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La Virgen de Sotuta, señora de los susuut iik’o’ob

Considerada la que regresa los vientos que se han desviado e invocada como dadora de lluvia o sequía, castigo del pecado
Foto: Leobardo Cox Tec

Antes de la conquista, no existían santos ni vírgenes, pero sí existían dueños de los montes, los cenotes y las cuevas. Entre ellos existía una dueña madre que, dicen, era la misma luna que podía bajar a la tierra con cuerpo de mujer y protegía los partos, la medicina, el tejido y las aguas. Chak chel era representada como una benevolente sacerdotisa o como una fiera guerrera. En el Códice de Dresde aparece sosteniendo un cántaro que en su interior contiene las aguas del cielo, las cuales derrama a voluntad. A veces, de forma pacífica y otras, desatando su furia con diluvios.

Cuando los españoles llegaron a ocupar la tierra de nuestros abuelos, los dueños o Yuumtsilo’ob fueron despojados de sus templos y en su lugar colocaron cruces, vírgenes y santos. Sin embargo, por mucho tiempo, los sabios seguían venerando a los antiguos dueños de la tierra a través de esas imágenes extranjeras.  En la región de Sotuta y Tabi se reporta que para 1562 y 1579,a pesar de la presencia de evangelizadores, los mayas Cocom adoraban “ídolos y demonios” de madera o barro y realizaban sacrificios de animales y humanos cuyos cuerpos eran arrojados al cenote de Tabi, demandando salud y buenos temporales. Para el año de 1582 el encomendero de Sotuta, Juan de Magaña,  destaca la existencia de una ermita de Nuestra Señora de la Limpia Concepción sobre un terreno elevado (¿un antiguo adoratorio?) y a partir de este momento se desarrolla un culto importante a la Virgen en este lugar. En 1639, el cura de Sotuta, Francisco de Cárdenas Valencia, menciona la existencia de una escultura de la Limpia Concepción con fama de milagrosa que había aparecido en aquel cenote donde se celebraron sacrificios de sangre para los Yuumstilo’ob  y señalaba que en sus aguas aparecía la imagen de la Virgen cuando los rayos del sol pegaban directamente.

Tabi y Sotuta compartieron la imagen de la Virgen, quizás desde finales del siglo XVIII: en el primer pueblo se festejaba a mediados de agosto y en septiembre era llevada a Sotuta. Este culto sufrió muchos cambios a lo largo del tiempo pero logró sobrevivir en la fiesta de la Natividad. Durante la Guerra Social Maya, la imagen de la Virgen fue retenida en Sotuta y los jefes mayas comandados por Jacinto Pat exigían su devolución a Tabi para restablecer la paz, pues creían que tenía  poderes exclusivamente al servicio de su propietario, por ello la querían como un arma espiritual. Los mayas asediaron Sotuta reclamando la imagen de la Virgen en varias ocasiones, al final, los rebeldes capturaron al jefe político y se llevaron la imagen consigo y la trasladaron al interior de los bosques orientales. La imagen fue encontrada en manos de los rebeldes por Pablo Antonio González y sus soldados en 1849 en los montes del rancho Nohyaxché, cercano a Tepich. La Virgen fue escoltada por un grupo de hidalgos a Chikindzonot donde fue resguardada a la espera de ser regresada a Sotuta. No sabemos si fue devuelta. Según la tradición, la imagen fue destruida y es así que en las primeras décadas del siglo XX se manda a hacer una nueva escultura de la Virgen que ya fue conocida propiamente como la Virgen de Sotuta. 

Por su paso por el oriente durante la Guerra seguramente los mayas rebeldes la conocieron. Es así, que encontramos a la Virgen de Sotuta en las invocaciones que los jmeeno’ob o sacerdotes mayas realizan en diferentes pueblos orientales. Entre los mayas de Xocén, la Virgen de Sotuta es considerada la que regresa los vientos que se han desviado o susuut iik’o’ob y es invocada como dadora de lluvia o sequía como castigo del pecado, creen que su intervención es efectiva. Su nombre está en la lista de las vírgenes, santas y diosas que acompañan a los Cháakes, los dueños de la lluvia, quizás como sucesora de Chak Chel. Durante los rezos del Ch’a’ Cháak, la ceremonia de petición, se le implora su ayuda para regar la tierra. Al preguntar a los xocenenses por el aspecto de la Virgen comentan que no es necesario hacer o tener una imagen suya porque existe en el aire: es de viento o de iik’, normalmente es invisible, pero se vuelve visible para quien tiene la suerte de verla. Para obtener su favor, basta con invocar a la Señora de Sotuta y encender una veladora en su honor. Así son los aires porque existen en todos lados.  

Terán y Rasmussen lograron transcribir un gran número de plegarias mayas del rito agrícola de Xocén. En el rezo del altar mayor del Ch’a’ Cháak de este pueblo, se invoca con especial mención a la Virgen de Sotuta:

“Tan bakan u orapaja kk’aatmáatik teche’ yaatsila’ in Yuum ka’ yanak u túulba xan to’on bin le santo ja’ u síiskunte santo lu’um, mu’ manba’alchaja xan to’on, bey tun bin xan tu k’a’ bakan xan ten in Xki’ichpam Ko’olebil Konsepsyon, tu k’ab in Xki’ichpam Ko’olebil Áanjela, tu k’ab in Xki’ichpam Ko’olebil Sotuta u ko’olebil suusut ik’o’ob, tu k’ab bakan xan u anjeli u ki’ichkelmi ka’ yanak u su’utu xan to’on in taata Yuum Kanti’its K’ujo’obe’ u jóoya’ato’obe’ xan to’on bin u me’etan lu’umi u me’etan erai bakan xan ti’ noj kaaj Xo’oken”

“Es hora de pedirte bienestares, Señor, para que a torrentes nos caiga la santa lluvia y enfríe la santa tierra, que no se nos niegue, por intervención de nuestra bellísima Virgen de la Concepción, hermosa Virgen Ángela, lindísima Virgen de Sotuta, señora de los vientos que se desvían dando vueltas, por mediación del ángel a tu servicio, que nos manden a nuestros queridos señores Kanti’its  K’ujo’ob a regar todos los montes, a mojar todos los sembradíos de los habitantes de Xocén”. 

Del mismo modo se invoca a la Virgen en la oración del ofrecimiento del Sujuy suluch o cáliz, que son dos jicaritas que contienen licor de báalche’, bebida sagrada, puestas una encima de la otra y cubiertas con una servilleta bordada:

“Ka’ yanak u k’a’ama xan to’on tumen u áanjelo’ob yéetel 25 mil biirjeno’ob yaan tu ansianai in Xki’ichpam ko’olebil Sotuta ka’ yanak u su’utu to’one u yaatsili le santo ja’, ka’ yanak u su’ut to’one’ u yaatsilil santo era mu’ manba’alchajle santo grasia tu’ux sipit k’a’ata’an mene waj meyjilo’ob tumen a waj áanjelo’ob, tumen a waj kuchkabalilo’ob”.

“Y que nos reciba por los ángeles y veinticinco mil vírgenes que están en los pies de la hermosa […] anciana Virgen de Sotuta, para que obtengamos la presencia de la santa lluvia, para que tengamos el producto de la siembra y no se mueran las semillas donde fueron depositados por los trabajadores, por tus adoradores, por los señores dueños de la milpa”.


Edición: Emilio Gómez


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