de

del

Rafael Robles de Benito
foto: Profepa
La Jornada Maya

Miércoles 24 de agosto, 2016

No es nada nuevo: los barcos que navegan por aguas donde hay arrecifes coralinos, corren el riesgo de encallar en ellos, o de naufragar al romper, si se impactan, sus cascos. ¿Es el Arrecife Alacranes, a unas setenta millas al norte del litoral yucateco, particularmente peligroso para la navegación? No creo. Ni más, ni menos que otros arrecifes que interesan a rutas de navegación, se utilizan como refugios para embarcaciones pesqueras durante un mal tiempo, o son atractivos como zonas de recreo y de pesca recreativa (que no deportiva, dicho sea de paso).

Es cierto que algunos encallamientos son genuinamente accidentales. Pero también lo es el hecho de que –sobre todo cuando se trata de embarcaciones recreativas– los encallamientos se deben a la imprudencia, la falta de pericia, la arrogancia o la prepotencia de los patrones y propietarios de yates y veleros: parecen no comprender que están navegando en aguas de un parque nacional, un área establecida para proteger un arrecife de importancia fundamental, no solamente por el estado de conservación de sus elementos, sino porque se trata de la estructura arrecifal más septentrional del Golfo de México, dotada de características oceanográficas y ecológicas que la convierten en una zona especialísima para la biodiversidad nacional. La cautela, la buena información y el afecto consciente debieran ser siempre requisitos para acceder al sitio.

Pero hay que decir que no todo se debe a lo que hacen o dejan de hacer quienes visitan el parque. ¿Dónde está la entidad responsable de su salvaguarda? Esta área protegida no tiene suficiente personal para hacerse cargo de las tareas que demanda su manejo, no hay un director del parque, y las tres o cuatro personas adscritas a él no pueden acudir con regularidad y frecuencia a realizar sus tareas, porque no cuentan con el presupuesto suficiente para adquirir combustible y alimentos suficientes. El programa de manejo que debiera ordenar y conducir las actividades realizadas en el área no ha sido actualizado, y la versión existente muestra deficiencias e incongruencias que habría que reparar. No se ha difundido de manera apropiada este programa, ni el mapa anexo que permitiría a los visitantes apreciar qué se puede hacer y dónde. No se ha logrado obtener recursos suficientes para señalizar mediante boyas las vías navegables y los lugares donde las embarcaciones pueden anclar.

En la raíz de los más de mil cuatrocientos metros lineales de arrecife dañados por encallamientos en el Parque Nacional Arrecife Alacranes hay dos cómplices: en efecto, la desidia y la falta de pericia de los patrones y propietarios de yates y veleros que se impactan en las estructuras de coral; pero también, el abandono en que el estado mexicano ha dejado unas de sus áreas protegidas, mientras piensa cómo crear nuevas, quizá solamente de papel.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
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