Por algún motivo, había demasiado silencio en la casa, con todo y que ya había terminado el horario de clases. Como bien saben todos aquellos que son padres, después de algunos minutos de quietud, ésta es igual de sospechosa que un empleado del Six avisando que mañana regresa la ley seca.
Andaba en la preparación de mi polegía para el lavado de la ropa blanca (ustedes saben, las labores propias de mi sexo), cuando mi alarma paterna me advirtió que había pasado un tiempo considerable en que La Cutusa y El Kizín se encontraban excesivamente serenos, así que decidí dejar la ropa en remojo y proceder a aplicarle a mis engendros un castigo preventivo.
Mi sorpresa fue hallarlos frente al monitor, maravillados y boquiabiertos, pero en efecto, El Kizín rompió el silencio diciendo algo como “ni va a estar Liddi para cuando abran”, y su hermana estuvo a nada de soltarle un puñetazo, nada más porque advirtió mi presencia, lo cual quiere decir que ya habían comenzado a discutir.
“¿Tú tuviste una navaja suiza, papá?”, me preguntó para desviar mi atención, cosa que consiguió, dejándome estupefacto mientras trataba de articular alguna respuesta que implicara reconocer que solía ir a la primaria con una 007 adquirida en el Chetumalito (sobrevivir a la escuela pública en los 80 era toda una aventura).
“Es que tienes que ver esto, que vamos a tener estadio nuevo y sustentable”, siguió la nena. “Pero va a parecer pastel de esos planos con forro de fondant”, terció rápidamente El Kizin.
Procedí a respirar profundamente, haciendo acopio de mi aplomo de macho omega grasa en pecho, espalda peluda, nalga de mayonesa, abdomen de lavadora y bebedor de cerveza light, antes de intentar la mediación.
“Es que tienes que ver el estadio sustentable, dicen que su corazón van a ser los Venados”, empezó La Cutusa.
“Si ese va a ser el corazón, va a necesitar desfibrilador y marcapasos, ¿verdad, papá?”, dijo el otro intentando jalarme a su causa, y yo ni había visto las dichosas imágenes. Eso sí, con el historial del futbol en Yucatán, es difícil no coincidir con el diagnóstico.
Nada más me animé a preguntar por qué el nombre del estadio es “sustentable”, y volvieron a la carga: que porque va a estar activo casi todo el tiempo, con hotel (como esos que están en el Periférico seguramente), restaurantes y además va a usar energía solar… “¡y porque van a reciclar el Gran Museo del Mundo Maya como cascarón! Van a desmontar el vestíbulo y es lo que a dar vueltas”, siguió ampliando El Kizín.
¡Vamos a tener estadio de primer mundo!, clamó La Cutusa, mientras su rostro iba enrojeciendo.
¡Y cuando quieras ir no vas a encontrar los polcanes de Mauro, ni los sandwiches de Manolo’s! ¡Te van a dar puro Subway!, remató el otro… y quedamos en silencio.
Macho omega que se respeta
¿Dónde irán a levantar el estadio sustentable para que resulte amigable con el medio ambiente? Una opción es que implique la remodelación del Kukulcán; otra, tirar Plaza Sendero (o Patio o como se llame, igual no va nadie) y se recupere el espacio del mítico Carta Clara; una más es Xmatkuil. Si lo que quieren es que no vaya la gente, me inclino por la segunda.
Edición: Elsa Torres
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Efe
