Ocupaciones impropias

Jhonny Brea
Foto: Raúl Angulo Hernández
La Jornada Maya

Miércoles 17 de agosto, 2016

No se los he contado, pero algo que me une a [i]La Xtabay[/i] es que compartimos la afición por el beisbol. Los dos conocemos las reglas, lanzamientos, nos ponemos a recordar jugadas de series mundiales de cuando en cuando, y por supuesto, nos gusta como espectáculo. Es más, tenemos como recuerdo una pelota que bateó de faul Oswaldo Morejón en su temporada de novato. En esa época ella estaba urdiendo su estrategia para atraparme.

El cuento viene porque el viernes pasado se dio una de esas coincidencias fabulosas: [i]La Cutusa[/i] y [i]El Kizín[/i] se quedaron con sus abuelos (¡bendita ocasión!) y mientras me dedicaba a planchar mis camisas –ustedes saben, las labores propias de mi sexo -, [i]La Xtabay[/i] se me acercó para decirme “Jhonny, es la última serie, vamos al Kukulcán”.

Como comprenderán, no era quincena y en la cartera había unos 60 pesos a lo mucho. Mientras intentaba emprender su defensa, ella tenía ya un desarme: “mira, hay promoción, entramos gratis a general”. Y como gratis, hasta [i]jaranchac[/i] toma uno, acepté de inmediato. Les digo que cuando propone algo ya pensó en todo.

Seamos honestos: el verdadero aficionado al beisbol en Yucatán no es el que paga su abono. Es el que va a general. Es la familia que tiene unos pocos pesos para diversión y escoge llevar a sus hijos a un partido en lugar de tenerlos frente a la televisión o la tableta, así es como se crea la afición. Ahí, llega un cubetero con refrescos y cervezas cada tres [i]innings[/i], ya no digamos las tortas o las pizzas, así que el aficionado aguanta el partido prácticamente sin comer o beber. Eso es amor al juego y al equipo.

Ahora, [i]La Xtabay[/i] me da miedo cuando quiere ir a esa sección. Verán, mi consorte tiene unos binoculares profesionales de cacería, 20 X de zoom, lente Carl Seizz de 80 milímetros, a prueba de agua. Con ellos no ve el juego, sino las nalgas a los jugadores.

Por supuesto, sus víctimas son los jardineros. “Cacao no está nada mal”, me dice entre un turno y otro de fildeo, “J. J. Aguilar las tiene bien redonditas”, continúa. Pero su favorito es Francisco Lugo. Creo que por salud mental no está alineando, porque [i]La Xtabay[/i], en cuanto lo ve, lanza unos alaridos peores que fanática de Luis Miguel, y eso ya es decir mucho.

“¡Lugoooo, papacíííítooo!”, le grita cuando entra al campo, en un grito que le sale de entre los dientes, porque aprieta las mandíbulas al tiempo que abre los dedos de las manos y mueve ligeramente falanginas y falangetas. De no ser porque sabe que los de seguridad la sacarían del parque, sería capaz de aventarse al terreno de juego nada más por darse el gusto de apretarle ambos glúteos a Lugo.

Esa actitud, según me explica ya en casa, no es acoso ni violencia contra los jugadores, porque ella nada más va a divertirse. “Violencia es que [i]El Kizín[/i] esté en clases de tae kwon do. Hay que sacarlo de ahí. Ya viste la recomendación de la Codhey. Además, hasta les gusta a los jugadores”, concluye.

De mi parte, por el bien del equipo, aunque me cueste más, veré cómo la llevo a butaca en estos [i]playoffs[/i]. Si notan que unos binoculares caen a la zona de butaca baja, fue un accidente por el bien del equipo.

[b]Métrida, Yucatán[/b]
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