Opinión
Margarita Robleda Moguel
21/09/2025 | Mérida, Yucatán
Las voces atoradas no son únicamente las llenas de dolor, también la ternura se oculta tras el chistín, el bullying, por no saber decir una flor, “no sea que te vayas a creer”; un te quiero, “no sea que se te suba a la cabeza y me dejes”; un preguntar, "¿me quieres?"
Así fuimos educados. “No digas, porque se va a enojar, se va a sentir, porque se va a ir, porque, porque…”
La brecha entre los jóvenes y los mayores es cada vez mayor. Si de por sí, cuando los adultos hablaban nos mandaban a ver si ya puso la marrana, ahora cada miembro de la familia se conecta con el que está a distancia, en lugar de hacerlo con el que está junto, y, si charlamos será de los demás, o competir a ver quien sufre más, presumir las nuevas adquisiciones, del calor… dejando a un lado compartir los sentimientos y las emociones: “¿Qué va pensar de mi si los cuento?”; “me va a ver como “loser”; “ya no me va a respetar”. “Soy una super mamá, super papá… no puedo decirle que no sé, que estoy asustado, que soy frágil”.
Si no nos conocemos, ¿cómo podremos conocer a los demás? Sus defectos son una mirruña comparada con la inmensidad de su ser. ¿Cómo nos vamos a querer?
En una secundaria, le pedí a los alumnos, les escribieran a sus papás lo que no se atreven a decirles en persona. Les dije que era anónimo, para que tuvieran la libertad absoluta de preguntar y he aquí algunos de sus textos que les comparto, tal cual, con o sin puntos y comas ni signos de pregunta.
- Aunque no lo parezca, aunque parezca que no me importen. Si me importa, sé que no soy el mejor hijo, ni que me porto muy bien, pero a veces si me pongo a pensar.
- ¿Está mal tenerle rencor a mi padre?
- ¿Por qué me dicen cosas cuando les digo lo que siento?
- Los adoro mucho, OK, pero llévenme a un concierto de “Zoé” y los amaré toda la vida corazones. Pero quiero que sepan que no me gusta que me regañen mucho, sobre todo mi mamá.
- Mamá, ¿por qué a veces me regañas?
- Tú me haces la vida más fácil, gracias por tu ayuda y siempre preocuparte por mí. Te amo.
- ¿Mamá, por qué me dejó papá?
- ¿Me amas?
- Porqué nos regañan cuando ya hicimos algo que ellos mismos pidieron.
- Me gustaría que me escuches mamá. Papá, me gustaría que regreses de Canadá. Sólo a darme un abrazo hace tres años no te veo y eso me duele. Me gustaría que pases más tiempo conmigo.
- Mamá, te quiero mucho, aunque no te lo demuestre, hay veces que quiero abrazarte, pero me oculto, no sé por qué, pero te amo con todo mi corazón.
- Yo no puedo ser perfecta como tú quieres.
- Mamá, cuando estaba chiquito rompí tu celular y dije que fue mi hermana.
- Quiero que me haga caso mi mamá y deje las drogas para que esté conmigo.
- Les quiero decir que me hagan caso y dejen de pelear e igual que me escuche cuando ando triste. Gracias.
- Quisiera que no juzgues mis gustos y que pasarás más tiempo conmigo.
- ¿Alguna vez me has entendido?
- ¿Por qué se pelean mucho?
- ¿Te importamos? ¿Cuánto valemos para ustedes? ¿Somos estorbos para ustedes?
- Que ya no sigan peleando por dinero.
- Querida mamá, no me siento bien conmigo mismo.
- Querida mamá, te quiero mucho y gracias por todo lo que me das, estoy muy orgullosa por ti.
- Mamá y papá, gracias por el apoyo que me han dado, porque gracias a ustedes, yo puedo lograr todos mis propósitos de la vida.
Ser padre, madre de familia, no es cosa fácil. Nadie nos dijo que no todos tenemos vocación para ser padres. ¿Además de platicar previo a la boda, a quien le bajaríamos el pastel, la música…? ¿Nos preguntamos si deseábamos tener hijos. ¿Los planeamos? ¿Nos tomaron de sorpresa? ¿Nos dejamos presionar por los mismos que lo hicieron para que nos casáramos? “¿Cuándo te casas? ¿Cuándo tienes un bebé? ¿Lo vas a dejar solo? ¿Cuándo tienes otro?” o “Cuando la Bella Durmiente despertó, tenia cuatro hijos y un marido ausente”.
La realidad es que los hijos ya están aquí. ¿Qué hacemos con ellos? Tú y sus maestros los están formando y las consecuencias se están construyendo. Nuestros hijos necesitan tiempo. “¡No tengo!” ¡Encuéntralo! Tiempo de calidad. Que te acompañe a cocinar, enséñale las recetas de la abuela. Que se sienta importante. Compártele lo que sabes reparar. El buen humor hace conexiones, el maltrato aleja. Dile que los amas, antes de que sea tarde.¡Son tus cachorritos!
Edición: Fernando Sierra