Opinión
La Jornada
27/07/2025 | Ciudad de México
El representante permanente de México ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Héctor Vasconcelos, condenó en el Consejo de Seguridad el uso del hambre como arma de guerra por parte de Israel y cuestionó la efectividad del mecanismo israelí de distribución de ayuda en la franja de Gaza. El diplomático denunció que cada día, mientras estamos reunidos, miles de civiles pierden la vida o son desplazados y la hambruna avanza de forma alarmante, y subrayó la profunda preocupación del país por la creciente fragilidad regional, los riesgos de una escalada militar y el deterioro alarmante de las condiciones de vida de la población civil.
En nombre de México, el ex senador reiteró que cualquier solución sostenible debe incluir garantías de seguridad tanto para Israel como para un futuro Estado palestino, en el marco de las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas, por lo que celebró la reanudación de la conferencia de alto nivel sobre la solución de dos estados como un espacio multilateral necesario para avanzar hacia la paz.
El posicionamiento mexicano en el Consejo de Seguridad se produce en un momento crucial, cuando las imágenes del genocidio perpetrado por el régimen de Benjamin Netanyahu contra el pueblo palestino han alcanzado un nivel de crudeza tal, que se han vuelto insostenibles la indiferencia y la obsecuencia de la comunidad internacional con Tel Aviv. Al manifestarse en estos términos, el Estado mexicano establece de manera inequívoca una postura a favor de la paz, la vigencia de los derechos humanos, la legalidad internacional y la protección de las víctimas de la más brutal limpieza étnica ejecutada en el siglo XXI y probablemente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Cabe desear que el renovado compromiso de México con la denuncia de la barbarie que tiene lugar en Medio Oriente se acompañe de una participación oficial en las diversas iniciativas que buscan frenar la masacre y hacer que los responsables respondan ante la justicia por sus crímenes de guerra y lesa humanidad. Asimismo, debe llamarse a los países y dirigentes que mantienen una actitud ambigua o que persisten en el extravío moral de llamar defensa propia a los actos de agresión de una potencia colonial declaradamente racista a rectificar y ponerse del lado de quienes lo han perdido todo y languidecen de hambre, atrapados por un cerco que ha convertido sus territorios en un campo de exterminio.
La generación actual, y en primera instancia sus dirigentes y líderes, serán juzgados por la historia por la indiferencia con que han asistido al primer genocidio transmitido en tiempo real, documentado y probado de manera incontrovertible mientras tiene lugar. Declaraciones como las emitidas por la representación mexicana son muestra de la pervivencia de la dignidad ante la barbarie, pero difícilmente detendrán el exterminio en tanto Occidente brinde a Israel un blindaje diplomático, financiero, militar, político y mediático a prueba de cualquier atrocidad.
Edición: Fernando Sierra