de

del

Foto:

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 16 de agosto, 2016

[i]Las madres avanzan hacia el grupo a pasos iguales, sonriendo, y simultáneos, casi imperceptibles, los aguarunas se arriman unos a otros, pronto forman un solo cuerpo terroso y [/i][i]compacto. Los seis pares de ojos no se apartan de las dos figuras de pliegues oscuros que flotan hacia ellos y si se respingaban había que pegar la carrera, muchachos, nada [/i][i]de tiritos, nada de asustarlos. Las dejaban acercarse, mi sargento, el Rubio creía que se escaparían al verlas. Y qué tiernecitas las criaturas, qué jovencitas, ¿no, mi [/i][i]sargento?[/i]

[i]La Casa Verde[/i], de Mario Vargas Llosa, arranca con una cacería de niñas indígenas. Religiosas arrebatan a pequeñas de la Amazonas para encerrarlas en un mundo que no es suyo; rescoldos de esa evangelización que convirtió en pira a América. Algunas sobreviven en ese territorio hostil, que las ve y trata como animales, “criaturas del Señor”. Otras, logran escapar. En el regreso a la selva, a esa casa verde de la que fueron desahuciadas, algunas chicas se pierden. Una de ellas, protagonista de la segunda novela de Vargas Llosa, termina en un burdel.

En los últimos años, en el centro de Mérida, pequeñas indígenas deambulan vendiendo diferentes productos: blusas, vestidos, baratijas… Por lo general, son niñas y jovencitas; muchas de estas últimas, con niños a cuestas. Trabajan todo el día y toda la noche; maripositas nocturnas que venden lástima envuelta en productos típicos. Chamulitas miserables, producto de una sociedad miserable.

Se ha denunciado que estas indígenas son manejadas por mafias, que mediante engaños las alejan de sus comunidades y las obligan a trabajar jornadas de sol a sol, de luna a luna. Hacinadas en sitios nauseabundos, antihigiénicos, estas mujeres tienen, bajo amenazas, que cumplir una cuota. Las historias de los polleros que lucran con las necesidades de los mexicanos que emigran se repiten —y multiplican— en el caso de las chiapanecas que venden en Mérida. El mexicano, al fin de cuentas, es el lobo del mexicano.

Ellas, por lo general, no hablan español. Sólo chapurrean unas cuantas palabras; lo esencial para vender y sobrevivir. No saben que sus derechos están siendo vulnerados, pues ni los conocen. Fueron arrebatadas, literalmente, de sus lugares de origen. Se convierten en seres invisibles, en parte del paisaje. Las [i]mexican curious[/i] que ofrecen el souvenir perfecto del viaje.

Aquí se alza la voz cuando la actividad frenética de estas mujeres afecta a los comercios establecidos, “que sí pagan impuestos”, machacan una y otra vez, “que sí pagan impuestos”. Se combate la informalidad, no el abuso al que están sometidas estas niñas y jóvenes, atadas a grilletes de ignorancia y miedo. No se ha realizado ninguna investigación seria sobre las personas que regentean a estas mujeres, ni mucho menos se les ha ofrecido la oportunidad de cambiar de vida. ¿Habrá alguien en Mérida, aparte de ellas, que hable su lengua? Mérida peca de omisión en este caso. Compramos sus baratijas, comprando al mismo tiempo nuestra conciencia.

Desde 2013, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey) ha denunciado la posible trata de chiapanecos. Lo hizo ante las instancias correspondientes. Sin embargo, haciendo minería de datos, no encontré ningún reporte contra los posibles “jefes” de la legión de chiapanecas. Desde entonces, son reiteradas las quejas, pero el asunto se salda en salivazos, en declaraciones histrionisas, en mea culpas estériles. A inicios de este mes, y en voz de su presidente, Juan José Abraham Dáguer, los comerciantes solicitaron “a las autoridades de los tres niveles de gobierno aplicar la ley para frenar el crecimiento desmedido de hombres, mujeres y niños de otras partes del país, que venden diversos productos y acosando a los visitantes”.

Las chamulitas, despojadas de otra capa de dignidad; transformadas en integrantes de un ambulantaje foráneo. Tiempos en los que la economía vale más que la justicia. La estridente queja de los comerciantes, sin embargo, será más efectiva que los ahogados gritos de la Codhey. Sería ideal que la advertencia tuviera origen en la conciencia, que no se viera únicamente como un asunto de bolsillos. Tal vez las calles de nuestra ciudad, blanca al fin y al cabo, amanezcan limpias de chiapanecas. Sin embargo, la explotación de estas niñas y jóvenes continuará, y continuará, y continuará, hasta que las autoridades no hagan algo al respecto.

Digna indignación ausente. Mientras paseemos por esos epicentros del dolor y no nos conmueva ver a esas niñas arrastrar los pies a la medianoche, con su hermanito a cuestas; “criaturitas del Señor” cuyos sueños igual nosotros castramos, poca sustancia tendrá nuestra crítica; un fantoche, un cuerpo deshuesado, voz hueca que no retumba ni conmueve. Así lo pensó Luis Álvarez Cuevas, un compañero mío que no se conformó con pensar que otro mundo era posible.

Él y su esposa trabajan, desde hace años, con chiapanecos. Son asesores de comunidades indígenas que se dedican a cosechar café. Ayudaron a fundar la cooperativa Maya Vinic, que reúne a microproductores que no tenían dónde venderlo. Hoy, los 700 socios de la organización exportan el 75 por ciento de su café orgánico a Japón, Estados Unidos y Bélgica. Ya analizan lanzar nuevos productos y franquiciar cafeterías. Nacimos jodidos —o jodiendo—, pero no estamos condenados a morir así.

Mérida, Yucatán
[email protected]


Lo más reciente

Venados se prepara para conquistar la Liga de Expansión MX

El equipo de Yucatán está a la espera de conocer a su rival de los cuartos de final

La Jornada Maya

Venados se prepara para conquistar la Liga de Expansión MX

Rommel Pacheco denuncia el uso de granjas de bots de Xóchitl Gálvez para ''guerra sucia''

Señala que los ataques en su contra provienen, en 80 por ciento, de cuentas del PRI y del PAN

La Jornada Maya

Rommel Pacheco denuncia el uso de granjas de bots de Xóchitl Gálvez para ''guerra sucia''

Extenderán ruta La Plancha-Kanasín del Ie-Tram para llegar al parque de béisbol, nueva casa de los Leones

Los aficionados sólo tendrán que caminar una cuadra para llegar hasta el estadio

La Jornada Maya

Extenderán ruta La Plancha-Kanasín del Ie-Tram para llegar al parque de béisbol, nueva casa de los Leones

Bancos agradecen a AMLO no haber cambiado las reglas del sector como ofreció en 2019

Atravesamos uno de nuestros mejores momentos en cuanto a generación de ganancias: ABM

La Jornada

Bancos agradecen a AMLO no haber cambiado las reglas del sector como ofreció en 2019