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Reducir la jornada laboral es política climática

¿Cómo resolvemos la paradoja de reducir sectores contaminantes, sin afectar los empleos?
Foto: Ap

Nos encontramos en estado de emergencia climática y necesitamos contaminar mucho menos. Estamos al borde de cruzar puntos de no retorno que transformarán al planeta de manera catastrófica, imparable e irreversible. Entre otras medidas urgentes a adoptar para prevenir este colapso, necesitamos implementar una garantía laboral con reducción de la semana de trabajo. ¿Por qué?

Existen industrias muy contaminantes, como la aviación que genera 3 por ciento de emisiones globales, la industria textil produce cerca del 10 por ciento de emisiones, el complejo industrial militar, que genera 6 por ciento de las emisiones, y la producción de cemento 7-8 por ciento. El 85 por ciento de los textiles se queman o acaban en la basura, mientras que 40 por ciento de la ropa jamás se usa. 

Además de estas industrias contaminantes, entre los agentes nocivos que originan, alientan y sostienen la crisis climática, están los bancos financieros corporativos, como BBVA y Santander, que junto a los 60 mayores bancos del mundo han invertido 5.5 billones de dólares en la industria de los combustibles fósiles. También es necesario consignar a la publicidad, que nos incita al consumismo, las industrias de la comida rápida y las refresqueras, que nos causan diabetes y roban el agua.

Estas industrias no les dan valor a nuestras sociedades, sino que las dañan. Nos dejan sin agua, contaminan ríos y cuencas, generan los gases que calientan el planeta y que traen sequías, inundaciones, huracanes y hambrunas. Es imperativo reducir la producción de todas estas industrias, para poder mantener un planeta que tenga la capacidad de sostener la vida humana. 

Pero hay muchísima gente empleada en estas industrias. Si las eliminamos, las y los trabajadores pierden ingresos y seguridad social. ¿Cómo resolvemos la paradoja de reducir sectores económicos e industriales contaminantes, sin que la gente empleada por ellos caiga en el desempleo? 

Esta paradoja se resuelve si se establece una garantía laboral. Esta garantía debe beneficiar, preferentemente, a los sectores que le dan valor a la sociedad: educación, salud, limpieza pública, artes, deportes, agroecología, reforestación, transporte público, expansión de la capacidad renovable a mano de colectivas. La garantía laboral permitirá proteger a la gente, todavía empleada por sectores incompatibles con un mundo posible dentro de los límites ecológicos del planeta, y cobijarla con dignidad.

Toda garantía laboral debe ir de la mano con el derecho efectivo a la vivienda y el control de precios de renta. De otra manera, solo habría un flujo de dinero directo a las manos de quienes son dueños de infraestructura. Una garantía de vivienda reduce la necesidad de construir nueva infraestructura, y a la contaminación ligada con la producción del cemento. Además, esa garantía podrá permitir que la gente viva cerca de su lugar de trabajo, reduciendo aún más la contaminación. 

Por último, es justo y necesario, otorgar un salario básico universal a aquellas personas que no pueden ‘trabajar’ (como padres y madres con hijxs pequeños).

La reducción de la semana laboral es una política climática en sí misma: según investigaciones científicas, semanas laborales más cortas reducen la contaminación y el consumismo, y a la vez permite compartir, de manera justa, el trabajo útil. 

El obstáculo más grande de la crisis climática son los dogmas que nos ha impuesto el sistema capitalista y las corporaciones como Exxon y Shell (que lucran vendiendo hidrocarburos, inclusive a empresas armamentistas, que producen plástico, y que surten el petróleo que genera ropa de poliéster) y que siguen siendo impulsados por su ejército de medios de comunicación corporativos. 

¿Por qué tenemos que trabajar para tener “dignidad y seguridad”? Recordemos que alguien ‘trabajando’ para Coca Cola daña mucho más que alguien ‘sin empleo’, que pasa su tiempo jugando fútbol y contaminando mucho menos. 

Los ejecutivos de Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, las empresas armamentistas que lucran con las guerras y genocidios, están “trabajando” bajo los dogmas actuales. 

Una garantía laboral daría libertad económica para no ser forzados a trabajar para industrias que nos avergüenzan, como las tabacaleras, refresqueras y empresas armamentistas, entre otras.

La gente no está desempleada; está en situación de desempleo. Demandemos que se cambie esa situación. 
No hay justicia climática sin justicia social.

FB: Ornela De Gasperin Quintero
X: @orneladg




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