Opinión
La Jornada Maya
04/06/2025 | Mérida, Yucatán
En la última década, el destino líder en México para el turismo de sol y playa ha recibido varios golpes a causa de un fenómeno natural que ha terminado por impactar en la cantidad de visitantes que recibe Quintana Roo en Cancún y el área promocionada bajo la marca Riviera Maya. La presencia estacional de sargazo se manifestó como un problema desde antes de la pandemia de Covid-19.
Para este verano se ha previsto que llegarán más de 522 mil 226 toneladas de talofita a las playas del Caribe mexicano. Es decir, se superará la marca de 2018. Hay que tener en cuenta que el sargazo no es más que vegetación marina que cumple su ciclo vital, pero el que haya un mayor volumen se debe principalmente a dos factores: el aumento de materia orgánica en el mar, a partir de descargas de aguas negras, y el incremento de la temperatura en el agua.
El inconveniente para el turismo es que el sargazo llega a la playa y transforma el paisaje, dando al traste con las expectativas y sobre todo con la experiencia que se le prometió para que se decidiera a emprender el viaje. El mero hecho de caminar descalzo sobre vegetación descomponiéndose, en lugar de hacerlo sobre fina y blanca arena, altera todos los sentidos. Al paisaje teñido de un color marrón que deja una no muy agradable impresión a quien lo mira, agreguemos un daño al olfato, pues el hedor llega a ser nauseabundo, tanto que llega a afectar también el gusto.
Para una entidad como Quintana Roo, cuya economía está abrumadoramente atada al turismo, el panorama no es halagüeño y el hecho de que el sargazo se haya vuelto un problema persistente podría echar por la borda todo el trabajo de promoción que se hace a sus destinos en el Tianguis Turístico y eventos internacionales en los que se celebran citas de negocios con mayoristas de la touroperación. Quienes buscan la experiencia del baño de mar y asolearse en un camastro pueden hasta reírse de que le tocó una tormenta; finalmente es algo que humanamente no se puede controlar. Sin embargo, si de alguna manera percibe que el arribo de vegetación submarina como algo previsible, lo expresará en los medios que tenga a su alcance, y eso sí mina el prestigio de un destino.
Este lunes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó el resultado de las Mediciones Trimestrales de los Puestos de Trabajo y sus Remuneraciones por Entidad Federativa correspondientes al trimestre octubre -diciembre de 2024. Quintana Roo registró una caída en el empleo, de -6.8, que implica una tendencia a la baja en el segundo semestre del año pasado. Si bien existen muchos factores para explicar esa estadística, el mayor impacto se lo lleva la hotelería y el sector restaurantero, y si baja la ocupación en estos negocios, caen los asociados a su cadena de proveeduría.
Una gran cantidad de sargazo está próxima a llegar al Caribe, y de nueva cuenta amenaza a Quintana Roo. La mancha de cientos de kilómetros avanza y se espera que llegue en dos o tres meses, según especialistas. Es decir, para los días más fuertes de la “temporada alta” de turismo.
Pero el tema también es quién debe hacerse responsable de las acciones preventivas ante el arribo de sargazo, y sobre todo de darles continuidad. La cuestión de fondo es que se le exige a los tres niveles de gobierno e incluso se han hecho campañas para involucrar a la sociedad civil. Sin embargo, los mayores beneficiarios han resultado los hoteleros, pero esto no se ha traducido en respaldo a la generalidad de los habitantes de los municipios de Benito Juárez, Solidaridad y Tulum.
Se requiere entonces la interacción entre empresarios, gobierno y pobladores, pero también que se alcance un acuerdo que beneficie a todos los involucrados. Quintana Roo lo necesita para cerrar la brecha de desigualdad existente.
Edición: Fernando Sierra