Las bibliotecas, ¿bodegas de libros viejos?

El Manifiesto de las Bibliotecas Públicas, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) hace 31 años, fue actualizado apenas hace tres años y ha provocado en algunos países cierto impacto. En algunos casos, como en Finlandia, el Manifiesto actualizado fue promovido en diversos contextos: el universitario y el congreso, por citar algunos. Por su parte, Croacia han subido un cuestionario en la Web para saber todas las actividades que realizan las bibliotecas y también han publicado un cómic basado en el Manifiesto, elaborado con un lenguaje de fácil entendimiento. En Suecia, fue organizado un seminario a través de la Web, en el que participaron bibliotecarios de los países nórdicos con la finalidad de organizar actividades de promoción trasnacionales. En Francia, el Manifiesto de 2022 fue utilizado como referente para promover el valor social de las bibliotecas de Estrasburgo, ciudad que fungió como Capital Mundial del Libro 2024.

España también ha hecho esfuerzos de promoción del Manifiesto actualizado, como la celebración de una sesión en Cataluña para promover el Manifiesto, la cual estuvo abierta para todos los involucrados en los servicios bibliotecarios. Igualmente, este país organizó una mesa redonda sobre derechos culturales, en la que fue destacada la importancia del Manifiesto y obtuvo como resultado que directores de bibliotecas lo incorporaran en sus planes y programas. 

Pero ¿cuál ha sido la reacción de México ante el Manifiesto actualizado? Vale destacar que, en julio de 2020, hace cinco años, el titular de la Dirección General de Bibliotecas en México, Marx Arriaga, hizo público el Manifiesto Mexicano de Bibliotecas, en el que fue expresado un airoso reclamo: “Estamos hartos del olvido, del abandono de nuestra Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Estamos cansados de que se nos considere el escalón más bajo de los presupuestos destinados a la cultura y la educación en este país. Estamos aburridos de la apatía de los intelectuales orgánicos que se quejan por la disminución de sus prestaciones, pero que son incapaces de exigir una biblioteca pública decente. Estamos molestos porque, año tras año, vemos desfilar millones de pesos en intervenciones culturales absurdas sin que alguna migaja sea cedida a nuestros espacios. Estamos hartos de ver la fragilidad de nuestra condición, de ser tratados peor que un mueble, de ser tratados como algo desechable o peor aún; como seres invisibles.

Si bien el propósito fundamental del Manifiesto actualizado es promover y fortalecer las funciones de las bibliotecas públicas para mejorar el acceso a la información y el conocimiento, al parecer en México aún prevalece esta necesidad. No es posible aceptar que el sistema nacional o estatales continúe sin voltear a ver la situación en que se encuentran las bibliotecas públicas y escolares, amén de las nacionales y las especializadas. Es necesario y urgente que sean renovadas las bibliotecas de la red estatal del estado y actualizarlas sobre la base del Manifiesto de las Bibliotecas Públicas proclamado por la Unesco de 1994 y actualizado en 2022.   

Para dicha renovación, habrá que considerar las principales funciones de la biblioteca pública que señala el manifiesto de la Unesco: crear y consolidar hábitos de lectura en niños y jóvenes, así como estimular la creatividad y la imaginación; apoyar la educación en todos sus niveles y grados; contribuir al conocimiento del patrimonio cultural y de todas las manifestaciones artísticas; salvaguardar la tradición oral; garantizar a todos los usuarios el acceso a la información general; ofrecer información a empresas o asociaciones locales, y participar en actividades de alfabetización y de formación en el manejo informático.

La crisis bibliotecaria, bajo el enfoque de lo que debe ser una biblioteca a partir de las atribuciones señaladas por la Unesco desde 1994, tendrá que ser superada con la propuesta de un programa de reactivación de las bibliotecas públicas de la Secretaría de la Cultura y las Artes y de fortalecimiento de las bibliotecas escolares de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán. Para ello, habrá que aplicar una estrategia inicial que conduzca el diseño de proyectos adecuados a las condiciones de cada biblioteca en cada municipio o escuela. En este camino, la propuesta deberá estar enfocada a la capacitación, en la que participen todos los involucrados tanto en las bibliotecas públicas y como en las bibliotecas escolares.

Edición: Fernando Sierra