de

del

Pablo A. Cicero Alonzo
La Jornada Maya

30 de octubre, 2015

Este hombre, vestido con un gastado hábito franciscano, se mueve en una oscura, densa noche, donde los sueños de miles se tornan pesadillas; donde una bestia significa, al mismo tiempo, el inicio y el fin, el génesis y el apocalipsis.

Niños, jóvenes, adultos y ancianos perseguidos por maras de rostros tatuados; náufragos que recalan en un mar árido, donde los tiburones son las autoridades, que les muestran feroces sus mandíbulas y piden sus cuerpos como pasaportes.

En esa penumbra vive —y sobrevive— el monje, que lleva tatuada, en la aspereza café que lo cubre, a los cuarenta y tres de Ayotzinapa… Literalmente. Se llama Tomás González Castillo, y es fraile franciscano.

Desde hace más de un lustro, es director del Hogar-Refugio para Personas Migrantes La 72, en Tenosique, Tabasco. Llegó ahí luego de su paso por Yucatán, en Mérida e Izamal, específicamente. La 72 es la primera estación de un terrorífico viacrucis que año con año recorren miles de centroamericanos.

“Una foto, una sola foto”, apunta fray Tomás ante alumnos de la Universidad Marista de Mérida, “motivó a los europeos a abrir sus fronteras y sus corazones”. El religioso se refiere a la imagen del cadáver de Aylan, pequeño sirio de tres años que falleció en las costas turcas.

La crisis de los inmigrantes sirios y afganos, compara fray Tomás, no es muy distinta a la de los centroamericanos. “Ahí no hay una guerra declarada”, especifica, “pero igual están huyendo de la violencia”.

Y ejemplifica: una joven de dieciséis años embarazada, que decidió recorrer miles de kilómetros para evitar ser violada por los maras. Un niño de once años, a quien su mamá empujó a la selva y al desierto para no verlo muerto o, peor aún, verlo matar…

Fray Tomás le pone rostro a las frías cifras que no han logrado conmover los corazones de los mexicanos, al parecer más duros que el de los europeos. “De agosto a la fecha”, recita, “tenemos catorce casos de violencia sexual registrada… Sólo de mujeres que actualmente se encuentran con nosotros”.

“En ese mismo lapso, hemos denunciado veinticinco secuestros”. De agosto a octubre. Y los números dolientes continúan desfilando, enumerados con la seriedad de un auditor que ya se ha habituado al dolor, lo que no provoca, sin embargo, que no le siga doliendo.

En la plática con universitarios igual se encuentra Geovanna Campos Vázquez, voluntaria de La 72. Una estrafalaria pareja, la que forman. Él, hombre de fe y de acción; ella, académica, con una maestría en Migraciones Internacionales por la Universidad Pontificia de Comillas.

Unas gastadas sandalias y una moderna férula, que, sin embargo, caminan ahora por los mismos senderos. El vínculo de Geovanna con fray Tomás y su trabajo comenzó cuando estaba investigando para su tesis, que al final tituló [i]Protección a niños, niñas y adolescentes migrantes centroamericanos durante su estancia en México. El caso de La 72, hogar-refugio para personas migrantes.[/i]

Hoy, este trabajo se ha convertido en su vida. Le explica a los alumnos que ese sitio recibe, al año, a unas doce mil personas; todos los días ahí pernoctan de doscientas a cuatrocientas.

“Tres mil comidas calientes se sirven a la semana”, calcula Geovanna, quien compara la administración de recursos de este sitio con la bíblica multiplicación de panes y peces.

Y eso teniendo en cuenta que La 72 no recibe ningún tipo de ayuda gubernamental; al contrario, deja entrever fray Tomás, en ocasiones este sitio causa escozor “a los causantes de la pobreza de la que huyen sus moradores”.

Como un oasis. Así definen los ponentes este sitio. Hombres y mujeres, de todas las edades; desde bebés hasta ancianos. Ahí, incluso, en los años en los que ha funcionado, doce niños han nacido en el hogar-refugio, remanso previo antes de que la bestia los engulla, ese tren cargado de esperanzas que recorre territorio minado.

Fray Tomás compara esta travesía, incluso, con el holocausto. Denuncia que México se ha convertido en un riguroso filtro de migrantes centroamericanos; sólo en 2014, noventa mil de ellos fueron capturados y deportados por autoridades de este país.

Las aseveraciones del religioso fueron confirmadas este mismo mes por [i]The New York Times[/i], en un reportaje firmado por Sonia Nazario, ganadora de un Pulitzer.

Según la investigación periodística, tras la “crisis humanitaria” de las niñas, los niños y los adolescentes centroamericanos intentando cruzar la frontera en el verano de 2014, el gobierno mexicano, a petición del presidente estadounidense Barack Obama, ha llevado a cabo en los últimos 15 meses “una represión feroz” en contra de los refugiados que huyen de la violencia de América Central.

Una de las fuentes de este reportaje es Christopher Galeano, quien pasó el verano pasado investigando para grupos de derechos humanos lo que está pasando en México. Él denuncia que el gobierno de Estados Unidos “está patrocinando la caza de los migrantes en México para evitar que lleguen a ese país”.

A los inmigrantes cazados dentro de las fronteras mexicanas “se les está obligando a volver a El Salvador, Honduras… a la muerte”. Precisamente de Honduras es la mayoría de los pasajeros de la bestia. Una nación que tiene más muertes por kilómetro cuadrado que en ningún otro país que no esté en guerra. A inicios de esta década, la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es de 86, casi ocho veces lo que la OMS considera como epidemia. La media mundial es de 8.8.

“A nosotros nos bautizaron con agua”, dice, de pronto, fray Tomás. “A nuestros hermanos centroamericanos los están bautizando con sangre. Nos falta un bautizo de conciencia…”. La charla del religioso se realizó ayer, en el salón de juicios orales de la Universidad Marista. Ahí se dieron cita decenas de alumnos, principalmente de la Escuela de Derecho.

Este viernes, en la tarde, el director de La 72 regresará a esa casa de estudios, donde compartirá de nuevo su experiencia, pero entonces con alumnos de la maestría en Derechos Humanos. Además, se inauguró en los pasillos de la institución educativa la muestra fotográfica “Abrazos solidarios”, formada por imágenes captadas por Silvia Carrillo Jiménez en La 72.

En varias de esas fotografías se ve a este hombre, vestido con un gastado hábito franciscano, que se mueve en una oscura, densa noche. Sin embargo, para muchos, este que se presenta como Tomás, representa una luz.

*Periodista, profesor universitario de comunicación.

[email protected]


Lo más reciente

''Tenemos que hacer que la plaza de Kanasín pese'', afirma Erick Arellano

Los Leones lograron en la carretera uno de los mejores arranques de su historia

Antonio Bargas Cicero

''Tenemos que hacer que la plaza de Kanasín pese'', afirma Erick Arellano

OMS alerta escalada del brote de cólera en el mundo

Desde principios de 2023 se han notificado más de 5 mil muertes en 31 países

Prensa Latina

OMS alerta escalada del brote de cólera en el mundo

El voto en el extranjero

Los 40 mil mexicanos bateados por el INE somos una suerte de grano de arena en la playa

Rafael Robles de Benito

El voto en el extranjero

Hacia un nuevo régimen de pensiones

Editorial

La Jornada Maya

Hacia un nuevo régimen de pensiones