Opinión
Ornela De Gasperin Quintero
27/08/2025 | Mérida, Yucatán
El desafío más grande de nuestra generación es combatir el sistema que origina las desigualdades económicas, sociales y causa la catástrofe climática y sus nefastos efectos, entre ellos, el estrés hídrico.
Ese sistema económico es el capitalismo, que hace crecer ‘la economía’ exponencialmente, en un mundo con recursos limitados. Tenemos que empezar por revolucionar nuestras ideas, por cuestionar los dogmas imperantes y por desarrollar un imaginario colectivo, para construir un mundo social y económicamente justo y climática y ecológicamente seguro.
En la actualidad, existen problemas sistémicos que atentan contra el bienestar humano. Por ejemplo, a nivel mundial, “4 mil millones de personas sufre de una grave escasez de agua durante al menos una parte del año, y alrededor del 2 por ciento de la población del mundo, vive en países con un estrés hídrico extremadamente alto”. (Unesco, 2025).
En nuestro país, por culpa de tratados de libre comercio y reformas neoliberales, el acceso al agua es una garantía para empresas transnacionales multimillonarias, pero un recurso limitado para el pueblo. Al respecto, Conagua estableció, en junio de este año, que “el gobierno ha detectado concesiones otorgadas para uso agrícola que en realidad abastecen desarrollos inmobiliarios o que son usadas para acaparar el recurso y revenderlo en pipas a las zonas más necesitadas”.
El agua debe ser una garantía para la población y un recurso limitado para empresas y corporaciones.
Datos actuales de la distribución del agua, publicados por Conagua (24 de junio de 2025), indican lo siguiente:
El 76 por ciento del agua está concesionada para uso agrícola; el 15 por ciento es para el uso urbano, mientras que la industria y la generación de energía ocupa el 9 por ciento.
Más de la mitad de los ríos y lagos de México ya están contaminados.
En México, uno por ciento de los usuarios del agua explotan más de una quinta parte del agua nacional. A estos se les ha llamado los millonarios del agua.
En el país hay un exceso de concesiones para uso de agua que fueron entregadas en el pasado.
“En 1992, cuando se promulgó la Ley de Aguas Nacionales, en todo el país había dos mil 600 concesiones. De 1992 a 2003 estas crecieron a 360 mil concesiones. Actualmente, existen 538 mil títulos; Hemos iniciado un proceso de revisarlos todos. Vamos como en 326.” (Conagua, 24 de junio de 2025).
Más de la mitad del agua que nos roban estas empresas se pierde porque la infraestructura de riego es ineficiente, obsoleta o tiene fugas. Las estadísticas espantan:
Más del 60 por ciento del agua que se almacena para uso agrícola se pierde por filtraciones y evaporación.
Nueve millones de personas no tienen acceso a la red de agua y 51 millones no tienen suministro diario de agua.
De los 2,471 municipios que hay en el país, 23.6 por ciento de ellos (584 municipios) padecen algún grado de sequía: 362 tienen sequía moderada; 25 tienen sequía severa; 76 sufren sequía extrema y 121 sequía excepcional. (Conagua, mayo de 2025).
En comparación con el año anterior, hay una reducción importante, ya que, al 15 de mayo de 2024, 85.2 por ciento de los municipios estaban en sequía. (Conagua, mayo de 2025).
A nivel doméstico, hay también una enorme injusticia social; en general, la gente más pobre tiene menos suministro de agua que la gente más rica.
Frente a los problemas derivados de la sequía y del estrés hídrico, el gobierno nacional está implementando el Plan Nacional Hídrico (PNH), enfocado a:
Reducir las brechas de inequidad en el acceso a los servicios de agua y saneamiento.
Buscar la mayor eficiencia en el uso del recurso en las diferentes actividades económicas.
Enfrentar los impactos de las variaciones del clima y construir capacidades para la adaptación y mitigación al cambio climático.
Preservar los recursos hídricos y consolidar la gobernabilidad democrática del agua en nuestro país.
Sin embargo, la solución definitiva es cambiar este sistema económico irracional, que necesita explotar cada vez más recursos de lo que el planeta puede regenerar, solo para beneficio de una micro-élite.
El Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), concluyó en su sexto reporte, publicado entre el 2021 y el 2023, que la catástrofe climática está acelerando todos los peligros relacionados con el agua, incluidos huracanes, inundaciones y sequías.
FB: Ornela De Gasperin Quintero
@orneladg.bsky.social
Edición: Estefanía Cardeña