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José Juan Cervera
Foto: Facsímil del libro [i]Las abandonadas[/i].
La Jornada Maya

Jueves 7 de octubre, 2016

Se sabe de escritores que se hicieron populares en su tiempo, pero de quienes se habla poco en la actualidad. Éste parece ser el caso de Julio Sesto (1871-1960), que cultivó diversos géneros y en todos ellos obtuvo el reconocimiento de sus contemporáneos, con títulos que alcanzaron varias ediciones. Nacido en Pontevedra, Galicia, pasó a residir a México a fines del siglo XIX; si bien los críticos suelen referirse al romanticismo de sus composiciones, y no falta quien lo tilde de cursi, en sus novelas tocó temas que pueden considerarse incómodos, con historias que resultan, por lo menos en algunos de sus pasajes, descarnadas y lúgubres.

De modo particular, aquellas de sus obras que recrean episodios del cambio de régimen que propició la Revolución en nuestro país ([i]Cómo ardían los muertos[/i], [i]La tórtola del Ajusco[/i]), aparte de describir los hechos sangrientos propios de todo conflicto armado, destina a sus protagonistas muertes pavorosas y crueles. Otras veces, las connotaciones sexuales que se desprenden de algunos de sus episodios anulan cualquier asomo de indiferencia en sus lectores, como ocurre en su novela Las abandonadas. En ella, los personajes femeninos son acosados, vejados y burlados por los varones, como reflejo de una realidad social asimétrica y opresiva.

En esta novela, el lenguaje empleado resulta tan terso y fluido que su recepción no se resiente de los aspectos sombríos que el relato saca a relucir. En contraste, otra novela de Sesto, [i]Cómo ardían los muertos[/i] (1914), que remite a los desórdenes que trajeron consigo la Decena Trágica y el gobierno usurpador de Victoriano Huerta, exhibe muchos recargamientos retóricos y se lee con menos soltura que [i]Las abandonadas[/i]; podría pensarse que, de esta manera, el autor se propuso comunicar el grado de tensión y de fatiga social que desató esta etapa crítica de nuestra historia nacional. También debe considerarse el perfeccionamiento de una pluma que rindió frutos más depurados con el dominio que los años dan al del oficio, ya que Las abandonadas es una obra tardía, en comparación con la otra mencionada.

Como su título deja ver, gira en torno a aquellas mujeres “víctimas del mal amor”, caídas y frustradas en su aspiración de crear lazos de pareja satisfactorios. Toma como base un texto homónimo que Sesto incorporó a su poemario [i]Azulejos[/i] (1915). La composición fue tan bien recibida que hasta la fecha forma parte del repertorio de los declamadores. Sus muy conocidos versos inician con el cuarteto que dice: “¡Cómo me dan pena las abandonadas,/que amaron creyendo ser también amadas,/y van por la Vida llorando un cariño,/recordando un hombre y arrastrando un niño!” El autor intercala fragmentos del poema en el desarrollo del relato, y lo incluye completo al final, poniendo al calce su nombre y la inscripción “1908”, lo que ha confundido a quienes, tras una lectura descuidada, suponen que corresponde al año de aparición de la novela, en vista que el pie de imprenta no lo indica, como sucede en muchos otros libros antiguos.

La trama describe las acciones de un diplomático mexicano, asignado a legaciones europeas, que se obsesiona en redimir abandonadas de diversas nacionalidades, porque su propia madre padeció lo mismo que ellas. Para lograrlo cuando los países establecieron normas más estrictas de inmigración, promueve una compañía artística que reúne a varias de esas mujeres, quienes obtienen notables triunfos a lo largo del continente americano, especialmente en México, donde transcurre una parte significativa de la historia.

Sesto alude en forma velada a varios acontecimientos de nuestra historia patria, como el triunfo del movimiento armado contra la dictadura porfiriana, las alianzas y discordias entre los caudillos de la Revolución y el declive del mandato de Carranza. Con estos y otros indicios, como el posterior auge de la industria cinematográfica, es posible inferir que la novela se publicó en los años finales de la década de 1930 o a principios de la siguiente. Su forma de abordar el tema tal vez disguste a las feministas de hoy, pero no hay que olvidar que es la imagen viva de una época y de un modo de pensar característico de ese entonces, que en alguna medida pervive en el trato social de la hora actual.

Mérida, Yucatán

[b][email protected][/b]
Julio Sesto, [i]Las abandonadas. Novela humana[/i], México, El Libro español, s/f, 223 pp.


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