Opinión
La Jornada Maya
19/12/2024 | Mérida, Yucatán
El 21 de diciembre no es una fecha cualquiera. Este día, cargado de simbolismo por coincidir con el solsticio de invierno, representa un momento de profunda reflexión sobre la riqueza y vigencia de la Cultura Maya. Más que un recuerdo del pasado, esta efeméride nos invita a reconocer la fuerza y vitalidad de un pueblo cuya herencia sigue marcando nuestra identidad colectiva y cuyo espíritu sigue contribuyendo al desarrollo cultural, social y ambiental de la península de Yucatán.
La civilización maya, conocida por sus avances en matemáticas, astronomía, arquitectura y escritura, dejó un legado innegable que trasciende el tiempo. Pero su mayor contribución no reside únicamente en lo que fue, sino en lo que sigue siendo: una cultura viva, con millones de hablantes, artistas, científicos, líderes comunitarios y guardianes de la tierra que continúan enriqueciendo a nuestras sociedades.
Este 2024 ha sido un año de logros significativos para los mayas, quienes han reafirmado su presencia tanto en lo local como en lo global. Uno de los avances más importantes fue el fortalecimiento del uso de la lengua maya en espacios educativos, gracias a programas impulsados por las comunidades y respaldados por instituciones. Más escuelas incorporaron materiales bilingües, y se celebraron eventos literarios donde el maya no solo fue lengua de comunicación, sino vehículo de creación artística.
En el plano internacional, destacaron creadores mayas que llevaron su visión del mundo a escenarios globales. Escritores, pintores y músicos recibieron premios y reconocimientos, demostrando que el arte maya no solo rescata tradiciones, sino que las transforma en expresiones contemporáneas. Por otro lado, el papel de las comunidades mayas en la conservación de la selva y los ecosistemas de la región también se destacó. Líderes locales impulsaron proyectos de agroforestería y manejo sostenible de recursos naturales, convirtiendo a la Selva Maya en un ejemplo de resiliencia ambiental frente al cambio climático.
Sin embargo, como ocurre con cualquier cultura viva, los retos son tan importantes como los logros. Para el 2025, el desafío más urgente para los mayas sigue siendo la lucha por el reconocimiento pleno de sus derechos territoriales y culturales. Grandes proyectos de infraestructura y desarrollos turísticos continúan amenazando sus tierras ancestrales, que no solo son espacios físicos, sino territorios espirituales y culturales esenciales para su identidad.
A esto se suma la necesidad de asegurar la transmisión intergeneracional de la lengua maya. Aunque se han dado pasos importantes, las nuevas generaciones enfrentan la presión de un entorno dominado por el español y el inglés, lo que pone en riesgo la continuidad de esta lengua milenaria. La educación bilingüe debe fortalecerse aún más, y las tecnologías digitales deben convertirse en aliadas para acercar el idioma a los jóvenes en sus propios contextos.
Por otra parte, el acceso a servicios básicos, como salud y educación, sigue siendo una deuda histórica que el Estado mexicano tiene con los pueblos mayas. La inclusión de sus perspectivas en la formulación de políticas públicas es fundamental para garantizar su bienestar y desarrollo integral.
El Día de la Cultura Maya es una oportunidad invaluable para rendir homenaje a un pueblo que no solo construyó una de las civilizaciones más avanzadas de la antigüedad, sino que continúa iluminando el presente con su sabiduría, arte y resiliencia. Este 21 de diciembre debe ser un llamado para todos: a las autoridades, para que reconozcan plenamente los derechos de los mayas y respeten su autonomía; a la sociedad, para que valore su legado y evite caer en actitudes discriminatorias; y a los propios mayas, para que sigan fortaleciendo su identidad, resistiendo los embates de la modernidad y mostrando al mundo que tradición y progreso pueden coexistir.
En vísperas de esta celebración, desde La Jornada Maya reafirmamos nuestro compromiso con la difusión y preservación de la riqueza cultural que define nuestra región. Este día no solo debe ser un recordatorio del pasado, sino un estímulo para construir un futuro en el que la cultura maya sea reconocida y respetada en toda su plenitud.
21 de diciembre es, ante todo, un día de orgullo, esperanza y resistencia. Porque mientras los mayas sigan soñando, luchando y enseñándonos a respetar la tierra y nuestra diversidad, su cultura será siempre sinónimo de vida y humanidad.
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Edición: Estefanía Cardeña