Opinión
Julio Hernández López
29/05/2025 | Ciudad de México
Hay diálogo, pero no acuerdos
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no es una organización de resoluciones rápidas ni fáciles. No acepta liderazgos únicos ni arreglos asumidos sólo por dirigentes o comisiones: todo se lleva a discusión y a asambleas que suelen ser tardadas pero, sobre todo, intensas, representativas de las corrientes (de varias tonalidades, confrontadas algunas entre sí) que confluyen en ese amplio frente sindical disidente.
Congruente con esa textura, la CNTE aceptó acomodarse en una mesa de negociación que, por parte del gobierno federal, llevó pocas cartas para colocar sobre la mesa: sabidas y, por tanto, rápidamente refutables. Así que la Comisión Nacional Única Negociadora escuchó, habló y, luego de cinco horas, se retiró para informar a sus bases de lo que en primera reacción fue calificada como "pura paja", y procedió a consultar a los movilizados respecto a lo ofrecido por la instancia federal.
Presión en Paseo de la Reforma, con derivaciones viales complicadas, pues la CNTE decidió "apoyar" a la comisión escuchadora con plantones denotativos de la continuidad de las protestas, mientras no se llegue al fondo del asunto. Y ese fondo son las pensiones, la manera de pagarlas. Con la Ley del Issste aprobada al inicio del calderonismo y altamente favorecedora de la banca privada, y un gubernamental Fondo de Pensiones para el Bienestar que mientras pueda y como pueda buscaría complementar lo que aquella banca hubiera degradado cada pensión individualizada, o derogando tal ley (buena oportunidad par demostrar que el neoliberalismo corresponde al pasado, al contar la 4T con mayoría legislativa calificada para tomar esa y otras medidas avanzadas).
Pero en Bucareli, es decir, en Palacio Nacional, no hay espacio para tales audacias. La élite empresarial es asidua asistente a ceremonias y presentación de proyectos presidenciales (el Plan México, el más reciente de los netamente neoliberales) y el sindicalismo sólo está representado (es un decir) por líderes charros del pasado remoto y por el neocharrismo 4T (Haces, Napoleón, entre otros).
En el sindicalismo educativo, Morena ha optado por el camaleonismo tradicional: se alió con Alfonso Cepeda, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), organización caciquil y simuladora contra la que la izquierda combatió históricamente, sobre todo contra Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo.
Ahora, el converso Cepeda, continuador de esa escuela política, es senador por Morena, llegado por la cómoda vía plurinominal. Y es agradecido: promete cinco millones de afiliados (la mitad de los que estima documentar Andrés Manuel López Beltrán); una parte, de profes y, otra, de familiares y amigos. Y, claro, rechaza las movilizaciones de la CNTE.
¿Afore o profesores?
En ese contexto, la batalla de la CNTE es de resistencia, en medio de una campaña de estigmatización que pretende encasillarlos como derechistas. Mantengan o no la presencia masiva en la Ciudad de México, resuelvan en un sentido u otro respecto a la "pura paja", el fondo del asunto persistirá: profesores o afores, sindicalismo independiente o banca privada voraz, apoyarse en organizaciones sociales de izquierda o en banqueros voraces.
Doble golpe a Trump
Doble golpe a Donald Trump. El Tribunal de Comercio Internacional determinó que al presidente de Estados Unidos no le asisten facultades para dictar aranceles como la actual administración ha hecho. No es suficiente invocar una ley federal de emergencia económica, emitida en 1977, para establecer aranceles específicos (como los que impuso a China, Canadá y México, luego recompuestos) ni los "recíprocos". El caso se enfila hacia la Corte estadunidense, para la última palabra.
Además, el vistoso acompañante de Trump, Elon Musk, ha ido dando pasos en reversa y ayer dijo, respecto al plan que con su narcisismo ese presidente ha llamado "único, grande y hermoso": "Me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, francamente, que aumenta el déficit presupuestario". ¡Hasta mañana!
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Edición: Ana Ordaz