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Las palabras fascistas y supremacistas de Trump

El mandatario trae consigo una corte de oligarcas y una visión mesiánica del mundo
Foto: Reuters

Durante la toma de posesión del presidente Trump hubo varias frases y palabras que expresan el delirio fascista y supremacista del nuevo inquilino de la Casa Blanca, de su corte de hombres más ricos del planeta y gabinete de ultras que combinan sus visiones mesiánicas del mundo con el odio “racial”. 

Su afirmación de que por designio de Dios se encuentra al frente de la administración estadunidense y que los Estados Unidos son el nuevo Frankenstein que vivirá por siempre, expresan el peligroso y delirante camino que ha tomado la potencia militar del norte, dispuesta a arrebatar territorios a la fuerza tal y como hizo en sus inicios, aniquilando a la población autóctona y declarando guerras de exterminio para apoderarse de tierras de otras naciones. 

La realidad es que ya se veía venir con la destrucción genocida de Gaza; el apoyo incondicional al aliado gobierno de Israel durante un año y medio es expresión de los nuevos tiempos que vivimos. El mismo Trump, en su primer día al frente de la Casa Blanca, dijo que "Gaza es interesante. Es una ubicación fenomenal. Está al lado del mar y tiene el mejor clima... Se podrían hacer cosas fantásticas con Gaza" como si se tratara de un terreno al que “limpiaron” para realizar desarrollos inmobiliarios. También afirmó que los más de 1.5 millones de gazatíes sobrevivientes deberían irse a Egipto y Jordania. 

Como han señalado políticos y activistas las afirmaciones de Trump tienen un nombre: limpieza étnica y crimen de guerra. Pero qué sorprende, si el mismo Trump lo que pretende es limpiar a Estados Unidos de millones de inmigrantes a los que califica como animales y criminales.

La deportación -término que evoca las deportaciones nazis de judíos y otras etnias y grupos durante la Segunda Guerra Mundial y su posterior exterminio- y persecución o más bien cacería en territorio estadunidense de inmigrantes muestra, el rostro brutal de una clase oligárquica que pretende barricar a Estados Unidos detrás de muros, pero que desea seguir robando recursos y territorios alrededor del planeta a punta de amenazas y bombas para sostener su viabilidad imperial.

En efecto. Mientras el gobierno estadunidense mantiene cientos de bases militares alrededor del planeta dice que no necesita de nadie, empezando por América Latina, pero eso sí exige recursos naturales y líneas de comunicación como el Canal de Panamá.

Y en un acto de la peor irresponsabilidad e ignominia vuelve, por enésima ocasión a tirar por la borda acuerdos en materia climática, condenando al mundo a padecer horribles cataclismos climáticos como los que ya hemos visto en España y el mismo Estados Unidos, recientemente.

En perspectiva, Trump así pretende responder al desafío a su hegemonía global puesto por China y Rusia, incluido el BRICS (la asociación de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y otras naciones que se han ido sumando en los últimos años), que no es más el temor a que el dólar llegue realmente a ser desplazado y el dominio estadunidense de la economía global llegue a su fin, ahondando la crisis de la deuda interna y externa de los Estados Unidos.

La “genial” idea de Trump es acabar con el desafío a la hegemonía estadunidense en clave étnico militarista, alzando la bandera de la nación indispensable y del supuesto excepcionalismo estadunidense. Y para ello pretende desembarazarse del “lastre” que suponen, según él, millones de indocumentados, la mayoría de los cuales van a apuntalar la economía estadunidense con sus bajos salarios, falta de prestaciones y ganas de trabajar. 

Pero será muy difícil echar para atrás el reloj de la historia y sobre todo, evitar que las mismas decisiones de Trump no terminen por hundir a la potencia. En el camino, muchos que estamos muy cerca de ellos, podemos padecer grandes y graves problemas. México, se encuentra muy cerca del ojo del huracán. Y los genocidios, ya tienen carta blanca de occidente.

Cajón de sastre

El periodista palestino-estadunidense director de Electronic Intifada, Ali Abunimah, fue arrestado en Zurich, Suiza, y pasó 2 noches encarcelado.

Abunimah había llegado a Suiza el día anterior para asistir a una serie de actos públicos, invitado por organizaciones locales. Cuando llegó al aeropuerto de Zúrich el viernes, Abunimah fue interrogado por tres policías vestidos de civil, los que lo arrestaron violentamente y lo obligaron a subir a un vehículo sin distintivos y sin revelar adónde lo llevaban.

Observadores señalan que el arresto de Abunimah es parte de una creciente reacción de los gobiernos occidentales contra las expresiones de solidaridad con el pueblo palestino.

El año pasado, varios activistas y periodistas en Gran Bretaña fueron arrestados, sus casas  allanadas o acusados utilizando poderes “antiterroristas”.


Edición: Fernando Sierra


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