Opinión
Cristóbal León Campos
16/10/2025 | Ciudad de México
La
designación de María Corina Machado como Premio Nobel de la Paz 2025 es una afrenta a cualquier tipo de activismo u organización pacifista o defensora de los derechos humanos elementales, sea de oposición, se encuentre en algún gobierno o participe como integrante de un movimiento social que busca justicia y equidad para las sociedades oprimidas.
Los actos públicos de Corina Machado, difundidos en redes sociales y noticieros de todo el mundo, son el elemento básico para saber que no sólo no es merecedora a dicho galardón, sino que, en realidad, sus llamados a que Estados Unidos e Israel ataquen militarmente e invadan Venezuela son una traición a su patria natal y son hechos que en cualquier otro país le significarían estar en prisión (y no en un “exilio” rodeada de lujos). Es decir, ¿qué pasaría si Corina pidiera en Estados Unidos que esa nación sea intervenida y atacada por otras?, piénsese cuál sería la pena que purgaría en cualquiera de las llamadas democracias occidentales.
Corina Machado es un peón más, útil ahora en un contexto donde Estados Unidos poco a poco va cercando militarmente a Venezuela, amenazando con derrocar a la Revolución Bolivariana y a su presidente Nicolás Maduro, a quien ha acusado de liderar una organización narcotraficante sin presentar una sola prueba, y a quien desde hace años ataca utilizando a figuras como Juan Guaidó y otras, generando intentos de levantamientos civiles para desestabilizar al gobierno bolivariano y así “justificar” una invasión cuyo objetivo es el petróleo y establecer un régimen favorable y sometido al interés imperialista.
No hay otra cosa atrás, no hay intensión oculta ya, todo se hace abiertamente y sin el menor reparo, pero al utilizarse a los medios de comunicación y a las redes sociales con mensajes manipuladores con la intención de golpear las emociones con imágenes falsas y mensajes cínicos, sin presentar datos ni argumentos, la estrategia es clara, el imperialismo estadounidense usará hasta donde le sirva a Machado para atacar a Venezuela, mientras, en lo oculto, preparan a su sucesor “libertador” para cuando sea derrotada y se le arroje al olvido como a Guaidó y muchos otros.
Las evidencias están claras, apenas unas horas después de difundirse la noticia de la de Machado como Nobel de la “Paz”, salió a dedicarle el premio a Donald Trump y a jurar que cuentan con él, lo que no es otra cosa que un mensaje público de la alineación a las fuerzas injerencistas y su disposición para ser mensajera del discurso de odio. Además, posteriormente, declaró Machado que recibirá el premio si Maduro ha dejado el poder, y mucho ojo, el Nobel se entrega en diciembre, lo que significa que queda poco más de dos meses para que esa advertencia pueda materializarse. Y como nada es casual en la geopolítica, Trump ha reconocido que desde hace meses la CIA realiza tareas contrarrevolucionarias en Venezuela con el objetivo de derrocar a Maduro, al tiempo en que el mandatario imperialista presume que han asesinado a un quinto grupo de venezolanos en el mar cuando circulaban en una modesta embarcación sin haber sido detenidos y juzgados, y sin comprobar si eran o no traficantes de drogas, lo que en derecho internacional significa una ejecución sumaria totalmente ilegal.
Pero el contexto se agudiza aún más, pues Trump ha reconocido que planea acciones terrestres contra lo que llama narcotraficantes, y para efectuar eso necesitaría entrar sin autorización al territorio venezolano y asesinar a personas sin razón demostrada, siendo esto una violación absoluta de la soberanía y autodeterminación venezolana y, por su puesto, una provocación descarada para alimentar un enfrentamiento bélico. Y, si esto fuera poco, Trump ha estado preparando y calculando un consenso regional entre mandatarios sometidos a su poder para conocer cuánto apoyo tendría una invasión a Venezuela, a lo cual algunos gobernantes serviles han levantado la mano y se han afiliado al imperio, como, por ejemplo, Javier Milei.
El Nobel de la Paz se mancha más de sangre en 2025, no es la primera vez, pero ahora marca con claridad la ruta de agresiones que vendrán. Corina Machado ha sido organizadora de las llamadas guarimbas, a través de las cuales decenas de venezolanos perdieron la vida por el desorden y la violencia ejercida por las hordas neofascistas en Venezuela, mismas que han apoyado la solicitud de un ataque militar del imperio estadounidense, lo que muestra el nivel de violencia que ejercen y piden para su propio pueblo. Este Nobel es un premio al oscurantismo, a la degradación de Occidente y a la política de muerte que hoy realiza y celebra un genocidio en Palestina, y se reparte las tierras en abierto colonialismo, y por eso no es casual que los voceros de la ultraderecha y neofascismo lo celebren.
No hay nada de paz en la trayectoria política de Machado, no hay dignidad ni humanismo para el Nobel 2025, solo es un reflejo de la lógica de Occidente ya degrada, cínica y decadente. La verdadera paz está en el pueblo venezolano que ha luchado y ha organizado el proceso revolucionario bolivariano, poniendo los cimientos de justicia social para su nación y ha resistido, desde décadas atrás, los ataques imperialistas.
Edición: Estefanía Cardeña