.

Pero lo más importante es que todos los sentimientos tienen una forma que nuestro cuerpo adopta. La forma influye en cómo pensamos y lo que sentimos.

Por ejemplo, encórvate y di en voz alta: "¡Soy feliz!". Ahora, al contrario, endereza la espalda, extiende los hombros y di: "Estoy deprimido". ¿Verdad que suena gracioso?

¿Qué hacer para superar la resistencia interna de la "burocracia de los hábitos"?

A menudo, al querer cambiar nuestra vida, buscamos la solución a los problemas en lugares equivocados. Buscamos soluciones en nuestros pensamientos o en los consejos de otras personas. Por ejemplo, deseando ganar confianza en nosotros mismos, llenamos nuestra mente con nuevos conocimientos. ¿Pero por qué no recordar nuestros pies? La base obvia que brinda esa confianza en uno mismo en cualquier situación son, ante todo, los pies. Simplemente dile a ti mismo: "Estoy firmemente parado en el suelo".

Es importante: ¡activar al observador interno en todas nuestras acciones!

Stuart dice que cada una de tus acciones tiene dos aspectos, interno y externo.

¿Prestas atención durante cualquiera de tus acciones a lo que estás pensando en ese momento, lo que sientes, cuál es tu estado de ánimo, tu postura, cómo te mueves? ¿Y prestas atención a cómo reaccionan otras personas a tu comportamiento?

Sentimientos - ¿los reconoces?

Si, como un niño, expresas abierta y sin restricciones todo lo que sientes, inevitablemente tendrás problemas en las relaciones. Si no estás en contacto con tus sentimientos internos o los suprimes, tendrás aún más problemas, ¡con tu salud! Tanto la respiración como el sentir ocurren involuntariamente. Y si no estamos en contacto con nuestros sentimientos, ellos forman nuestro cuerpo y nuestro patrón de pensamiento habitual. Un hábito se suma a otro, el cuerpo adopta una forma específica, y nos encontramos en la vía de las mismas emociones y reacciones, excluyendo un universo entero de otros posibles desarrollos.

Detente un segundo antes de tu próxima acción...

El resultado de cualquiera de tus acciones depende de tus pensamientos, sentimientos, la posición de tu cuerpo en el espacio, expectativas, deseos. El momento antes de comenzar las acciones, que incluye nuestra conciencia, en la filosofía china se llama "Antes del Comienzo". Saltándonos este momento crucial sin la debida atención, actuamos de manera imprudente e insensible hacia nosotros mismos y hacia los demás. Cualquier acción tiene un comienzo, un medio y un final. ¡Ser consciente de cada etapa ofrece la clave para resolver muchos problemas! Antes de reaccionar a algo y comenzar a actuar la próxima vez, intenta primero hacer una inhalación y exhalación.

El estado es la clave para los cambios. Endereza los hombros y observa tus pensamientos.

Lo que piensas sobre algo o alguien afecta lo que sientes. Lo que sientes afecta lo que piensas. ¿Qué consideras más importante? ¿El pensamiento o el sentimiento? Los problemas terminarán solo cuando ambos sean aceptados como igualmente importantes y comiences a observar ambos.

Cómo te mueves te dice acerca de tu estrategia habitual

Presta atención a cómo te mueves, y entonces tus verdaderas intenciones, impulsos, emociones, reacciones serán más fáciles de notar. Hay varios tipos de reacciones a algo que se acerca a tus límites personales (otra persona, una emoción o un plazo): detenerte en el lugar, dar un paso al costado, retroceder o avanzar hacia la persona o el evento. ¿Cuál es más habitual para ti?

¡Mejor comprensión de ti mismo = mejor comprensión de los demás!

Una vez que seas consciente de tus estrategias habituales, la estructura de tu cuerpo y el estado correspondiente, aprenderás a entender cómo están estructurados los demás y en qué estados se encuentran. Si te vuelves aún más observador, notarás que cada sentimiento o emoción adopta una forma específica en el cuerpo.

También puedes cambiar la forma de tu esqueleto con un pensamiento o decisión. Pero en este caso, necesitarás aplicar más fuerza externa y ejercer control.

El sentimiento, el estado en el que te encuentras ahora, no solo afecta lo que haces, sino también cómo lo haces. Y es posible que hayas notado que al realizar una actividad física, como bailar, puedes pasar fácilmente a un estado emocional más agradable.

Empieza a moverte de manera diferente, y tu vida cambiará

Si actuamos solo a través de la intención y la voluntad, como la mayoría de nosotros, pueden surgir consecuencias no deseadas y lesiones corporales. La "burocracia de los hábitos" resistirá con fuerza. Existe un camino más fácil y suave. En la filosofía clásica china, esta idea se llama "wuwei", que se traduce literalmente como acción en el flujo, sin tensión excesiva. Fortalece al observador interno. Y cambia tu trayectoria de movimiento:

Aprende a observar tus pensamientos, sentimientos y acciones. Intenta hacer cosas habituales de manera nueva. ¡No te quedes quieto! Da preferencia en tu vida a cualquier actividad motora. Caminatas, bailes, deportes. La forma de tu cuerpo inevitablemente cambiará constantemente, y con ella, tú mismo y tu preciosa vida.

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Edición: Emilio Gómez