Las rutas de Francis Alÿs

Giovana Jaspersen
Foto tomada de la web
La Jornada Maya

Viernes 18 de noviembre, 2016


[i]Sometimes doing something poetic can become political[/i]
[i]and sometimes doing something political can become poetic[/i]
(F.A)


Para viajar de Tijuana a San Diego sin cruzar la frontera entre México y los Estados Unidos, tomaré una ruta perpendicular a la barda divisoria. Desplazándome 67° SE, luego hacia el NE y de nuevo hacia el SE, circunnavegaré la tierra hasta llegar al punto de partida.

Esta ruta extrema, la trazó y anduvo en 1997 Francis Alÿs, artista belga radicado en México desde 1986, que con [i]The Loop[/i] circundó el océano a través de 16 ciudades en 3 continentes durante 29 días; todo sin atravesar por el paso fronterizo de San Ysidro. Evitó así la frontera más transitada del mundo y la más controversial de los últimos días, probablemente por ello, su empeño resulta hoy tan vigente. Alÿs, nos muestra, sin duda, la parcialidad de la distancia y el camino, así como lo variados que pueden ser los 30 kms entre Tijuana y San Diego en tiempo, circunstancia y condiciones. Cada transito fronterizo es diferente y, por ello, los 11 millones de mexicanos que viven en estados unidos hoy, son igual número de versiones migratorias e implicaciones.

El hombre, como otros animales, migra desde que de él tenemos noticias; orillado-motivado por su contexto y supervivencia. La migración humana, mucho más compleja que la de otras especies, en abordaje se puede convertir en territorio fangoso o parcial por la dificultad que implica abarcar el fenómeno sociocultural en toda su dimensión. No solo es un tema económico, social o político, sino también un fenómeno identitario, cultural y emocional profundo y variable. La numeralia estadística no habla -por ejemplo- de las familias incompletas, los viajes que finalizan siendo cruz de pino en el desierto, el olor de las cajas de los tráileres y el hambre en el trayecto; la nostalgia y crisis de sentido sin pertenencia a ningún sitio; ni de la posibilidad de que hermanos compartan padres pero no lengua y sean incapaces de comunicarse. Tampoco nos dice nada del efecto de los insultos, agresiones y humillaciones que por las calles vivieron los inmigrantes la mañana siguiente a la reciente elección estadounidense o de los grupos e instituciones que se manifiestan en contra de la situación.

A partir de la primera entrevista que diera el ya presidente electo de los Estados Unidos, hemos escuchado incluso decir que se ha moderado el discurso de odio, racismo y política antinmigrante que plagó la campaña. Esto, después de que afirmara que “solamente” se deportarán entre 2 y 3 millones de inmigrantes, con énfasis en los que hayan delinquido; y que en algunas zonas el famoso muro podría ser, más bien, una valla. Dejando los tecnicismos y materiales de la construcción o las condiciones de la deportación, hay que preguntarse cómo habrán de vivir los otros millones de inmigrantes que tendrán la “oportunidad” de continuar en el país vecino. En una nación donde el odio se legitimó al votarse, qué pasará con los que, como dijera Galeano, “no son seres humanos, sino recursos humanos; que no tienen cara, sino brazos; que no tienen nombre, sino número; que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.”. Como las 7 que en menos de 30 segundos y sin justificación, vació la policía norteamericana sobre Luis Góngora Pat, originario de Teabo. Él, que podría ser nadie allá, fue padre, hijo, esposo y hermano en su pueblo; y es muestra cruda y real de la realidad de muchos otros.

El empoderamiento del racismo, la humillación y el odio es el tema con el que se quedan los inmigrantes en el territorio estadounidense y el miedo ha permeado en los grupos susceptibles. Como respuesta, se extendieron 11 acciones de apoyo al inmigrante por parte de la SRE, mismas que si bien buscan comunicar caminos de denuncia y legalización, no están instrumentadas para solucionar, sino para responder.

Hay fortalezas que se desdibujan en la injusticia y que, sin embargo, convendría recordar. Por ejemplo, el que todos los migrantes del mundo en un territorio imaginario, serían el quinto país más poblado del mundo, teniendo alrededor de 232 millones de personas, según datos de 2013, a ello habría que sumar los últimos fenómenos migratorios en el mediterráneo y comprender que la crisis es mundial.

El mismo Francis Alÿs con Cuando la fe mueve montañas (2002) mostró la fuerza de la sociedad más allá de los contextos políticos, cuando con 500 personas desplazó una duna en el desierto peruano y explicó: “lo que pretendo es que la gente sienta la posibilidad, aunque sea por unos minutos, de que es posible un cambio”. Sin una mirada idealista, sino más bien desde la organización, probablemente se deba transitar este orden de ideas, en la búsqueda de acciones para enfrentar esta crisis desde la unión. Acciones que construyan y solucionen.

Mérida, Yucatán

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