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José Juan Cervera
Foto: Facsímil de la portada del libro [i]Tercera llamada ¡Comenzamos! Teatro yucateco 2009-2014[/i]
La Jornada Maya

Jueves 4 de agosto, 2016

El hecho teatral encierra, como toda expresión artística, un conjunto de ideas y acciones que subyacen en su desarrollo, las cuales no suelen hacerse explícitas cuando el espectador tiene ante sí el resultado de su conjunción, por corresponder a etapas previas a su advenimiento. Por tal motivo, son dignos de conocerse los testimonios que los hacedores de estas disciplinas puedan proporcionar acerca de ellas.

Con este propósito, Christian Rasmussen, con el apoyo de Madeleine Lizama, entrevistó a dramaturgos, actores y directores con el propósito de describir y explicar los procesos que llevaron, desde su experiencia personal, a la formulación de proyectos que cuajaron en obras representadas en Yucatán durante un lustro, con lo que ofrecen una muestra representativa de su trabajo en este campo, a la vez que exponen información útil sobre su trayectoria profesional y los principios que la sustentan.

Así, el libro [i]Tercera llamada ¡Comenzamos! Teatro yucateco 2009-2014[/i] reúne las opiniones de poco más de cuatro decenas de hombres y mujeres de teatro que, desde diferentes perspectivas y modalidades escénicas, han propuesto variadas formas de acercarse al público, de acuerdo con las características de su contexto cultural inmediato y de las condiciones sociales en que éste se gesta. Inicia con una sección de homenaje a Héctor Herrera, Elena Larrea y Wilberth Herrera, cuya desaparición física en vez de diluir, realza el recuerdo que les tributan discípulos y espectadores.

Pueden observarse contrastes significativos en la extensión que ocupan las entrevistas transcritas, unas mucho más amplias que otras, si bien debe tenerse en cuenta que el medio con que se obtuvieron no fue siempre el mismo, a la vez que las propias expectativas y concepciones de cada emisor condicionaron su discurso. De esta manera, hay quienes reflexionan a fondo sobre su actividad teatral, tomando como punto de partida sus ideas estéticas, sus métodos de trabajo y los recursos de los que su formación profesional los ha proveído, identificándose con determinados autores y con las construcciones teórico-prácticas que ellos han trazado.

En otros casos, la experiencia inmediata y la prueba empírica, así como la serie de impresiones que de ellas derivan constituyen la fuente de su argumentación, dándole más peso a la anécdota y a los tópicos que sostienen su visión del quehacer teatral y del marco de referencia que lo envuelve, a veces más precario que vigoroso.

La misma diversidad de los enfoques de origen brinda una panorámica propicia para emprender acercamientos históricos sistemáticos, garantes de una valoración de mayores alcances, que el autor del volumen señala expresamente como un propósito ajeno a sus intereses y a los instrumentos y recursos de los que pudo disponer para elaborarlo.

Es notable la claridad conceptual con que dramaturgos y directores enuncian el sentido de su labor artística y la perspectiva en la que integran estas nociones, De este modo llegan a los lectores las apreciaciones criticas -sólidamente fundadas—de Álvaro Carcaño, las preocupaciones sociales de Melba Alfaro y Enrique Cascante, la solvencia ética y el dominio profesional que encarnan en José Ramón Enríquez, la reinvención de la identidad étnica que impulsa Carlos Armando Dzul Ek, las cálidas evocaciones de Luis Pérez Sabido y la agudeza erudita de Brígido Redondo, si han de mencionarse algunas de las presencias que guían los caminos teatrales en nuestro estado.

Es cierto que en esta obra no figuran todos los que merecerían estar, y aparecen otros que acaso encajarían mejor en una compilación de otra índole, pero ya se sabe que las circunstancias imperantes suelen dar la pauta para la inclusión definitiva de los materiales que componen una selección temática como la que ocupa las presentes líneas.

Es preciso mencionar también el reconocimiento que varios de los entrevistados otorgan a aquellos colegas que han dado vida a obras producidas con espíritu innovador y otras cualidades evidentes, como Mestiza Power, de Conchi León, y Ma’tinaa’ati kech (No te entiendo), de Socorro Loeza y Juan de la Rosa, actitud que honra el buen sentido de la comunidad artística.

Con los ejemplos que congrega, este libro pone de relieve la universalidad de la pasión creadora y las particularidades del ser yucateco que confluyen sobre los escenarios.

Christian H. Rasmussen y Madeleine Lizama, [i]Tercera llamada, ¡comenzamos! Teatro yucateco 2009-2014[/i], Mérida, Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán-Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2015, 358 pp.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
[b][email protected][/b]


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