Opinión
Edgar Fernando Cruz
28/05/2025 | Mérida, Yucatán
Los hechos de la semana pasada quedarán en la memoria colectiva como hechos fatales de nuestra historia política.
Mal tiempo para el gobierno de México, por un lado, el inexplicable choque del buque insignia Cuauhtémoc en Nueva York, que deja dos jóvenes marinos muertos, varios lesionados y profundamente herido el orgullo de la marina mexicana, por otro lado, el doble asesinato político en la capital que nos dejó perplejos ante la realidad que ya alcanzó a la otrora blindada ciudad de México... y asesta un golpe letal a la jefa de gobierno Clara Brugada.
Trump nos da otro golpe y pretende gravar con el 3.5 por ciento las remesas que salen de Estados Unidos. Mientras como en antaño, la CNTE vuelve a poner contra la pared al gobierno y a la movilidad de los ciudadanos demandando 100 por ciento de aumento, abrogar la ley 2007 del Issste y revisar las cuentas individuales de la afore.
Dejamos atrás una semana que en el balance de imagen política y de impacto no ha sido buena para nadie.
Una semana pésima para Clara Brugada y una mala semana para Claudia Sheinbaum.
La verdad, algo muy profundo se rompió en la confianza ciudadana.
Además, el lunes caen en infraganti 11 hombres de la guardia nacional ejecutando huachicol.
Esta semana y la que viene no se ven mejor para nadie, está en la puerta una elección sin precedentes, una elección de cientos de puestos del Poder Judicial, muchos nombres en las boletas para votar, nombres desconocidos para ocupar el tercer poder.
En la práctica es difícil votar con conocimiento de los perfiles de los candidatos, ojalá asistan muchos votantes, pero votantes informados y conscientes, cosa que se ve imposible y cosa que contradice la salud democrática de un voto empático con un proyecto o con un perfil ideológico, en este caso un perfil honesto, neutro que esté dispuesto a juzgar con rigor ético.
80 mil casillas, 300 consejos distritales, seis boletas, 39 nombres en cada una, 10 días para entregar resultados y empezar a recibir impugnaciones...
Circula un acordeón del INE que instruye pero que desnuda la incapacidad del electorado, es un reconocimiento tácito de la ignorancia del votante.
El conteo y cómputo de los votos será muy complicado, un reto para el INE que no contará esa noche los votos, el resultado lo sabremos 10 días después.
Se calcula como máximo 20 por ciento de participación de la población, ojalá, si acaso hubiera menos, sería visiblemente un fracaso de la reforma de ley Judicial.
En rigor no parece una elección blindada.
La esperanza, después de la elección, es que la impunidad sea derrotada, la esperanza es que el sistema de justicia encuentre un nuevo camino, la esperanza es que los culpables paguen y las víctimas encuentren justicia. Pero del otro lado del río están los fiscales, que serán los mismos de siempre, quienes manipulan expedientes, pruebas y son altamente corruptibles, con instrumentos viciados los jueces sólo pueden juzgar lo que presenta el defensor de la víctima, los llamados ministerios públicos.
Publicó el Financial Times que estamos en un ejercicio Kafkiano
Franz Kafka plantea en la metamorfosis el desdoblamiento de uno mismo, como en Alicia a través del espejo, yo frente a mí mismo, capaz de mirarme y reencontrarme...
Entonces que cada quien saque sus conclusiones
Paso de gato
La tauromaquia enfrenta no solo un movimiento antitaurino animalista, enfrentan una ideología política que busca asegurar votos y simpatizantes , más allá de la política de protección animal.
Converse con un periodista taurino de gran trayectoria, el doctor Jose Antonio Ceballos
¿Qué opinión te merece “corridas de toros sin violencia” en la Ciudad de México?
Los animalistas se apoyan en el contubernio con las autoridades que le temen. Se apoyan también, y les “favorece”, esa denominada “cultura woke”, que ha venido a contaminar a niños y jóvenes, así como a desvirtuar ociosa e hipócritamente, el enfoque de muchas situaciones de vida y del pensamiento, entre otras cosas, priorizando el bienestar animal -muy loable- muy por encima.
El escritor Antonio Fernández Fernández explica la participación de esa cultura anglosajona
“Se ha dicho de la cultura woke que se trata de un movimiento clasista, que menosprecia la identidad rural y cultural, pues interpreta la cultura desde una visión puramente urbana y desde su posición de privilegio, lo cual les distorsiona la visión para observar las corridas de toros desde otro ángulo, por ello son señalados de ser hipócritas, al tolerar la explotación animal de forma industrial".
Edición: Estefanía Cardeña
