Opinión
Rulo Zetaka
20/02/2025 | Mérida, Yucatán
Leer a una premio Nobel suele ser una tarea que las personas que son ávidas lectoras hacen apenas pueden y aunque me cuento entre las personas ávidas, no me suelo contar entre las lectoras de premios Nobel. Una vez por año la academia sueca nos da un nombre que a veces es familiar, y otras veces es mágico. En el 2024 se declaró a los cuatro vientos el nombre de una autora coreana e inmediatamente, como suele ocurrir con las personas galardonadas, sus libros se esfumaron de los anaqueles.
La vegetariana (Random House, 2024) de Han Kang es la obra por la que premiaron a la autora y de la que se ha hablado bastante, por lo que volví a entrar a la disyuntiva, ¿será que mi reseña abona en algo a esta reflexión en torno a la galardonada? Intentaré en este texto explicar la forma en la que leí la obra y vislumbrar brevemente que fue lo que me atrapó y terminó conmocionándome, aunque tengo que admitir que también dejaré unos cabos sueltos para no adelantar unos giros narrativos.
La novela nos cuenta la historia de Yeonghye que un día decide dejar de comer carne. Los recomendadores de libros se han detenido profundamente en lo gráfico de la escena: el esposo al despertar por la mañana ve a Yeonghye vaciando la nevera y poniendo en bolsas de basura una selección suculenta de carnes que se usan en la gastronomía coreana y en lugar de preguntarse por la salud de la esposa y sus acciones, el esposo se preocupa por su desayuno.
Me sorprendió mucho la forma en la que es narrada la escena anterior, que brota en las primeras páginas, pero con la obra concluida descubro que es meramente superficial: la forma y el fondo de la obra se entrelazan majestuosamente para dejarnos un profundo interés en lo que narra y en especial los temas que aborda Han Kang. Por ello, mientras pensaba esta reseña, quería entender cómo concebí mi lectura al concluir con las últimas palabras del texto.
Decidí hacer esta lectura con un incienso, en casi todas las sesiones que tuve con el libro, me encendía un incienso y lo miraba alternadamente mientras deshojaba la lectura. Descubrí en la última sesión que la narrativa la percibí un poco como la columna de humo de un incienso de la que miro tres fases: la que brota de la punta con calma, la que se turba con el primer quiebre de la columna y la que desvanece difuminando un aroma penetrante.
Han Kang nos narra tres momentos de la vida de Yeonghye, la primera desde la mirada del esposo y las razones por las que se hace vegetariana. En ese primer capítulo conocemos a los personajes y aunque solamente escuchamos la voz de la protagonista por lo poco que habla con su esposo, descubrimos cada tanto un vínculo extraño y profundo con sus sueños. La columna se empieza a turbar al final del primer capítulo con una escena que podría describir con la repulsión que podría generar un matadero.
En el segundo capítulo, que acontece un tiempo después, el cuñado artista de Yeonghye tiene un proyecto de video profundamente relacionado con la vegetariana. Simbólicamente, nos acercamos a un anhelo patológico como suelen tener los artistas cuando se obsesionan con algunos elementos de su obra y también entenderemos un poco más la relación de la protagonista con las plantas.
En un final con tintes de tragedia se cierra el segundo capítulo y da paso al último, con la mirada de Inhye, la hermana de Yeonghye que la acompañará en los últimos pasos de los mensajes de sus sueños convirtiéndose en realidad. Es esta última parte donde la historia se vuelve dolorosa y me hiere, tuve que detenerme 24 horas en el tramo final porque las emociones habían sido muy intensas y me interpelaran personalmente.
La vegetariana deja como el incienso un penetrante aroma difícil de describir pues tiene una combinación onírica, erótica, y patológica que es difícil de digerir. Por ello, entendería que para algunos lectores la columna de humo se desbarate en ráfagas de viento por lo complejo de la temática y lo desconcertante de la narrativa. Sin embargo, esta es una obra que recomiendo profundamente leer con calma y con cariño, al final no les va a defraudar y tampoco les dejará indiferentes.
@RuloZetaka
Edición: Estefanía Cardeña