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Zelensky y el fin de la guerra

Un mandatario ridiculizado por Trump, acusado de "jugar" con la Tercera Guerra Mundial
Foto: Efe

Las negociaciones para el fin de las acciones bélicas entre Ucrania y Rusia avanzan, ya desde su campaña electoral Donald Trump dejó en claro que esa guerra era insostenible para la economía e interés político de los Estados Unidos, y que Volodymyr Zelensky sería desplazado sin reparo alguno, lo que en días pasados presenciamos a través de una transmisión pública por los medios estadunidenses, como parte de una reunión bastante sombría que deja mucha luz sobre cómo el imperialismo opera y cuáles son sus intereses reales. Zelensky fue siempre un títere y como tal es desplazado, mientras los acuerdos imperialistas se preparan para cobrar el alto costo de la guerra; siempre es así. 

Ucrania, su pueblo, es la gran perdedora, nunca fue del interés de Rusia ni de Estados Unidos, los muertos los pusieron el pueblo ucraniano y ruso, pero las ganancias serán cobradas por las élites de ambos países, pues al final ya se ve cómo el trasfondo económico sobre sale en todo este fango de destrucción. La reunión televisada incluye recursos naturales, humanos, económicos, pero ya no del imperialismo a Ucrania, sino al contrario, ahora llegan las facturas del apoyo recibido en estos tres años de guerra, viene la devastación de Ucrania como una nación colonizada, que ya de por sí tenía una marcada subordinación y dependencia al imperialismo estadunidense. 

Zelensky es desplazado y obligado a ser ridiculizado en público, es señalado por Trump como un objeto ya inservible al interés geopolítico del imperio, y no sin ironía el imperio acusa a Zelensky de no querer la paz, de “jugar” con la Tercera Guerra Mundial, cuando el mundo sabe que fue el imperio estadunidense quien le dio las armas. La Unión Europea sólo puede presenciar nuevamente cómo la bota imperial les recuerda que hasta hoy, si bien está en crisis, el imperialismo estadunidense sigue dominando una parte importante del mundo, y esa es justamente la intensión de Trump; reforzar el poder estadunidense y reajustar su injerencia en zonas del mundo en las que ha perdido influencia. Las voces dispersas que piden a Zelensky resistir, sólo son simulación en un acto ya escrito, pues ahora quien se creyera un gran gobernante de Ucrania, es un enemigo de la “pax americana”. 

Es claro que Trump juega al miedo, lo usa como arma política, así lo hace con los aranceles anunciados para México y otras naciones, y así quiere dejar muy claro que Zelensky debe agradecer al imperio por haber sido apoyado en la guerra que desde el principio estaba perdida, la aparente rebeldía de Zelensky no es más que el intento ya desesperado de obtener protección ante el ocaso de su gobierno, y no se ve por donde podría revertir una situación de la que es su propio artífice, no queda mucho tiempo para los anuncios y acuerdos, en los que los pueblos de ambas naciones serán los perdedores, pues las vidas sacrificadas en los campos de batalla no regresarán; ese es el precio de la soberbia y la inhumana política imperialista. 

En ese marco, pareciera que Rusia y Putin son los únicos vencedores, y si bien es verdad que en términos bélicos la guerra no era nunca viable para Ucrania y sus aliados, y que la superioridad rusa en términos armamentísticos está muy por encima de sus adversarios de la región, también hay que advertir que en las negociaciones Rusia deberá conceder algunas cosas para llegar a una “paz americana” con Trump y su imperio. Aunque eso sí, el gran vencedor de esta guerra es el capital, son los intereses imperialistas monopólicos de ambas naciones, pues lo que ahora viene es el reacomodo de los capitales y las relaciones comerciales, de los nuevos productos, la creación de nuevos mercados, la devastación de los recursos naturales de Ucrania (como la minería) y el empobrecimiento de la clase trabajadoras, por parte de quienes alguna vez se creyó Zelensky eran sus fieles sus aliados. Y así, nuevamente, queda claro, el capital no tiene patria ni moral, sólo tiene interés inhumano de expansión. 

Los pueblos de Ucrania y Rusia han perdido en una guerra que no debió ser, son los sacrificados en el campo de batalla, al igual que lo serán ahora que tras la guerra la economía de ambos países recienta aún más el peso de invertir en la muerte humana. Pronto veremos con más claridad lo que desde hace tres años se dijo; esta guerra nunca fue por la humanidad… 
Lea, del mismo autor: Martí, más vigente que nunca

Edición: Fernando Sierra


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