Opinión
José Díaz Cervera
07/08/2024 | Mérida, Yucatán
Murió Roldán Peniche. Algo se quebró en la tarde cuando me lo dijeron.
Ahora mismo en que escribo estas líneas, escucho su voz grave y opaca de gran charlista y de hombre sabio que no tenía temor alguno de preguntar aquello que ignoraba.
Conviví poco con Roldán, lamentablemente.
La primera vez estuvimos en compañía de Gaspar Gómez Chacón, quien nos invitó a un bar por los rumbos de la colonia Carranza, después de una sesión de trabajo cuando escribimos un libro sobre la radio en Yucatán. En otra ocasión coincidimos en el Chema´s-bar, en compañía de funcionarios de la Secretaría de Cultura. Alguna vez nos encontramos en alguna cafetería del centro y charlamos largo y tendido.
Roldán era amable y probo; gran conversador y de risa fácil.
Hace cuatro años sufrió un accidente en su hogar cuando se encontraba solo y allí comenzó una etapa de postración que culminó indirectamente con su deceso.
Soy enemigo de las frases hechas con las que nos desentendemos de nuestra falta de compromiso emocional. Algo se quebró a las 5:15 de la tarde de ayer, cuando supe que Roldán había abandonado la casa de su cuerpo.
Roldán debe estar en paz, pero no descansará.
Estoy seguro que en este momento está buscando hojas de papel y una pluma para tomar algunas notas… Aquí te extrañaremos, amigo; te echaremos de menos, hermano del alma.
Edición: Fernando Sierra