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Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 24 de agosto, 2016

Los panistas, administran; nosotros, gobernamos. Lapidaria sentencia que la senadora Angélica Araujo Lara emitió hace unos días, en una entrevista que Telesur le realizó en uno de los eventos en los que se recordó a Víctor Cervera Pacheco. Ahí, la ex alcaldesa respondió a diversos señalamientos que se han hecho a su administración municipal. Para ella, la diferencia es muy clara. Los panistas, administran; nosotros, gobernamos. ¿Qué se debe administrar en el municipio de Mérida? En realidad, poco. Y ahí radica la dificultad. La “joya de la corona” yucateca es más zirconia que diamante. A pesar de que se ha convertido en una de las ciudades mejor evaluadas del país, tiene, por mucho, un presupuesto menor al de muchas otras urbes con características similares.

Si comparamos, por ejemplo, a Mérida con Querétaro, Naucalpan, Toluca, Cancún, Monterrey y Aguascalientes, todas con características similares, sale perdiendo. Enfoquémonos en cada uno de sus presupuestos y dividámoslo por su número de habitantes. En Mérida, por cada habitante hay un presupuesto de 2 mil 723 pesos, mientras que en Querétaro son 3 mil 130; Naucalpan, 3 mil 858; Toluca, 4 mil 75; Cancún, 3 mil 325; Monterrey, 3 mil 347, y Aguascalientes, 3 mil 266.

Con esa cantidad, cada uno de estos municipios deben de asegurar servicios eficientes y de calidad. Limpieza, parques, iluminación, calles en buen estado… La ciudad requiere de una serie de actividades para su funcionamiento. Se necesita una maquinaria burocrática, que realice y supervise que los servicios se brinden de forma oportuna. Mérida eroga en su administración mil 845 pesos por habitante. Querétaro 2 mil 566; Naucalpan, 2 mil 409; Toluca, 2 mil 474; Cancún, 2 mil 495; Monterrey, 2, mil 476, y Aguascalientes, mil 812. ¿Cómo obtiene cada administración municipal sus recursos? En el caso de la capital yucateca, principalmente por el impuesto predial. Ahí se encuentra el mayor ingreso del presupuesto.

En Mérida, y siguiendo la misma dinámica, por cada habitante el Ayuntamiento recibe 909 pesos. Querétaro mil 517; Naucalpan, mil 383; Toluca, mil 110; Cancún, mil 968; Monterrey, mil 319, y Aguascalientes, mil 007. La conclusión de esta cascada de cifras es sencilla: el presupuesto de Mérida es menor que el de otras ciudades con características similares, gasta menos que ellas y cobra menos predial. Las magras finanzas del municipio requieren que se administren con destreza. Disiento de la burda diferenciación realizada por la senadora Araujo Lara, quien minimiza y reduce el primordial papel de hacer que los recursos den y se utilicen de la mejor manera posible. Eso implica igual gobernar. Mérida se merece más; mucho más. En años pasados, cuando el espíritu municipalista se reflejaba en las leyes, el gobierno estatal estaba obligado, por ley, a darle recursos a sus municipios. Un porcentaje considerable, del doce por ciento, permeaba a los Ayuntamientos. Únicamente no entraba en esta distribución lo que se obtenía por impuestos turísticos y que se destinaba, íntegro, al fideicomiso de promoción.

Con el paso de los años, esos recursos estatales se han ido eliminando, uno a uno. En la actualidad, el apoyo estatal a las finanzas municipales se reduce a casi cero. Esta situación no se observa en otros estados de la república, cuyos municipios reciben recursos tanto federales como estatales. Ante este panorama, y para mantener los servicios a los que están acostumbrados los meridanos, las autoridades municipales deben eficientar sus ingresos. De ahí que cada año se haga énfasis en la ciudadanía de las ventajas de pagar el predial. Este año, por ejemplo, se lograron cifras récord en la respuesta de los meridanos. La ciudad está creciendo; está por cruzar una línea desde la cual los cambios se registrarán de manera exponencial. El futuro ya está aquí, y pinta bien. Este presente, hay que enfatizarlo, es el resultado de una cuidadosa administración. Se llegó hasta aquí siguiendo un cuidadoso proceso. Minimizar estos esfuerzos y encasillarlos en el verbo administrar, muestra las mismas flaquezas de reducir la acción gobernar en ocurrencias, grillas y desplantes.

Flaco favor le hace a sus compañeros de partido la senadora Araujo Lara en reducirlos a gobernantes. Este término añejo, acedo, está emparentado con la política, algo de lo que los ciudadanos estamos hartos. No queremos mesías que se paseen por una ciudad de su propiedad, sino a gestores capaces de ofrecernos los mejores servicios, para nosotros y nuestros hijos. Funcionarios que vean más allá de la próxima elección, que tomen medidas innovadoras que repercutan en la mejora del nivel de vida de los meridanos. Y, para eso, no hacen falta muchos recursos, como ya vimos; sólo administrarlos bien. Y así respondo la pregunta con la que titulo esta columna.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
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