Espacio libre para “una vileza”

La Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México presentó la semana pasada su reporte final, en el cual concluye que alrededor de 300 mil de las 834 mil 733 muertes reportadas oficialmente durante la pandemia de SARS-CoV-2, del 30 de marzo de 2020 al 9 de mayo de 2023, se atribuyen a la “gestión deficiente” del gobierno mexicano a lo largo de la crisis sanitaria.

El dato implica que casi cuatro de cada 10 fallecimientos oficialmente atribuidos al coronavirus pudieron haberse evitado, pues se debieron más a un manejo político de la pandemia que al deterioro en el estado de salud de cada paciente. La mencionada Comisión indica que el periodo entre la declaratoria de emergencia y el final de la pandemia se caracterizó por “la subestimación del virus”, “la centralización y personalización de las decisiones” y la “política de austeridad del gobierno” que dejó “sin recursos” al sistema de salud.

Este lunes, durante su conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador, calificó de “una vileza” el informe, y agregó que es pura politiquería que busca perjudicarlo. Cabe recordar que el mandatario se contagió de Covid-19 en tres ocasiones.

Añadió que ese estudio se hizo a modo “para mostrar ineficiencia en el gobierno en un caso tan triste, tan lamentable como fue la pérdida de vida de miles de mexicanos. Es un acto de vil politiquería, sobre todo darlo a conocer en este tiempo, y si ustedes ven quiénes son los patrocinadores, son como los abajo firmantes, si hacen un cruce, ahí los van a encontrar, son los mismos”.

Conociendo la habilidad del Presidente para el manejo de los tiempos, resulta hasta increíble que no previera la presentación del informe en época electoral, y tan cerca de la fecha para que están pactados los comicios. Pero sobre todo porque el reporte viene de una instancia que suplió al Estado.

En otros países, la auditoría a la gestión de la pandemia quedó en manos de una comisión del Congreso, algo que en México no se hizo, en buena medida porque el mayoriteo del partido oficial siguió la línea marcada desde Palacio Nacional y porque la bancada de la Cuarta Transformación optó por renunciar a una atribución que le correspondía como representante de la Nación, y al omitir esta responsabilidad dejó expuesto al Presidente.

En suma, realizar una revisión o auditoría a la gestión de la pandemia era una obligación del Estado, que no debió quedar, desde el inicio, a cargo de una comisión independiente; aunque esto no quiere decir que esta comisión era innecesaria. Al contrario. Se trataba de establecer qué se pudo haber hecho mejor y a partir de ahí preparar al sistema de salud para mejorar su capacidad de respuesta y atención.

Si el Congreso no realizó la auditoría, dejó el campo libre para que cualquier independiente organizara el ejercicio, definiera el método de evaluación y al momento de presentar los resultados, terminara por definir la agenda en salud, impactando en la campaña electoral. También debe hacerse constar que hay aspectos que el informe no cubrió y que también se reflejarán en las elecciones, como son las condiciones en que fueron atendidos los pacientes, la cantidad de defunciones entre el personal médico y las condiciones en que estos laboran, lo cual sigue siendo un asunto político. 

Lo extraño entonces es que se haya dejado de poner el tema de salud en la agenda política considerando el antecedente inmediato de la pandemia, como si fuera imposible que en un futuro cercano surja otro virus incluso más mortífero que el SARS-CoV-2, y que no hayamos escuchado a las candidatas presidenciales pronunciarse al respecto.

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Edición: Fernando Sierra