Después de esto que no es cuarentena sino más bien doscentena y pico y se manifiesta en la desesperación, ¿qué hay con los niños, esos que llevan encerrados casi un año de los pocos que tienen y, además, con un reto mayor: alguna discapacidad?
“En la USAER 08J, nos interesa conocer más sobre nuestros alumnos, por ello nos dimos a la tarea de convocar a niños y niñas para participar en el concurso Nuestros alumnos nos cuentan desde su casa, durante la estrategia de educación a distancia por COVID 19”, explica la licenciada Patricia Cruz Delgado, directora del USAER 08J, de Chetumal, Quintana Roo.
Gracias a la tecnología nos reunimos en familia a escuchar las voces de los pequeños el pasado sábado: niños, padres, maestros junto con la secretaria de Educación de Quintana Roo, Ana Vázquez, y la subsecretaria de Educación Básica, Luz María Abuxapqui.
Fui invitada a leer un par de los trabajos de niños invidentes y quedé asombrada de su capacidad de redacción. Si ellos son niños especiales, qué decir de sus padres y maestros: merecen una nota de reconocimiento. Para muestra, rescato algunos fragmentos para ustedes.
“Solo quisiera una varita mágica para hacer volver a mi papá y ya acabar con esta enfermedad”, expresa por ejemplo Kelly Cámara Cortez, de 10 años.
“Al principio era divertido porque sólo de pensar de que no había escuela, ni tareas […] sigue pasando el tiempo y había que racionar víveres y recortar gastos y ya empezaba hacer más travieso y mi mamá se ponía irritable porque cada día había menos ingresos, y a ella le recortaron su sueldo”, expone Víctor Alejandro Padilla Contreras, de 10 años.
“Mi experiencia durante esta pandemia ha sido algo estresante y aburrida […] no puedo salir a pasear en bicicleta con mi mamá, y eso me gustaba mucho, pues podía sentir otros olores o el aire en mi rostro y escuchar diferentes ruidos”, escribió Bernardo Gabriel Estrada Albor, de 9 años.
“Me gusta trabajar en línea pues puedo ver a mis compañeros y maestros, las clases de la tele se me hacen un poco extensas y no siempre puedo verlas, me aburro”, dice Annie Svetlana Contreras González, de 10 años
“La primera semana de las clases en línea las maestras de la televisión preguntaban qué nos parecía el video que acababa de pasar y yo conteste: ‘¿Cómo voy a saber si soy invidente?’ No puedo responder si no veo y sólo se oye la música del video y no sé qué está pasando”, narra Ángel Fernando Santos Puerto, de 9 años.
“En esta pandemia me he sentido un poco estresado, triste. Tengo mucha tarea que hacer”, dice Josías Magdiel Ek Contreras, de 10 años.
“Durante estos días aprendí muchas cosas como amasar, preparar un sándwich. Eso fue muy divertido, ya que cuando me tocó preparar el mío le puse mucha mayonesa y mucho jamón; el queso no me gusta y no le puse”, expone Gerardo Iván Castro Chi, de 11 años.
“Me gustaría decirle al gobierno que hay gente que necesita despensas, únicamente se repartieron dos veces y hay gente muy pobre que lo necesita”, es lo que demanda Nicole Abigail Castillo Hernández, de 9 años.
“lo que más me gusta es ver volar a los loros en el parque”, escribe Alina Ivette Castro Chi, de apenas 6 años.
Tanto que decir, tanto que escuchar, ahora es cuando.
Edición: Elsa Torres
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