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Eduardo Lliteras Sentíes
La Jornada Maya

23 de noviembre, 2015

Se cierra el círculo en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). A principios del presente año, la institución enfrentó la primera huelga de que se tenga memoria en los últimos 40 años. El rector José de Jesús Williams tenía pocos días en el cargo e iniciaba su gestión con el reto mayúsculo de afrontar las negociaciones, en medio de un clima de franco rechazo por parte de algunos sectores de la universidad más importante del sureste. Los cuestionamientos provenían lo mismo de grupos estudiantiles que de sectores académicos y laborales, por no hablar de la opinión pública que se interrogaba por la razón de que la UADY tuviera al tercer rector al hilo proveniente de la Facultad de Veterinaria, mientras los anteriores pasaban a formar parte de la administración estatal con una naturalidad que generaba cuestionamientos sobre la autonomía universitaria.

La realidad es que en la península de Yucatán se echa de menos la voz de la UADY en numerosos temas. Hay un inmenso vacío que no llenan los rectores de la universidad, más preocupados al parecer por quedar bien con el gobierno en turno que en dar fortaleza a la voz universitaria en tantísimos temas y acontecimientos, como ocurría, hasta hace unos días, por ejemplo, con el doctor José Narro, de la UNAM, que da fuerza y contenido a tantísimos temas que definen el espíritu universitario, sin dejar de lado el trabajo con los diversos niveles de gobierno.

En la UADY hay una pasividad que resulta sorprendente, por no decir embarazosa, que se detecta desde Radio Universidad, propensa al boletín de gobierno y a las constantes “opiniones” de políticos (la senadora Angélica Araujo es ya opinadora semanal), echándose de menos pluralidad y crítica en un medio público, no comercial, a pesar de que la llegada del periodista Alejandro Pulido Cayón a dicha institución le ha dado oxígeno a su noticiero estelar, sin lugar a dudas.

Por lo pronto, el rector Williams recibió la semana pasada la notificación de los emplazamientos a huelga de los sindicatos. Se entregaron los pliegos petitorios ante la Comisión de Conciliación y Arbitraje, llamando a negociar a la rectoría con los dos sindicatos de dicha institución: Apauady (Asociación de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Yucatán) y Autamuady (Asociación Única de Trabajadores Administrativos y Manuales de la Universidad Autónoma de Yucatán).

Los trabajadores de la Autamuady solicitan un incremento salarial del 10 por ciento, así como un incremento en las ayudas para previsión social (lo que antes eran vales) y que ahora engloba más aspectos para tener una “vida digna”, según se dice.

En realidad, llama mucho la atención el hecho de que sean los dos sindicatos los que emplazen a huelga. Esto no se veía en muchos años y es un mensaje claro para el rector Williams.

Se sabe que los trabajadores de la Autamuady quieren homologar sus prestaciones con las de los académicos. Hablamos de becas, vales de despensa, cuestiones que son de ayuda económica, pero dependientes del nivel académico.

Los trabajadores dicen que tienen las mismas necesidades, e incluso más que los académicos, porque son la clase trabajadora de menos ingresos.

Cabe recordar que el rector hizo una declaración a principios de año en la que aseguró que se iban a mejorar las condiciones salariales de los trabajadores de la Autamuady. Esto lo dijo públicamente, así que no hay vuelta de hoja.

De hecho, los trabajadores están esperando que cumpla con su palabra, sobre todo tomando en cuenta que es difícil que Williams argumente que no hay recursos, cuando en la UADY, a pesar de todo lo que pasó con la huelga de principios de año, no se han hecho cambios de fondo en sus en sus nóminas y prestaciones, particularmente entre los directivos, que ganan buenos sueldos.

Es claro que si aún tienen dinero para ese tipo de sueldos y prestaciones para los directivos, entonces debe haberlo para los trabajadores de la institución, señalan voces universitarias.

Por ejemplo, ahora hay una ayuda de una despensa por las fiestas de fin de año para los trabajadores. Ésta, nos dicen, sí es una ayuda, pero no se compara, por ejemplo, con los 15 mil pesos de previsión social que tiene el rector Williams, multiplicado por tres, a la de un trabajador manual.
La pregunta que muchos se hacen en la UADY es si el rector y la clase dirigente de la universidad necesitan esa ayuda de previsión social.

Por lo pronto falta ver la disposición con la que llegará rectoría a sentarse en las negociaciones con los sindicatos en el edificio central de la UADY. Ya comenzaron a escucharse las primeras voces que cuestionan la huelga, derecho ejercido durante 25 días entre enero y febrero, sin que faltaran las voces condenatorias o de plano que querían linchar a los trabajadores por atreverse a levantar cabeza.


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