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La Jornada Maya

José Juan Cervera

Cualquier aproximación a la literatura mexicana del pasado resulta promisoria, si las expectativas que la guían se sobreponen a los criterios dominantes en las lecturas de moda o a las preferencias mayoritarias en los estudios que se ocupan de ella. Puede tratarse simplemente de la perspectiva de un lector que haya desarrollado la sensibilidad y la experiencia que le permitan hacer conexiones significativas en ese universo –no del todo apreciado– de las letras que las generaciones actuales podrían conocer si hallaran una motivación adecuada a ese propósito.

Un ejemplo a la mano puede ser el de la novela de autores que alcanzaron cierto renombre en su tiempo, aunque luego haya pesado sobre su obra un olvido generalizado. Éste parece ser el caso de Salvador Quevedo y Zubieta (1859-1935), jalisciense que también se dedicó al ejercicio profesional de la medicina, a quien se le relaciona con la corriente del naturalismo. Esta apreciación es correcta en el sentido de atribuir a la conducta de sus personajes una determinación proveniente de la herencia biológica y de su ambiente social.

Cultivó también el ensayo histórico y la crónica, si bien se desenvolvió con soltura en el género novelístico, con títulos tan llamativos como [i]La camada[/i], [i]México manicomio[/i], [i]México marimacho[/i] y [i]Las ensabanadas[/i], en los que hacía alusión a conflictos familiares y desórdenes sociales, en contextos que la propia historia de nuestro sistema republicano le brindaba para recrear su propio cúmulo de experiencias e interpretaciones en el marco propicio de la narración escrita.

[i]La Ley de la sábana[/i] es la continuación de [i]Las ensabanadas[/i]. Con gruesos trazos y en breves capítulos, relata las discordias de Samuel Gurría y Flora Boves, un matrimonio que abandona su rancho de Jalisco como consecuencia de los alzamientos abanderados por el Plan de Tuxtepec, con que Porfirio Díaz se propuso impedir la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada en la presidencia de la República.

En esta obra, editada en 1935, vuelven a figurar personajes de su antecesora inmediata y de otras, como el médico Antón Penéquez, que en [i]La ley de la sábana[/i] se mueve con desenfado en su inescrupulosa juventud y aún no logra escalar las ventajosas posiciones de las que hace gala en [i]La camada[/i], cuya trama se sitúa en un periodo posterior, aunque la preceda cronológicamente en su publicación.

El autor propone una doble clasificación para su novela, porque si bien en su subtítulo la designa como histórica, al enlistarla entre el conjunto de sus libros la considera emparentada con la psicología familiar, en tanto que a otros de ellos los situó dentro del campo de la psicología social, disciplina de la que se considera uno de los precursores en nuestro país, por lo menos desde el punto de vista de la enunciación literaria de los temas que ocuparon su interés. En algunos pasajes de La [i]ley de la sábana[/i] puede observarse que había leído a Gustavo Le Bon.

Salta a la vista el dejo satírico con que Salvador Quevedo y Zubieta describe los rasgos de sus personajes, sus expresiones y las circunstancias en que se ven envueltos, tratándose no sólo de los ficticios sino también de los extraídos de la historia del México decimonónico, como los mismos Díaz y Lerdo de Tejada, Manuel González, Luis Mier y Terán, Francisco Bulnes, Laura Mantecón y Pioquinto Huato, propios de una etapa turbulenta que él conoció y refirió en otras obras.

Mientras los varones se ocupan de sus deberes políticos y laborales, las mujeres de la novela se perfilan como avezadas intrigantes, afanosas tejedoras de enredos conyugales y extramaritales: “El feminismo volvió a sus procederes angelicales y diabólicos en la capital de la República. Arrinconado a la sombra del hogar, tejía sus mallas envolventes.” En general, los personajes femeninos muestran rasgos más vigorosos que los masculinos, como lo evidencia Laura Mantecón, esposa del general Manuel González.

Por la diversidad de sus contenidos y de sus valores, la literatura mexicana de ayer puede despertar tanto interés como la que hoy se escribe, si se acude a ella con el espíritu de quien antepone una mirada fresca a sus prejuicios de época.

Salvador Quevedo y Zubieta, [i]La ley de la sábana[/i]. Novela histórica del último tercio del siglo XIX. México, Ediciones Botas, 1935, 186 pp.

Mérida, Yucatán
Miércoles, 10 de agosto, 2016

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