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Ah Kin Pech, Campeche, nos espera

Una ciudad cuyas calles y mercados cuentan historias que anhelan ser descubiertas
Foto: Margarita Robleda Moguel

Con Ah Kim, 'el que viene del sol' y Pech, 'garrapata', formaron el nombre de Garrapata Dorada con el que se nombró al cacique de lo que después sería llamado Campeche. Por otro lado, en Chakán Putum, hoy Champotón, el cacique maya Moch Cohuó, lideró a los guerreros maya en 1517 para derrotar a la expedición española de Francisco Hernández de Córdoba en la batalla conocida como “la Bahía de la Mala Pelea” y que los mayas de hoy rebautizaron como “la de la muy buena pelea”. ¡Ganaron!

Con ambas historias, en mis charlas de motivación de hace algunos años, solía decirles que, frente a los retos, no había nada mejor que invocar al Moch Cohuó, que llevamos dentro y como una garrapata dorada, aferrarnos a nuestros sueños para dar la buena pelea.

Campeche es una caja de sorpresas maravillosas, llena de historias de piratas y charlas amenas de sobremesas después de haber paladeado manjares que solo los sibaritas campechanos pueden crear, como los de Francisco Hernández en la Pigua.

Es recorrer el centro histórico en los vehículos turísticos y escuchar las leyendas que, luego, al hacerlo a pie, nos permite imaginar al pata de palo sorprendernos a la vuelta a la esquina, o en el malecón, sentarnos junto a la estatua de la Novia del Mar que espera el retorno del que juró volver y juntas, intercambiar cuitas de amores y desamores. 

Es ir al fuerte de San Miguel, desde donde avizoraba al enemigo que nunca volvió después que concluyeron la muralla alrededor de la ciudad, el fuerte de San Carlos y las baterías de playa, protección que nunca pudieron estrenar en su conjunto. El fuerte guarda una colección exquisita de piezas de Jaina, Edzná, Calakmul y otros sitios, que con frecuencia reacomodan por la abundancia de su colección. Cómo los mascarones de jade, que juras, algo te quieren decir.

El Instituto Campechano, que abrió sus puertas en 1823, no es únicamente un hermoso edificio que nos habla de su historia, sino también cobija varias facultades en su calidad universitaria, hoy en día, dirigido por primera vez, por una rectora, la Lic. Ilse Beatriz Cervera Echeverría, quien consciente de la importancia de la lectura como sostén de la educación, la fortaleza que nos da el contacto con el arte y el valor de la equidad como promotora de la paz, propició que en este 2025 se llevara a cabo la primera Feria del Libro, el Arte y la inclusión, donde tuve oportunidad de compartir mi propuesta de “Lagartijas a las neuronas y cosquillas al corazón, rebobinadas”, por si ya las habían escuchado, a grupos de alumnos de las Normales de primaria, de preescolar e Inicial. ¡Lo disfruté muchísimo! Me queda claro que este gozo se da por el intercambio con los jóvenes: ellos me dan su energía y yo les comparto alegría y esperanza. La verdad es que los jóvenes no la tienen fácil, hay demasiados adultos a su alrededor quejándose y ellos no tienen puntos de comparación. Me encanta decirles, “Siempre hemos tenidos crisis y ¡salimos adelante!”. 

Al día siguiente, participe en la presentación del libro “Mujeres de Dzibalché, eco de los Cantares”, donde después de talleres de romper amarres, lograron dejar de mencionar sus actividades como amas de casa y esposas y descubrirse mujeres inteligentes, con sueños y aspiraciones. Estuvieron presentes, Blanca Alicia Pech Salazar, gran promotora cultural, organizadora del colectivo, Rosy Talavera Madariaga, Rosalba Chi, Huchim, autora y maestra de ceremonia, la talentosa poeta Teresita Duran quien junto con Claudia Pech Salazar fueron participantes y editoras y Martha Isabel Ramírez, autora e ilustradora.

Me hospedaron en el hotel López, muy recomendable, a cuadra y media de la calle peatonal con tiendas y deliciosas propuestas culinarias, como la que ofrece el restaurante Scatolla, donde con la gentil atención de Juan, paladeamos una pasta con frutos del mar, que un rato antes hacían glu, glu, glu y un salmón con manzana al horno, exquisitos, invitada por la directora de la Biblioteca Central, la Dra. Norma Lladó Cetina, quien me propuso a la Mtra. Mónica Sosa Rodríguez, Secretaria de la Cultura y las Artes. 

Campeche está increíble para darse una vuelta, comer delicioso, comprar en el mercado los condimentos de don Chucho y al regreso, llevarse pan de Pomuch.

@mrobleda

Lea, de la misma autora: Voces atoradas de nuestros jóvenes

Edición: Fernando Sierra


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