Opinión
Julio Hernández López
05/09/2025 | Ciudad de México
En Ecuador, a sus anchas ante un presidente colaboracionista (el multimillonario Daniel Noboa, gringo de nacimiento, por formación académica y definición política), el secretario de Estado de Estados Unidos precisó lo que un día antes había perfilado ligeramente en México (“puede pasar otra vez”): los gobiernos “socios” ayudarán a exterminar a grupos criminales conforme al método estrenado en América Latina en el mar Caribe, donde 11 personas fueron asesinadas y una lancha destruida, bajo acusación sin pruebas conocidas ni juicio legal alguno, de pertenecer a cárteles del narcotráfico y dirigirse con carga de estupefacientes a Estados Unidos.
Lee:
En México, durante una acotada conferencia de prensa, el secretario Marco Rubio fue marcadamente impreciso respecto a la repetición de esos ataques a cárteles “terroristas”, aunque, como era natural, defendió las políticas trumpistas de aniquilamiento en caliente de presuntos sospechosos de narcotráfico.
Ante el ecuatoriano Noboa, Marco Rubio se soltó: “Esos gobiernos (socios o amigos: contexto astillado) nos ayudarán a encontrar a estas personas y a volarlas por los aires (...) podrían hacerlo ellos mismos, y nosotros les ayudaremos a hacerlo (...) Francamente, es una guerra. Es una guerra contra asesinos, es una guerra contra terroristas” (nota en el NYT:
https://goo.su/yhr1gGQ).
The Washington Post, a su vez, destacó que Rubio había dicho que la administración Trump continuará identificando y matando a narcotraficantes extranjeros sin el consentimiento de sus países de origen, pero tales acciones pueden no ser necesarias si los contrabandistas provienen de naciones amigas que cooperen con Estados Unidos (
https://goo.su/UVePFlR).
En tanto, Donald Trump, en Washington, enmarcó el posicionamiento belicista con la versión de un anónimo funcionario de la Casa Blanca de que hoy será cambiado el nombre del Departamento de Defensa por Departamento de Guerra: “Ganamos la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial… Se llamaba Departamento de Guerra y, para mí, eso es realmente lo que es. La defensa es parte de ello, pero tengo la sensación de que vamos a cambiarlo”, había adelantado días atrás Trump.
A la luz de las palabras de Rubio y de su jefe Trump, vale preguntarse cuál es el posicionamiento mexicano acordado con el secretario de Estado, que se mostró escénicamente muy complacido por el “entendimiento” logrado con la presidenta Claudia Sheinbaum. ¿Se aceptarán de Estados Unidos informaciones y localizaciones (“ayuda”) correspondientes a grupos criminales para que fuerzas mexicanas los “vuelen por los aires”?
Pero la “guerra” no va solamente en términos del crimen organizado (sólo el de América Latina, obviamente, no el de Estados Unidos). Al iniciar octubre, Trump arrancará el proceso de consultas públicas (sobre todo a empresas y sindicatos) para la renegociación del tratado comercial norteamericano. The Wall Street Journal publicó ayer que “el inicio inminente de las consultas se produce tras la reunión” del secretario Rubio con la presidenta Sheinbaum; según esa versión, “la coordinación de seguridad trasfronteriza fue el tema central de la agenda en la Ciudad de México (...) Un acuerdo sobre seguridad para reforzar la guerra estadunidense contra las drogas es visto ampliamente como un requisito para acuerdos comerciales más amplios”.
La presidenta Sheinbaum mencionó ayer que Estados Unidos “tiene alrededor de 50 (“barreras comerciales”), y entonces se ve una a una”. Por ello, Marcelo Ebrard partió de inmediato a Washington para seguir negociando esos temas. Según el mismo diario neoyorquino, “la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos ha dicho que otras barreras incluyen las políticas energéticas de México que favorecen a las empresas estatales, la falta de igualdad de condiciones en el mercado de las telecomunicaciones, las restricciones a las importaciones de maíz y algodón de Estados Unidos y las débiles protecciones de los derechos de autor”. ¡Hasta el próximo lunes!
X: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Edición: Emilio Gómez