Opinión
Luis Antonio Blanco Cebada
24/03/2025 | Mérida, Yucatán
En noviembre de 2024 el Senado de la República aprobó el dictamen con proyecto de decreto para la reforma que desaparece organismos autónomos, argumentando la duplicación de funciones y una mayor austeridad en el gobierno. Este año el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) debe trasladar sus funciones al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). El 2 de diciembre del año pasado el Coneval emitió un comunicado ofreciendo “su colaboración y disposición con las y los legisladores en la definición de las leyes secundarias y reglamentarias para preservar las funciones de la medición de la pobreza multidimensional, el monitoreo y la evaluación de las políticas públicas en este nuevo diseño institucional”. Sobre este último ofrecimiento quiero llamar la atención hoy.
Algunos gobiernos solicitan la opinión de la ciudadanía antes de formular su plan de trabajo. Sin embargo, el principio que guía esos ejercicios “consultivos” se liga más a la inclusión política de los adversarios e, incluso, al reconocimiento de las diferencias al interior del propio grupo, que al conocimiento sistemático de una realidad social específica. En contraparte, el Coneval destaca, desde su creación en el año 2005 hasta la actualidad, porque ha sabido indagar con rigor científico y principios metodológicos claros la instrumentación y operación de la política pública. En su quehacer ha debido involucrar a operarios y beneficiarios, y actores directa o indirectamente implicados en el desempeño de los programas de desarrollo social. Al presentar públicamente sus resultados, se distingue por vincular los distintos órdenes y poderes de gobierno con la sociedad organizada, siendo el Coneval referente obligado para la toma de decisiones.
El Coneval sobresale no sólo por su labor gestora del entendimiento e instrumentación de la política pública. Las metodologías de sus evaluaciones son, en sí mismas, promotoras de la inclusión y el cambio social. El Conevaldefinido diversos tipos de evaluaciones tratando de cubrir el ciclo “clásico” de las políticas públicas: diagnóstico, específica, de procesos, de diseño, estratégica, específica de desempeño, complementaria, de consistencia y resultados, integral y de impacto. De manera particular, las evaluaciones “de procesos” y “de impacto” implican, en sus indagaciones, la opinión de quienes operan y se benefician del programa. Así, los resultados de las evaluaciones no expresan únicamente porcentajes en el cumplimiento de objetivos del programa, sino oportunidades para la mejora de su diseño e implementación. Con esto se reconoce que los beneficiarios de un programa son agentes de cambio, no depositarios inertes de servicios o subsidios.
Visto así el proceso evaluatorio, las “de procesos” y “de impacto”, representan a la arena donde se disputa la conducción de operaciones no solo administrativas sino políticas. Lo que se observa, entonces, no es la política pública en acción, sino el accionar de la política pública. Quien evalúa aprende a reconocer las apropiaciones diferenciadas de los objetivos de un programa y analiza la configuración de la identidad local a partir del tejido de alianzas entre diversos actores. Por eso evaluar no es auditar, como se ha pretendido hasta hoy. Evaluar significa, ante todo, comprender y más: vincular.
Por ejemplo, entre los años 2023 y 2024 el Coneval realizó su primera evaluación “de impacto” de corte cualitativo: la vertiente “Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (PROFEST)” del “Programa de Apoyos a la Cultura” de la Secretaría de Cultura. Karina Barrios Sánchez, Coordinadora General de Evaluación del Coneval, dijo en noviembre de 2024 en el Seminario Permanente de Políticas Públicas del Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno: “lo que buscamos es una observación más profunda, con una solidez y con criterios muy específicos (…) que nos permita ver cuál es el desarrollo causal de una intervención”. Se trata de evaluar, interactuando, de manera integral, con quienes organizan, gestionan, participan y asisten a los festivales en el marco de operación de una política pública.
Este es el trabajo que el Coneval ha hecho en pro de la gobernanza. La evaluación articula y conecta diferentes miradas, desde el proceso y en el resultado. Habrá que darle seguimiento al comunicado del Consejo emitido en diciembre del año pasado para garantizar la continuidad de sus funciones evaluatorias.
Edición: Estefanía Cardeña